YUGOSLAVIA: Elección federal y municipal, prueba para Milosevic

Los ciudadanos de la nueva Yugoslavia – federación de las repúblicas de Serbia y Montenegro- irán a votar este domingo para elegir los 138 escaños de la Asamblea Federal y los gobiernos municipales, por primera vez en un entorno de paz.

La justa electoral será una prueba para el presidente Slobodan Milosevic, de 55 años, quien podrá verificar, a la luz de los votos que obtenga su Partido Socialista Serbio (SPS), si el final de los conflictos en la región balcánica ha perjudicado su imagen de ferviente discípulo del nacionalismo serbio.

Aunque su cargo de presidente de Serbia no estará directamente en juego pues sólo culminará su mandato en diciembre de 1997, el resultado de la elección podría tener consecuencias políticas.

Milosevic fue en una época el ídolo de los nacionalistas serbios armados en todo el territorio de la antigua Yugoslavia. Ahora reivindica el mérito de haber restaurado la paz. Sin embargo, ciertos representantes de aquel nacionalismo no se conforman con haber perdido la causa de crear una Gran Serbia.

Los votantes autorizados para la elección del domingo en toda la federación yugoslava son 7.597.504, distribuidos entre la República de Serbia (7.149.179) y la diminuta República de Montenegro (448.325).

El SPS ha centrado su campaña en el papel clave que Milosevic desempeñó en la negociación de los acuerdos de paz para Bosnia, que permitieron el levantamiento, el 1 de octubre, de las sanciones impuestas a Belgrado por Naciones Unidas en 1992.

Lo que el SPS ya no recuerda a la gente es la participación de Milosevic entre los instigadores de las guerras que asolaron a Croacia y Bosnia. La prensa oficialista insiste en citar "la prosperidad que Serbia tiene al alcance de la mano".

El SPS realizó una campaña electoral conjunta con Izquierda Unida (JUL), que conduce la esposa de Milosevic, Mirjana Markovic. Organizado en 1994, el JUL es una coalición de 23 pequeños partidos. Los diputados que pueda obtener esta coalición significarán un precioso apoyo para el partido de Milosevic.

Casi al final de su segundo mandato, Milosevic no podrá buscar una nueva reelección el año próximo. Pero la mayoría de los observadores coincide en que, en 1997, podría aspirar a la Presidencia de Yugoslavia, un cargo que hasta ahora ha sido poco más que honorífico.

Milosevic, sin embargo, podría intentar que se aumenten las facultades y competencias de la Presidencia yugoslava, a la medida de sus ambiciones.

Para ello sería necesario enmendar la Constitución, algo que el SPS sólo podría conseguir si dispusiera de una mayoría de dos tercios en el Parlamento. Ello nunca sería posible con los solos votos del partido gobernante, pero el JUL podría facilitarlo.

La alianza SPS-JUL es enfrentada por una coalición de cinco partidos opositores reunidos bajo el nombre de "Zajedno", que significa Juntos.

Esta es la primera vez que los dirigentes de la oposición logran unirse en un intento de terminar con el gobierno del SPS. A pesar de su poca presencia en los medios de comunicación, Zajedno aparece bien ubicada en las encuestas de opinión.

De todas formas, ninguna de las encuestas puede ser tenida en cuenta, en vista de la disparidad de las cifras que ofrecen.

El semanario independiente Vreme colocó a Zajedno a la cabeza con 40 por ciento de los votos, seguida de SPS-JUL con 20 por ciento, mientras que los sondeos encargados por el SPS, difundidos por los medios oficiales, exhiben cantidades opuestas.

Dejan Djordjevic, periodista político de Belgrado, recordó que la nueva Yugoslavia es el único país de la Europa ex socialista donde los comunistas no se apearon del poder después de 1989.

"Es hora de que la gente reflexione sobre eso, vote de manera diferente y borre la imagen de invencibles que tienen los socialistas", escribió Djordjevic.

Otros analistas anuncian que las elecciones estarán signadas por la abstención, dada la apatía que domina a los ciudadanos. El comentarista político Zoran Sekulic opinó que mucha gente ya no tiene esperanzas de que votando pueda cambiar algo.

De una población de 10,5 millones, 1,5 millones están sin empleo. El salario medio mensual es de apenas 150 dólares, y además Belgrado debe atender a más de 600.000 refugiados serbios de Croacia y Bosnia.

El país está sacudido por una ola de huelgas, e incluso este lunes la capital -que tiene dos millones de habitantes- quedó prácticamente paralizada por una huelga de transportistas.

El gobierno respondió a las distintas huelgas arrestando a una serie de personas y lanzando una campaña publicitaria contra los sindicatos independientes, a los que llamó "enemigos del pueblo y de la patria".

No habrá observadores extranjeros en las elecciones de este domingo. La Organización de Cooperación y Seguridad en Europa, que fue invitada a principios de octubre, respondió que el pedido "llegó muy tarde" para que fuera posible formar los equipos de control. (FIN/IPS/tra-en/vpz/fn/arl/ip/96

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