Las 88 aspirantes al premio de belleza "Miss Mundo" orlarán el escenario instalado en esta ciudad del sur de India no solo bajo la luz de los reflectores, sino bajo la sombra de los francotiradores que las custodian.
El gobierno del estado de Karnataka convirtió Bangalore en una guarnición militar frente a las amenazas de violentas protestas contra el espectáculo que patrocina el magnate indio Amitabh Bachchan.
Cientos de policías y militares custodian el estadio donde se celebrará el concurso frente a 20.000 invitados y televidentes de 115 países, el hotel donde se alojan las concursantes y las rutas por las cuales se trasladarán las jóvenes.
Todo esto se debe a que el partido derechista hindú Bharatiya Janata (BJP) y sus aliados se manifestaron contra el torneo de belleza.
Activistas de uno de esos movimientos, el recientemente fundado Mahila Jagran, amenazaron con inmolarse si el espectáculo no se detiene, y un joven ya murió tras prenderse fuego en protesta en una ciudad cercana a Bangalore la semana pasada.
Quince activistas del Foro para el Despertar de la Mujer amenazaron con ingerir pastillas de cianuro durante la celebración y dentro del recinto donde se realizará, para aguarle la fiesta a los organizadores.
La agencia de publicidad que promociona el certamen recibió ataques violentos, mientras un grupo de mujeres arrojó estiércol sobre los productos expuestos en el salón Godrej India, que copatrocina el concurso junto con el gobierno estatal.
Los políticos del BJP consideran el concurso una amenaza contra su cultura. Este argumento ganó la simpatía de muchos indios, pero no tanto los planteados desde una perspectiva de género.
A nadie le extrañó, pues numerosas culturas indias omiten entre sus principios la protección de los derechos femeninos.
De todos modos, los grupos derechistas hindúes se apropiaron del lenguaje esgrimido por feministas indias para quienes las protestas contra los certámenes de belleza no son algo nuevo, pues comenzaron a mediados de la década del 70.
Sin embargo, el rechazo feministas hacia la comercialización de la belleza no concitó suficiente atención de los medios de comunicación, que, incluso, lo trivializaron.
Las organizaciones femeninas han argumentado en forma persistente que estos concursos degradan a las mujeres, convierten el cuerpo de la mujer en una mercancía y promueven un criterio de belleza ficticio y perjudicial.
Las feministas manifestaron en las calles de Nueva Delhi, Baroda, Hyderabad y Madrás para expresar su preocupación en torno al espectáculo de Miss Mundo, que, según ellas, solo representa una nueva batalla en la guerra de ciertas empresas por diezmar los monederos de las indias de clase media.
Los concursos de belleza están en auge en los países en desarrollo, mientras en el mundo industrializado se desvanece el interés por ellos.
El certamen Miss Mundo fue celebrado durante 39 años en Gran Bretaña y luego se lo trasladó a Hong Kong y al balneario sudafricano Sun City durante el "apartheid", arribó ahora a India. El gigantesco negocio de los cosméticos en el mundo en desarrollo es demasiado tentador como para ignorarlo.
La Corporación Amitabh Bachchan (ABCL) llegó a explicar su patrocinio al concurso para promocionar la cultura india en todo el mundo. Pero no pudo ocultar, además, su interés en comercializar los derechos de televisación.
La industria india sufre actualmente una baja, pero la industria del entretenimiento está en auge. Por lo tanto, para ABCL es un buen negocio tender al monopolio de la producción cinematográfica, de actores y actrices dirigido al mercado internacional.
Amitabh Bachchan, quien durante muchos años fue un héroe cultural de India, ha convertido su figura en una marca comercial que se alió a la cadena de televisión del australiano Rupert Murdoch y los organizadores del concurso Miss Mundo. (FIN/IPS/tra- en/jn/an/mj/cr/96