IBEROAMERICA: Cuba ataca al neoliberalismo en defensa propia

La incapacidad del neoliberalismo para lograr un mínimo de equidad social en América Latina será uno de los principales argumentos de Cuba para defender su derecho a un modelo propio en la sexta Cumbre Iberoamericana, los días 10 y 11 en Santiago de Chile.

El presidente Fidel Castro, con 37 en el poder, debería sentirse como un "pez fuera del agua" en el encuentro que tendrá como tema central la "gobernabilidad democrática".

Sin embargo, Castro esgrimirá a su favor en Santiago la capacidad de su gobierno para hacer frente a la peor crisis económica de este siglo sin que se produjera la desestabilización social o la tan anunciada muerte del régimen socialista.

Entre 1989 y 1993 el producto interno bruto cubano cayó 34,3 por ciento, la calidad de vida de la población se deterioró considerablemente y el gobierno debió acudir a un paquete de reformas económicas catalogadas por las autoridades como "indeseables".

Entre las principales consecuencias de la crisis y de las reformas adoptadas aparece el fin del igualitarismo que Castro enarboló durante décadas y si bien puede hablarse de "nuevos ricos", no de pobreza absoluta o de injusticia social.

El conflicto esencial de buena parte de la población cubana consiste en que, por un lado, aspira al capitalismo como vía de satisfacción de consumo y de desarrollo de la iniciativa privada pero, al mismo tiempo, no quiere renunciar a las principales conquistas sociales de la Revolución de 1959.

"Si existe la voluntad de enfrentar el problema habrá que descalificar el dogma neoliberal y romper esquemas que han demostrado hasta la saciedad su naturaleza injusta y su ineficiencia social", dijo Darío Machado, director del Centro de Estudios Sociopolíticos del Comité Central del Partido Comunista.

Machado indicó que la esencia de las crisis sociales que vive hoy América Latina está en la incapacidad del neoliberalismo para asegurar siquiera "un mínimo de justicia y equidad" y contrarrestar el peligro cada vez más inminente de que los países de la región se vuelvan verdaderamente ingobernables.

Las autoridades cubanas consideran que "el esquema que justifica mediante elecciones periódicas cada vez menos concurridas, la legitimidad de un sistema, entra en crisis ante el continuado deterioro de la situación social, la inviabilidad institucional y el cáncer de la corrupción".

"Las contradicciones son muy elocuentes", comentó Machado, quien resaltó la riqueza natural y humana de una región que, sin embargo, "no puede asegurar alimentación, atención médica, educación, ropa y techo para cada ciudadano".

En contraste, el gobierno de Castro defiende la necesidad de preservar la igualdad y la justicia social alcanzadas en la isla en las últimas décadas a través de una "política socialista que, sin excluir el mercado, impida el predominio absoluto de sus leyes".

Cuba tomó el camino de las reformas económicas en 1993 como la única vía posible para salir de la crisis económica y adecuarse a la nueva situación mundial abierta tras la desaparición de la Unión Soviética y el bloque socialista europeo.

Apertura al capital extranjero, descentralización de las empresas estatales, mayor espacio a la propiedad cooperativa y privada, aparecen entre las principales transformaciones económicas adoptadas por el gobierno cubano.

En tanto, se descarta cualquier reforma del sistema político.

Por un lado, las leyes establecen el unipartidismo y la negación de cualquier opción opositora entre los principios fundamentales del sistema y, por el otro, el gobierno se ve obligado a ceder determinados espacios.

Según el investigador Hugo Azcuy Henríquez, el proyecto centralizador que durante años significó la incorporación de toda la población cubana a unas pocas instituciones funcionó en un modelo en que el producto económico y los servicios se distribuían también de forma centralizada.

En su artículo "El estado y la sociedad civil en Cuba", Ascuy asegura que con la aparición de nuevos espacios no regulados por el Estado se comenzó "a quebrar la integración societal cubana como fue formulada y existió durante más de tres décadas".

La sociedad civil cubana, que durante años se limitó a seis organizaciones de masas identificadas con el Estado, está formada hoy por más de 2.100 organizaciones no gubernamentales.

"La necesidad de una expresión más plural de la sociedad cubana se ha acentuado en los últimos años de crisis", señaló Azcuy, pero sus antecedentes se remontan a la década del 80, cuando el gobierno cuestionó "la copia" realizada hasta entonces del "modelo institucional e ideológico soviético".

Sin embargo, las autoridades se debaten entre el espacio que se ven obligadas a abrir y el temor a que la autonomía de determinados sectores de la sociedad los convierta de hecho en una fuerza opositora.

Con los primeros signos de consolidación de la recuperación económica, en 1995, el Partido Comunista retomó las riendas de la batalla ideológica para mantener las posiciones del socialismo contra cualquier tendencia alternativa al pensamiento oficial dentro de las estructuras estatales. (FIN/IPS/da/ag/ip/96

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