El narcotráfico, el crimen organizado y la corrupción política se han introducido de tal modo en la realidad de El Salvador que prevalece la "ideología del miedo", advirtió un jurista.
José Rodríguez Ruiz, director del Instituto de Estudios Jurídicos de El Salvador, señaló a IPS que se ha creado un círculo vicioso y muchos ciudadanos no se atreven a denunciar ilícitos por temor a ser acusados a su vez, o para no poner en riesgo su vida.
"¿Qué podemos esperar de un gobierno cuyo presidente tiene de asesores a personas que tuvieron que abandonar cargos de ministros" por haber sido acusados de "actos delictivos?", se preguntó Rodríguez Ruiz.
Los empresarios Ricardo Montenegro y Carlos Mejía Alférez, ex ministros de Hacienda y Agricultura, respectivamente, fueron destituidos hace más de un año, al ser procesados por evasión de impuestos y tráfico de influencias. Actualmente son asesores personales del presidente Armando Calderón Sol.
El sociólogo Rafael Guidos Béjar advirtió que en El salvador se comete un homicidio cada hora y en la capital se cometen diariamente más de 500 delitos graves, entre asesinatos, robos a mano armada, violaciones sexuales y secuestros.
"La Policía Nacional Civil apenas tiene tres años y uno de nuestros grandes retos es profesionalizarnos más en el campo de la investigación, y en la medida que tengamos esa capacidad, podremos acabar con la delincuencia", puntualizó un portavoz de esa institución.
Al finalizar la guerra civil, en enero de 1992, fueron desmontados los cuerpos de seguridad militarizados y se creó la PNC con asesoramiento de la Organización de Naciones Unidas y de instructores estadounidenses, británicos, españoles y chilenos.
La PNC tiene en la actualidad un poco más de 7.000 miembros, cuando necesita 12.000 efectivos, según las autoridades.
El académico David Escobar Galindo opinó que el auge de la delincuencia persistirá mientras no sean atacadas las causas que lo generan. Es decir, el desempleo y las deficiencias de los servicios de educación y salud, y en general, la extendida pobreza.
El Salvador, Nicaragua y Haití son los países latinoamericanos de menor desarrollo humano, de acuerdo con el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo.
Informes oficiales indican que la pobreza engloba a 60 por ciento de los 5,7 millones de habitantes de El Salvador, pero el sector privado eleva la proporción a 80 por ciento.
Analistas independientes como Roberto Rubio, de la Fundación Nacional para el Desarrollo (Funde), señalan el lavado de dinero del narcotráfico como otro grave problema del país.
Los fondos del tráfico de drogas podrían llegar ocultos entre las remesas familiares de salvadoreños radicados en Estados Unidos. Esas transferencias son la mayor fuente de divisas del país, y triplican los ingresos por exportación de café, el producto principal de El Salvador, dijo Rubio.
Las remesas anuales suman 1.000 millones de dólares, mientras las exportaciones de café no superan los 300 millones.
Investigaciones nacionales e internacionales sobre el narcotráfico y el lavado de dinero sitúan a El Salvador como un puente hacia Estados Unidos.
Rodríguez Ruiz denunció además que en esta nación conviven varios ejércitos, junto a las fuerzas regulares: las bandas del narcotráfico y de otras formas de crimen organizado, los ex guerrilleros descontentos con los acuerdos de paz, y los escuadrones de la muerte.
Así mismo, habría que sumar 119 empresas privadas de seguridad registradas oficialmente.
Algunas de esas bandas están creando terror. Familias campesinas enteras han sido masacradas sin que las autoridades pudieran atrapar a los culpables.
La diputada y ex guerrillera Nidia Díaz aseguró que el crimen organizado mantiente nexos sólidos con los escuadrones de la muerte de extrema derecha y de extrema izquierda.
El estado de inseguridad obligó al gobierno a destinar tropas a la custodia de la cosecha de café, pero los agricultores se quejan cada día más de la delincuencia en el agro.
La Cámara de Comercio Americana reconoció los esfuerzos del gobierno contra el delito, pero advirtió que las inversiones estadounidense dependen de las garantías que se proporcionen al capital extranjero.
"Estamos en una situación terrible. La violencia es como la que sufrimos en las décadas del 70 y 80, sólo que ahora los enemigos no están definidos", dijo Rodríguez Ruiz.
A su juicio, la inestabilidad sólo podría ser superada mediante un amplio consenso de las fuerzas políticas y sociales, como el que se promueve en México y Nicaragua para conjurar el riesgo de desórdenes. (FIN/IPS/jd/ff/ip/96