EE.UU: La campaña del Partido Verde, muy barata para ser cierta

El candidato a la presidencia de Estados Unidos por el Partido Verde, Ralph Nader, empedernido crítico de la avaricia de los empresarios, obtuvo en las elecciones de este martes 580.627 votos, menos de uno por ciento del total.

De todos modos, cada voto le costó aproximadamente 0,0086 dólares, o sea menos de un centavo.

Proclamado por buena parte de la izquierda estadounidense como el paradigma de sus esperanzas, Nader se ubicó en cuarto lugar detrás del reelecto demócrata Bill Clinton, el republicano Bob Dole y el candidato del Partido Reformista, Ross Perot.

En quinto lugar, unos 110.000 votos por debajo, figuró el derechista Partido Libertario.

"En los anales del progresismo estadounidense, no es un gran resultado", sostuvo el profesor Bob Fitch, de la Universidad de Nueva York.

A inicios de este siglo, recordó, los candidatos socialistas Eugene Debs y Norman Thomas conquistaron más votantes dentro de un electorado mucho más reducido.

El resultado no fue una sorpresa para la diminuta izquierda de Estados Unidos. El final de su "gira de campaña" el sábado 2, en un templo de la Iglesia Unitaria en Washington que no logró llenar ni por la mitad, fue un presagio de lo que ocurriría.

A pesar de todo, Nader fue lo más persuasivo que pudo en su discurso habitual contra la avaricia de las grandes empresas.

El argumento contra sus competidores fue que las diferencias entre Clinton y Dole en la campaña no fueron mayores a las que habían manifestado pocos antes en el debate sobre los seguros médicos (Medicare): apenas uno por ciento.

"No hay forma de diferenciar a los dos partidos. Son parecidos", espetó Nader, abogado defensor de los derechos de los consumidores que en la década del 70 fue vocero de los principios de publicidad veraz, automóviles seguros y mejores pruebas de calidad de los productos lanzados al mercado.

En un año en que republicanos y demócratas discutieron hasta qué punto debía mantenerse el sistema de bienestar social, Nader emprendió contra el bienestar empresarial.

En ese sentido, afirmó que mucho más dinero recaudado por el Estado tuvo por destino el subsidio a los contratistas de defensa y a las grandes empresas que al mantenimiento de las familias pobres.

Pero ese mensaje no ganó muchos votos, y algunos activistas se quejaron de que la campaña del Partido Verde fue demasiado débil como para dejar huella.

"Nader irritó a muchos votantes que sintieron que no estaba desarrollando una campaña seria. Ellos se preguntaron: si él no sale a pelear los votos, ¿por qué votarlo?", explicó Chester Hartman, director del Consejo de Acción e Investigación sobre Pobreza y Raza con sede en Washington.

"El movimiento progresista no tenía, en realidad, un caballo en esta carrera. La campaña de Nader no pareció un esfuerzo serio dirigido a que la gente votara por él", coincidió Jim Naureckas, analista de medios del grupo Justicia y Exactitud en las Noticias (FAIR).

La moderada campaña de Nader nunca atrajo el entusiasmo y el grado de compromiso que, en cambio, logró la Coalición del Arco Iris que respaldó al demócrata Jesse Jackson en las primarias del Partido Demócrata en 1984 y 1988, observó Fitch.

La característica más desconcertante del comportamiento del Partido Verde fue que, en lugar de reclamar el voto, Nader intentó capturar la atención pública del electorado con su compromiso de mantener los costos de la campaña por debajo de 5.000 dólares.

Este es el monto por encima del cual un candidato debe rendir cuentas a la Comisión Federal Electoral, algo a lo que Nader siempre se rehusó.

Una de las consecuencias del abaratamiento de su movilización fue la negativa de Nader a coordinar una campaña con los ambientalistas, cuyo dinero nunca buscó.

Nader pudo registrar su candidatura en menos de la mitad de los 50 estados del país. De ese modo, le era matemáticamente imposible obtener los 270 votos en el Colegio Electoral requeridos para acceder a la Casa Blanca.

Para algunos simpatizantes, la perspectiva de respaldar a Nader se evaporaba ante el deseo notorio del candidato de gastar tan poco dinero en la campaña como fuera posible.

La "no campaña" del Partido Verde influyó en la nula atención que le depararon los medios de comunicación. En contraste, la votación de Perot, quien desplegó todas sus posibilidades, superó 12 veces la de Nader.

Naureckas observó que el diario The New York Times o otros medios de Nueva York ignoraron la campaña de Nader a pesar de que en Manhattan la militancia del Partido Verde superaba a la de Perot.

Pero "es difícil ser demasiado crítico de los medios por no cubrir la actividad de un candidato que no tiene posibilidades matemáticas de ser electo".

Aun así, muchos izquierdistas se resisten a acusar a Nader por el estado penoso del progresismo estadounidense.

"El problema con los progresistas es que constituyen una coalición extremadamente frívola de gente de clase media alta" vinculada a instituciones académicas, argumentó Fitch.

Como resultado, agregó, la izquierda es dependiente de varias entidades centristas (como el Partido Demócrata y los sindicatos) que no suponen grandes desafíos al poder de las empresas.

Varios intentos de fundar nuevas formaciones políticas izquierdistas, entre ellas una denominada Partido Laborista, no modificarán esa dependencia, alertó Fitch.

"Podría haber un especio para Nader como reformista de clase media si hubiera una izquierda real en Estados Unidos", sostuvo el experto. De todos modos, añadió, la campaña de este año no constituyó un movimiento político real, aunque pueda ser un precedente de un nuevo comienzo para uno aún no fundado. (FIN/IPS/tra-en/fah/yjc/mj/ip/96

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