/DROGAS Y NARCOTRAFICO/ ESTADOS UNIDOS: El narcotráfico, ¿un negocio como cualquier otro?

Bruce estudió en la universidad. Soporta una jornada laboral agotadora, integra una rígida cadena de jefes y gerentes y obtiene un salario elevado. El es un vendedor callejero de drogas ilegales en Estados Unidos.

Este joven de Boston es parte de una organización con una jerarquía precisa (con gerentes ejecutivos, presidentes, trabajadores y novatos) y con tanta fortaleza financiera como muchas de las compañías que figuran en la lista de las 500 principales de la revista Fortune.

"El salario es excelente y las posibilidades de ascenso son tremendas. Cuando me gradué en la universidad, busqué trabajo por todas partes y el salario máximo que me ofrecieron fue de 12.000 dólares al año. Entonces, me reclutaron en el negocio", dijo Bruce, quien reclamó reserva sobre su identidad.

Se trata de vender un producto popular entre los consumidores de su país. Alrededor de 4,5 millones de personas usan cocaína o "crack" al menos una vez al año, la misma frecuencia con que 18,6 millones de personas fuman marihuana, según la Oficina de Estadísticas de Justicia de Estados Unidos.

La oficina estimó que 77 millones de estadounidenses, 37 por ciento de la población, usó alguna droga ilegal por lo menos una vez en sus vidas.

Bruce comenzó a trabajar en Boston como "llamador", el cargo que generalmente otorgan a los novatos en el narcotráfico. Su función consiste en avisar a los vendedores que hay policías cerca. "Después, ascendí a vendedor", recordó.

Entre otras posiciones en la jerarquía del narcotráfico estadounidense figuran "director callejero" y "regional", así como encargado de "divisiones de reclutamiento", de salarios, de compras y, por supuesto, de ventas.

Por lo general, los novatos son adolescentes que no pueden encontrar trabajo en el sector formal. La posibilidad de obtener un ingreso atrapa a muchos "llamadores".

"Comencé a vender en el colegio secundario. Desde allí, mi negocio se amplió a varias escuelas, universidades, gimnasios y salas de concierto", dijo Jim, vendedor y "director" en Westboro, un pequeño poblado de Massachusetts.

"Lo que hice fue obtener algo que la gente quiere y dárselo, obviamente, a cambio de dinero", agregó Jim, quien también pidió que su identidad se mantenga oculta.

Ahora es el encargado del comercio de drogas en todo Westboro. Pero eso no lo puso en la cumbre de la cadena de mandos. "Ni siquiera estoy cerca porque, a partir del nivel en el que estoy, hay jerarquías a las que ni siquiera conozco", explicó.

El vendedor Bruce da cuenta de sus actividades y entrega el dinero que obtiene al "director callejero", quien también está a cargo de la seguridad.

A su vez, el "director callejero" entrega parte de la ganancia a Bruce y envía el resto, sin quedarse con un centavo, al "director regional", quien está a cargo de todo el negocio en todas las calles de dos o tres barrios de la ciudad de Boston.

El "gerente ejecutivo", a través de un equipo especial que trabaja a sueldo, desembolsa el dinero destinado a los empleados cada pocos días. Estas transferencias continuas mantienen el flujo de dinero y reduce el monto que la policía puede requisar.

El mundo de la droga es un intrincado sistema de productores, vendedores internacionales, compradores locales y traficantes callejeros. El flujo de dinero es masivo, toda precaución es poca para asegurar que no caiga demasiado en manos de una sola persona u organización.

La razón, según los vendedores, es que las leyes de Estados Unidos castigan a los narcotraficantes, pero solo si son capturados con dinero y drogas en su poder al mismo tiempo.

El mantenimiento del flujo de drogas a través de un canal y del flujo de dinero por otro proteje a toda la organización de la severidad de las leyes, explicaron.

Los dólares que acaban en la punta de la pirámide se depositan en cuentas de bancos extranjeros a nombre de terceros, difíciles de rastrear. Ese dinero permanece allí a menos que se lo retire para efectuar inversiones legales en Estados Unidos u otros países.

"Cualquier empresa usa los beneficios de sus ventas para reparar o construir edificios y venderlos luego, o para disfrutar el dinero obtenido. La única diferencia es que lo que nosotros vendemos es ilegal", argumentó Jim.

Los proveedores de la materia prima suministran el producto a quienes, por ejemplo, convierten las hojas de la planta de coca en un polvo alcalino blanco de efecto euforizante.

Después del procesamiento, la droga es remitida a su país de destino, donde la compra un intermediario que, a su vez, la vende a distintas compañías que colocan el producto en la calle y lo trafican.

Al contrario de lo que ocurre en la punta de la pirámide, los vendedores, que constituyen el rostro visible del comercio de drogas, tienen pocos deseos de asumir esta actividad como un trabajo de tiempo completo.

"Este es un buen negocio, pero no quiero seguir en él por el resto de mi vida. Estoy en esto para obtener dinero rápidamente y abrir un negocio legal", aseguró Bruce.

El dinero es mucho, y ese es el único aspecto bueno del negocio, según el joven, quien teme acabar preso o muerto.

"No es fácil. Siempre tengo que cuidarme las espaldas para evitar que la competencia me gane de mano o que la policía me arreste. Hasta ahora, tuve suerte en los dos aspectos, pero no sé cuánto tiempo más podré llamarme afortunado", explicó.

Jim está de acuerdo en que el narcotráfico tiene muchas consecuencias negativas, pero no puede renunciar porque se "metió" demasiado.

"Esto es un buen negocio, pero solo en lo que tiene que ver con el dinero. No es un camino para llevar una vida normal y plena", concluyó. (FIN/IPS/tra-en/mm/fah/yjc/mj/ip/96

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe