Los presos condenados a cadena perpetua en Hong Kong temen tener que pagar con la vida después del traspaso de esta colonia británica a China el 30 de junio de 1997.
"Algunos convictos están aterrorizados", comentó Pauline Deary, directora de la Asociación Amigos de los Presos. "Es difícil darles seguridades", añadió.
Amnistía Internacional en Hong Kong informó que recibió gran cantidad de cartas de reclusos que temen por su futuro.
Aquellos que no están sentenciados a perpetuidad pero el término de sus condenas sobrepasa la fecha de transición, temen que un cambio legal despues de 1997 signifique un mayor deterioro en sus condiciones carcelarias.
Los prisioneros tambien están preocupados que el mundo exterior los olvide, debido a que el futuro de las organizaciones humanitarias en Hong Kong tambien es incierto.
"Los presos sienten que despues de 1997 quedarán bajo el control de un régimen que podría no respetar sus derechos", señaló Law Yuk-kai, director de Human Rights Monitor de Hong Kong.
"Cuando los reclusos miran al norte de la frontera y se enteran cómo son tratados los convictos en China, tienen que estar preocupados", explicó Michael DeGolyer, del Proyecto de Transición de Hong Kong en la Universidad Batista de la Colonia.
Las condiciones en Hong Kong son mucho mejores que las vigentes en otros países en desarrollo desde donde provienen los presos, a pesar de la crónica superpoblación carcelaria.
Como otros grupos que trabajan en el territorio, Human Rights Monitor expresó que nadie puede predecir qué sucederá en las prisiones despues de 1997. "El gobierno (de Hong Kong) no puede decirlo porque tambien lo ignora", apuntó Law.
El bienestar de los presos está garantizado por la Ley de Derechos de Hong Kong, que fue pasada a la legislatura por el gobernador Chris Patten, a pesar de la oposición de China. Desde entonces, Beijing amenazó con dejar sin efecto la medida.
"Nadie sabe qué pasará despues de 1997", opinó tambien Robin Kilpatrik, de Amnistía Internacional. "China todavía amenaza con abolir diversas leyes y hay gente que podría promover la reinstalación de la pena de muerte".
Los más aterrorizados son aquellos condenados a perpetuidad.
En Hong Kong, la pena de muerte es automáticamente conmutada por cadena perpetua, la cual fue finalmente abolida de los estatutos en 1992 porque el gobierno de Hong Kong temió que fuera usada con fines políticos despues de 1997. Nadie ha sido ahorcado en la colonia desde hace más de 30 años.
No obstante, numerosos sondeos indicaron que la población de Hong Kong apoyaría la pena de muerte, de modo que su reinstalación despues del pasaje de poder a China no provocaría protestas.
"Esa es un área en la cual el gobierno entrante (en 1997) puede actuar con la aprobación de la gente de Hong Kong y Beijing, de modo que los presos tienen razón de estar aterrorizados", dijo DeGolyer.
Despues de 1997, "China puede examinar los antecedentes de un prisionero y determinar que ya recibió la pena de muerte, de modo que no vale la pena alimentarlo, vestirlo y custodiarlo durante los próximos 20 años", observó Deary.
En China, más de 60 delitos son punibles con la muerte, incluyendo subversión y crímenes económicos. Miles de convictos son ejecutados anualmente.
En la actualidad, 200 presos están cumpliendo sentencias de por vida en Hong Kong, 34 de ellos extranjeros. Hay 900 reclusos foráneos, la mayoría de otras naciones asiáticas y muchos debido a delitos relacionados con narcotráfico.
Bajo la miniconstitución post-1997, la llamada Ley Básica, los presos no pueden modificar sus sentencias o ser objeto de revisión despues de la fecha de traspaso. No obstante, temen que deberán permanecerr entre rejas por largo tiempo.
Hong Kong carece de libertad condicional para aquellos presos que ya cumplieron dos tercios de sus condenas. En China, los reclusos son raramente liberados antes del plazo fijado en sus respectivas sentencias.
Muchos presos extranjeros han pedido ser transferidos a cárceles de sus países de orígen, pero ese es un proceso muy lento si no hay acuerdos bilaterales con Hong Kong. En el pasado, convictos de países como Vietnam, Pakistan y Nigeria preferían cumplir sus sentencias en la colonia.
Alrededor de 40 reclusos nigerianos, la mayoría acusada de narcotráfico, dijeron estar en una situación sin salida debido a las inciertas condiciones en su propio país. Incluso solicitar ser transferidos resulta inútil. "Su gobierno (de Lagos) ya tiene bastante de qué precuparse", comentó Deary.
Agregó que "lo mejor que pueden esperar es que las cosas se deterioren gradualmente despues de 1997 porque nadie cree que seguirán siendo las mismas", acotó. (FIN/IPS/tra- en/js/cpg/ego/hd/96