La dirigente indígena guatemalteca Rigoberta Menchú, premio Nobel de la Paz 1992, denunció hoy los muros que se han levantado a lo largo de siglos de relaciones desiguales entre el Norte industrializado y el Sur en desarrollo.
Menchú, embajadora de Buena Voluntad de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), intervino en un Foro de Organizaciones No Gubernamentales (ONG) sobre la seguridad alimentaria.
El Foro se inauguró este lunes, dos días antes del inicio de la Cumbre Mundial de la Alimentación, y ambas citas concluirán este domingo. Unos 1.500 representantes de más de mil ONG, 60 por ciento de las cuales de los países del Sur, participan en esta Cumbre paralela.
Menchú calificó de inconcebible que a las puertas del siglo XXI, la cuarta parte de los habitantes del planeta sufran de hambre y desnutrición crónica como consecuencia de la pobreza y aseguró que hay países "en que la pobreza y extrema pobreza afectan a 80 por ciento de la población".
A propósito de la Cumbre Mundial de la Alimentación, la dirigente indígena sostuvo que los millones de pobres en todo el mundo "no pueden seguir cifrando sus esperanzas de ver satisfechas sus necesidades más elementales en declaraciones de intención".
"Es necesario que los discursos den paso a acciones concretas que tiendan no sólo a paliar el problema de la inseguridad alimentaria, sino a atacar y resolver las profundas causas que generan y profundizan este flagelo", afirmó.
"No puede hablarse y soñarse con construir un mundo de paz, de justicia, de igualdad y libertad, un mundo de democracia, mientras la miseria y la pobreza sigan empeñando el futuro de la humanidad", añadió.
Menchú destacó el papel que debe jugar el Estado y la imposibilidad de dejar todo en manos del libre mercado, "cuando se sabe que hay millones de hombres y mujeres en todo el mundo que no tienen la mas mínima posibilidad de acceder a él sencillamente porque carecen de los recursos económicos".
La dirigente indígena reclamó que la Cumbre "no se pierda en tecnicismos ni sucumba ante los intereses de las grandes potencias económicas".
Menchú sostuvo que el desarrollo del Sur se ve cada vez más postergado debido a las desfavorables relaciones económicas internacionales: "los intercambios comerciales entre el Sur y el Norte dejan como saldo un enorme déficit para los primeros".
Además, los países en desarrollo "hacen grandes transferencias de recursos por pagos de intereses y amortización de capital de la deuda externa, a lo que se añade la dependencia tecnológica de los países del Sur respecto de los del Norte".
Para lograr el desarrollo integral de los pueblos hasta ahora marginados, entre ellos los indígenas, "es vital promover y trabajar en pro del desarrollo sostenible, como pilar fundamental de la seguridad alimentaria", dijo Menchú.
Pero propuso un desarrollo sostenible "mucho más amplio, mucho más profundo" que el que se pregona desde los círculos de poder económico y político en el mundo.
"Sus principios y objetivos deben basarse en una idea compleja e integral en la que se combinen y complementen factores éticos, morales, políticos, sociales, económicos, culturales, ecológicos y jurídicos", afirmó.
Planteó la necesidad de buscar una más justa y equitativa distribución de la riqueza, "para lo cual es imprescindible que todos, hombres y mujeres, tengan las mismas posibilidades de acceder y aprovechar los recursos naturales". (FIN/IPS/jp/ag/dv/96