El escepticismo se respira en un Foro paralelo a la Cumbre Mundial de Alimentación que celebran en la capital de Italia, lejos de los fotógrafos y las cámaras de televisión, las organizaciones no gubernamentales (ONG).
Más pobre, mucho menos solemne, con niños que corren por los pasillos y prácticamente sin vigilancia, en el Foro de las ONG se duda que cambie realmente la situación de los pueblos del Sur en desarrollo después de la Cumbre organizada por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Unos 3.000 delegados de 1.500 ONG, 500 de ellas del Sur, se reunirán durante toda la semana en Roma, en una estación del tren subterráneo transformada en la sede de este Foro, no muy lejos de la sede de la FAO.
El venezolano Santiago Obispo, representante de la Red de Cooperación Amazónica (Redcam), una ONG ambientalista e indígena de la Amazonia, reaccionó con incredulidad la casi absoluta ausencia de mandatarios latinoamericanos en la Cumbre.
Redcam tiene su área de acción en la zona norte de la cuenca amazónica, en Colombia, Venezuela, Brasil, Guyana, Suriname y Guayana Francesa, y lucha para que los indígenas tengan acceso a la tierra.
En la Amazonia, que abarca también regiones de Perú y Bolivia, y tiene entre 10 a 12 millones de habitantes, que viven en ocho millones de kilómetros cuadrados, de cada diez niños que nacen cuatro no llegan a los diez años, dijo Obispo.
La guatemalteca Consuelo Cabrera, dirigente de Vía Campesina, un movimiento que trabaja en América, Africa, Asia y Europa, calificó de "muy pobres" los documentos aprobados por la Cumbre.
En los documentos se afirma que ha disminuido el hambre, cuando en América del Sur y Central, por ejemplo, ha aumentado, en 80 por ciento, dijo Cabrera y aseguró que desde la anterior Cumbre, en 1974, ha avanzado la pobreza y la extrema pobreza.
"Cuando los campesinos exigen sus propios derechos, las respuestas que dan los gobiernos son el desalojo, los despidos y matarlos", afirmó.
En Guatemala, "sólo el dos por ciento de la población posee las buenas tierras aptas para la agricultura, mientras que el 98 por ciento no tenemos tierras o no son aptas para la agricultura", manifestó Cabrera.
La dirigente se preguntó cómo se puede hablar de que la alimentación es un derecho humano fundamental cuando en Guatemala el salario diario de los campesinos es de 60 centavos de dólar, y aseguró que "existe sólo la inseguridad alimentaria".
Félix Pérez Martínez, de la Asociación Nacional de Pequeños Agricultores de Cuba (ANAP), "estrechamente vinculada al proceso revolucionario" de su país que representa a 215.000 propietarios privados.
"Yo respeto lo que acuerden (en la Cumbre), pero estoy convencido que el triunfo lo debemos buscar nosotros mismos", afirmó Pérez Martínez, en alusión a los campesinos de los países en desarrollo.
El costarricense Freddy Murillo, de la Mesa Nacional Campesina, que representa a unos 50.000 pequeños agricultores de su país, es el menos pesimista de la "Cumbre paralela" y valoró en forma positiva los siete compromisos asumidos este miércoles, contenidos en la Declaración de Roma y el Plan de Acción.
Sin embargo, también expresó sus dudas sobre "cómo van a obtener esa seguridad alimentaria, que para los pequeños agricultores latinoamericanos significa la posibilidad de vender sus productos". (FIN/IPS/jp/ag/dv/96