COMUNICACIONES: Nada de sexo en el primer cibercafé del Golfo

Arabes, extranjeros, adultos y estudiantes se internan en la más libre de las carreteras de la información del mundo en el primer "cibercafé" del Golfo en la cosmopolita ciudad de Dubai, Emiratos Arabes Unidos.

Con apenas una presión sobre el "ratón", la pantalla de la computadora se convierte en un nuevo paisaje a explorar, ya sea una galaxia lejana o un antiguo sitio arquelógico. Con unas pocas presiones más, cualquiera puede enterarse de los avances en las conversaciones de paz en Medio Oriente.

Pero "sexo virtual", no. El sistema se bloquea.

Se trata del Dubai Internet Cafe, y comenzó a funcionar hace muy poco en Al Difaya, un exclusivo centro comercial de esta ciudad.

El decorado es absolutamente árabe, con bronces brillantes y otros detalles inconfundibles. Pero el corazón, que no se oculta, es moderno, y está en las pantallas de color, cada una equipada con un teclado y un "ratón".

Abierto entre las nueve de la mañana y la medianoche, el menú ofrece comida y bebidas sin alcohol, así como acceso directo a Internet por un equivalente de 3,25 dólares por hora.

Un bullicioso grupo de jóvenes árabes ataviados de "kenduras" (túnicas) inmaculadamente blancas ordenan una segunda vuelta de refrescos mientras esperan su turno en alguna de las 25 computadoras del local.

También hay mujeres. Muchas son occidentales, pero algunas están vestidas de "abayyas", el velo y el manto usual entre las musulmanas del Golfo.

La mayoría de los clientes están debutando en el ciberespacio o lo hicieron en el mismo Dubai Internet Cafe. Dos mujeres árabes con velo que conversan en una mesa parecen bastante acostumbradas.

"Todo tipo de gente viene aquí. Algunos son curiosos. Otros descubrieron el adictivo poder de la tecnología", dijo Ahmed Bader, uno de los cuatro propietarios del cibercafé.

Los clientes habituales tienen ciertos privilegios, como horas extra y descuentos en cursos de entrenamiento y en la recepción de correo electrónico.

El cibercafé también suministra equipos de impresión, así como papel y transparencias a color o en blanco y negro.

Internet ofrece algo para todos. Existen cientos de miles de lugares para visitar en el ciberespacio, cada uno con sus propios seguidores, intereses y puntos de vista. La red ofrece comunicaciones persona a persona, transacciones comerciales o mera información.

De todo, menos sexo. Lo único que no se permite en el Dubai Internet Cafe es el denominado "sexo virtual".

Aunque en el ciberespacio existen toneladas de archivos que permiten intercambios de texto que simulan una relación sexual, no se los leerá en este local.

El café instaló programas llamados o "Net-Nanny" o "Cibersitter" (algo así como "niñera de la red") en todas las computadoras. Los materiales cuestionables son bloqueados de inmediato.

"Los programas impiden que la gente acceda a material no deseable. También le pedimos a la gente que evite incursionar en áreas que no son compatibles con nuestra sociedad", dijo Preshand Haveri, el gerente de sistemas del café.

El técnico aseguró que el Dubai Internet Cafe adhiere con entusiasmo a las leyes de Emiratos Arabes Unidos que prohiben el sexo "on line".

Otra regla de la casa es que no se admite la entrada a menores de 17 años, aunque los estudiantes sí pueden hacerlo si sus padres los acompañan.

Los maestros de Dubai abandonaron el modelo de pizarrón y tiza adoptaron la informática. Una educadora en Abu Dhabi dijo que el éxito se identifica cada vez más con la capacidad de manejo de computadoras, a pesar de que el objetivo de toda escuela es preparar a los alumnos para el mundo en el que vivirán.

Emiratos Arabes Unidos se conectó al World Wide Web (red mundial de Internet) en 1995, dos años despúes que Kuwait. Se prevé que Arabia Saudita se unirá pronto al club.

Como en muchos otros países, existe apenas un proveedor del servicio, la lucrativa compañía estatal Etisalat. El Ministerio de Comunicaciones cobra a los usuarios individuales unos 220 dólares mensuales.

Los gobiernos conservadores del Golfo están ansiosos por figurar en el mapa de Internet. Admiten que será imposible regular el uso de la red, que es, al mismo tiempo, un gigantesco depósito de información y un foro libérrimo, donde tienen lugar tanto las organizaciones humanitarias como la pornografía y la intolerancia racial. (FIN/IPS/tra-en/am/an/mj/cr/96

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