AUSTRALIA: Choque científico-ecológico por la Gran Barrera de Coral

La mundialmente famosa Gran Barrera de Coral, situada frente a la costa nororiental de Australia, es el centro de un choque entre conservacionistas y científicos sobre un plan para permitir la pesca comercial en esa área protegida.

El gobierno federal ya dió luz verde a una propuesta del Centro de Investigaciones de la Barrera, de la Universidad de James Cook en Townsville, para estudiar el impacto de la pesca comercial y recreativa en 24 arrecifes entre el Parque Marino de la Gran Barrera y la costa de Queensland.

Sin embargo, los conservacionistas todavía confían en bloquear del experimento mediante el apoyo del Senado, donde dos legisladores verdes, junto con los Demócratas Australianos y el opositor Partido Laborista mantienen el equilibrio de poder.

La administración conservadora Liberal-Nacional aprobó el proyecto el mes pasado, tomando partido por la comunidad científica, la cual insiste que los datos emanados del experimento ayudarán a largo plazo a la preservación de la Barrera.

No obstante, los conservacionistas no están convencidos y han asociado la propuesta a las denominadas "pruebas" llevadas a cabo por los japoneses con las ballenas, que calificaron un pretexto para obviar la prohibición internacional de pescar esos grandes cetáceos.

Según el experimento propuesto, la Autoridad Marítima de la Gran Barrera (GBRMA) abrirá con fines de pesca comercial y recreativa por un año ocho prístinos arrecifes conocidos colectivamente como la "Barrera Verde".

Esas áreas estaban protegidas hasta ahora bajo la Ley de Parques Marinos, aprobada en 1975 por el Parlamento Federal. La medida prohibió la pesca en esa área considerada por los científicos como vital para la reproducción ictícola.

Seis años despues, la Gran Barrera de Arrecifes de Coral fue incluída en la lista de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) como Patrimonio de la Humanidad.

Por lo tanto, los conservacionistas están preocupados que la Autoridad Marítima de la Gran Barrera autorice el experimento.

"Eso es lo que llamo pura ciencia para beneficio científico", declaró el senadora demócrata australiana, Meg Lees, afirmando que permitirá un aumento de la pesca con la perdida de raros, prístinos arrecifes. En su opinión, se trata de un proyecto promovido por algunos científicos junto con la industria pesquera.

A su vez, el gobierno acusó a los opositores del proyecto de tratar de desbaratar un experimento científico sobre pesca, destinado a encontrar mejores caminos para administrar los arrecifes.

La Gran Barrera de Coral es el mayor sistema de arrecifes en el mundo, que se extiende 2.300 kilómetros a lo largo de la costa septentrional de Queensland. Comprende alrededor de 2.900 arrecifes y, con sus 344.000 kilómetros cuadrados, es el área marina protegida más grande que existe en el planeta.

Ian McPhail, titular de la GBRNA, insistió que la preservación de la Gran Barrera es prioritaria y, si el experimento sugiere que "algo anda mal", se interrumpirá inmediatamente.

Los científicos calcularon que la Gran Barrera podría aportar a Australia 1.116 millones de dólares anuales en pesca y turismo.

En la actualidad, el turismo en los arrecifes es más valioso para la economía australiana que las exportaciones de azúcar, que ha sido tradicional en la septentrional Queensland por más de un siglo.

La cantidad de turistas que visitan el área se duplicó en los últimos 10 años de 1,1 millones en 1984 a más de 2,4 millones el año pasado. Esa cifra, según los pronósticos, se cuadruplicará en la próxima década.

En el período pasado, como la cantidad potencial de turistas se incrementó, hubo muchas confrontaciones entre conservacionistas y desarrollistas sobre proyectos turísticos en medio de temores que un exceso de visitantes pueda desbaratar la atracción del lugar.

El GBRNA calculó que entre 3.500 y 4.000 toneladas de peces son capturadas anualmente por pescadores deportivos mediante 27.000 embarcaciones que recorren el área. Esto es motivo de aprensión para John Robertson, el director de estudios sobre pesca en el parque, quien apuntó que las capturas de peces ya habían declinado.

"En la actualidad, estamos percibiendo la existencia de un exceso de pesca", apuntó.

Otro temor potencial para los conservacionistas es que la demanda de peces vivos de la Gran Barrera desde Asia ha aumentado significativamente en los últimos años.

La industria exportadora de peces vivos fue calculada en 25 millones de dólares anuales, según la Organización de Pescadores Comerciales de Queensland. Cada semana, en el aeroperto internacioal de Cairn son cargadas en aviones tres toneladas de peces vivos con destino a las capitales asiáticas.

Australia está a la vanguardia en investigación y administración de arrecifes. El GBRNA provee servicios de asesoría por más de 830.000 dólares a otros países para que administren sus propias áreas de arrecifes.

Los científicos australianos tambien están ayudando a los siete miembros de la Asociacion de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) en la vigilancia de su ambiente marino, donde el 80 por ciento de sus arrecifes están arruinados y la existencia de peces diezmada.

Según el senadora verde Dee Margetts, de Australia Occidental, el gobierno de Canberra está aprobando un experimento con su propia Barrera, cuando pasos similares emprendidos en el Océano Indico y en el área Asia-Pacífico demostraron ser destructivos. (FIN/IPS/tra/en/ks/cpg/ego/en).

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