La integración es la única alternativa de América Latina frente a la globalización de los procesos educativos, según participantes de una reunión regional para la transformación de la enseñanza superior que se realiza en Cuba.
Las propuestas podrán ser variadas, pero la mayoría de los asistentes al foro de La Habana, que sesionará hasta el viernes, coinciden en la necesidad de crear redes para "romper el aislamiento, socializar la información, acelerar la producción del conocimiento y equilibrar la transferencia de conocimiento".
"Muchas ideas surgen en América Latina sobre asociaciones, redes, instituciones y otras formas de cooperación, pero pocas realmente prosperan", dijo Luis Aragón, de la Universidad Federal de Pará, Brasil.
El fortalecimiento de la cooperación internacional horizontal en la región es uno de los temas centrales del encuentro latinoamericano y caribeño que antecede a una conferencia mundial sobre enseñanza superior convocada para 1998 por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
La reforma de la cooperación en materia de enseñanza superior debe sustituir el enfoque individualista de la formación universitaria que ha prevalecido hasta ahora por enfoques más generales, en dependencia de las necesidades de la sociedad.
Según Aragón los actuales procesos de internacionalización universitaria implican que la transmisión de los conocimientos se realiza en el contexto mundial, que las ideas se generan, experimentan y divulgan a nivel global y de manera muy rápida y que crece el intercambio de estudiantes, investigadores o profesores entre universidades de diversos países.
Como resultado de esos procesos educativos se "producen recursos humanos mejor calificados para competir en el mercado mundial del conocimiento, colocando a los profesionales en competencia global por nuevos empleos, y no solamente regional o nacionalmente", señaló el académico brasileño.
Pero la cooperación internacional vertical sigue siendo la más practicada en América Latina, a pesar de que se cree necesario cambiar esa relación.
El impacto sobre el desarrollo científico nacional de los países de la región depende de la capacidad de cada país de absorber, adaptar e implementar los conocimientos adquiridos por sus profesionales en el exterior.
Lo cierto es que mientras la capacidad de absorción sea menor y mayores las diferencias a nivel de desarrollo, mayor será el potencial de evasión del personal calificado, y, por ende, disminuirá el capital humano indispensable en cada sociedad.
"La salida o fuga de cerebros ya no se produce únicamente por persecución ideológica", indicó Leonardo Caló, de la Universidad Nacional de la Plata, Argentina.
Caló destacó que no hay mayor tentación para un egresado latinoamericano que una oferta de mejores condiciones para la desarrollar sus conocimientos.
La salida de científicos de América Latina hacia Estados Unidos se incrementó entre 1970 y 1990, reportándose casos como el de Argentina, que pasó de 235 en 1970 a 387 en 1990, de acuerdo con el Servicio de Inmigración y Naturalización estadounidense.
Las cifras aumentan en los países más cercanos a Estados Unidos, pero son incomparables con casos como el de India, de donde han emigrado 540.000 técnicos y profesionales, o de la antigua Unión Soviética, con 100.000 profesionales emigrantes en los últimos cinco años.
Caló opinó que "la producción intelectual necesaria para una región se ve muy disminuida en América Latina" por la vinculación de los efectos de los regímenes dictatoriales y, a partir de los años 80, la baja inversión de los estados en la ciencia y la técnica.
"Una muy baja inversión que ataca no solamente los sueldos, sino las mismas condiciones en las cuales hay que desarrollar las tareas", dijo Caló.
También subrayó que cualquier unión de universidades en la región tiene que superar las distancias y la falta de recursos financieros.
Como una experiencia "realista" fue evaluado el caso de la Asociación de Universidades del Grupo Montevideo, que reúne a centros de educación del Mercado Común del Sur, y que en los últimos cinco años involucró a 10.000 profesores, graduados y estudiantes en diversas actividades sin un costo excesivo.
Los tratados internacionales presentan oportunidades importantes para desarrollar la cooperación entre los países signatarios, pero el fortalecimiento de la cooperación horizontal debe tener apoyo político en cada país, advirtió Aragón.
El fortalecimiento de la producción científica y tecnológica en América Latina exige "el compromiso de los gobiernos de dedicar mayor atención a esa área", a la cual la mayoría de los países destinan menos de uno por ciento del producto interno bruto.
"Es casi suicida creer que un estado puede ingresar en la internacionalización sin desarrollar sus sistemas educativos, culturales y de ciencia y tecnología", observó Caló.
"El desarrollo inteligente del sistema en todas sus fases" favorecería "la reducción de las brechas que separan al desarrollo de la pobreza", agregó. (FIN/IPS/da/ff/cr sc/96