Representantes de países de Asia llegaron a la cita sobre diversidad biológica en la capital de Argentina con una meta muy clara: la implementación urgente de los acuerdos para conservar, usar de modo sostenible y compartir los beneficios de la biodiversidad.
El Convenio sobre Diversidad Biológica es un acuerdo entre 162 países que nació hace cuatro años para fijar reglas de uso sostenible y de reparto equitativo de la explotación de genes, especies y ecosistemas del planeta, que según los científicos manifestaban entonces síntomas de agotamiento.
El acuerdo se firmó en Río de Janeiro en 1992, sobre la base de constatar que los recursos que se intenta proteger están concentrados en el mundo en desarrollo, mientras que la tecnología para su aprovechamiento económico está en los países industrializados.
Pero para avanzar en los objetivos básicos de hacer realidad el convenio -que logró hasta ahora escasos resultados concretos-, delegados de 16 países de Asia se reunieron a fines de octubre en Malasia y fijaron sus prioridades en la agenda.
El jefe de la delegación de Malasia, V. Danabalan, admitió en diálogo con IPS que "hubo acuerdo en que el tema de la implementación del convenio necesita una urgente consideración" en esta Tercera Conferencia de las Partes, que se realiza en Buenos Aires del 4 al 15 de este mes.
De esta tercera reunión participan unos 1.500 delegados de los estados partes del convenio y, paralelamente, se realizan foros de organizaciones no gubernamentales y de pueblos indígenas que presionan también para que se asuman los compromisos de la letra escrita en los documentos.
"Hemos actuado durante cuatro años, pero un agricultor sigue sin saber cómo hacer un uso sostenible de la tierra sin perder dinero, por eso tenemos que dejar de hablar y pensar la forma de implementar este convenio", dijo a IPS Balakrishna, de la Fundación de Investigación Swaminathan de India.
Otro tema concreto es la utilización de plantas de la rica diversidad de los países asiáticos en la industria farmacéutica y de la cosmética, sin que se reporten beneficios para los países héspedes de esos recursos.
A modo de ejemplo, la centella es una planta de Asia utilizada para descomprimir los edemas de la celulitis y es utilizado por las mujeres en todo el mundo. Sin embargo, Asia no participa de los beneficios de ese comercio.
Por eso, de la cita regional previa, celebrada en Malasia, surgió la necesidad de identificar fuentes de recursos financieros que se dirijan a proyectos que responden específicamente a los objetivos de la convención, y se reclamó mayor transparencia al Fondo Mundial de Medio Ambiente (GEF).
El convenio establece tres objetivos básicos: la conservación de la biodiversidad, concentrada en los países en vías de desarrollo, su utilización sostenible y el reparto de los beneficios de su aprovechamiento y de la explotación de recursos genéticos.
Asia cree que no se avanza en los tres, sino que sólo se detectan mejoras en el primer objetivo, el de conservación.
Para progresar acompasadamente con las otras metas del convenio se requiere que haya una efectiva transferencia de tecnología y de recursos humanos desde los países industrializados a los países en vías de desarrollo.
También coincidieron los países asiáticos en la necesidad de adoptar de manera urgente un protocolo de bioseguridad para evitar el movimiento transfronterizo sin control de organismos vivos modificados genéticamente. La iniciativa está en preparación en esta tercera conferencia.
Asia considera además que se debe establecer de manera categórica la autoridad de la Conferencia de las Partes sobre las instituciones que operan el mecanismo financiero para los proyectos, es decir el Fondo Mundial de Medio Ambiente, integrado por el Banco Mundial.
Observó además que hay una "brecha" entre las expectativas de la Conferencia de las Partes y la implementacion del programa de trabajo. Por eso, los países de la región reclaman una mayor eficiencia en la administración del convenio.
Por último, los países reunidos en Malasia (Bangladesh, China, Corea del Norte y del Sur, India, Indonesia, Irán, Japón, Malasia, Mongolia, Nepal, Omán, Pakistán, Filipinas, Sri Lanka y Vanuatu), señalaron su preocupación por el "impacto negativo del libre comercio sobre la diversidad biológica agrícola".
En este sentido, propusieron medidas para tratar de identificar los problemas provocados, ya que observaron una ausencia de medidas destinadas a proteger y salvaguardar los sistemas de producción, un tema que podría estar "minando" los objetivos más elementales del convenio. (FIN/IPS/mv/ag/en/96