ZAIRE: La crisis étnica puede salirse de madre, advirte la ONU

La violencia en Zaire oriental preocupa a altos funcionarios de la ONU, quienes temen una escalada que afecte a toda la región de los Grandes Lagos africanos.

Este conflicto provocó una ola de miles de refugiados a Ruanda y perjudica la frágil estabilidad política de Zaire, informaron funcionarios de la ONU (Organización de Naciones Unidas).

Los banyamulenge son tutsis que emigraron desde los actuales territorios de Ruanda y Burundi a Zaire en oleadas que comenzaron hace 200 años. Kinshasa ha negado la ciudadanía zaireña a sus integrantes.

Los rebeldes iniciaron acciones en los estados de Kivu Meridional y Kivu Septentrional, y ya controlan ciudades clave como Uvira y Bukavu.

"El fracaso en atacar las causas profundas de los conflictos en la región generó otra vez una espiral de violencia y sufrimiento humano que podría quedar fuera de control a menos que se tomen medidas urgentes", dijo el secretario general de la ONU, Boutros Boutros-Ghali, al Consejo de Seguridad.

Un funcionario de la ONU que reclamó reserva sobre su identidad dijo a IPS que "los rebeldes banyamulenge están llamando abiertamente a derrocar al gobierno de Zaire".

"Su capacidad para hacerlo es dudosa, pero sí podrían generar desorden y crear un área separada bajo su control", agregó.

Los banyamulenge, según el funcionario, parecen estar ganando la batalla contra el gobierno estatal de Kivu Meridional, que pretende expulsarlos del país.

"Los soldados zaireños no están bien equipados ni son disciplinados. No pueden hacer mucho, excepto contraatacar y recuperar" partes de territorio que perdieron en los últimos días, añadió.

Esta crisis se produjo cuando el dictador de Zaire, Mobutu Sese Seko, se encuentra en Europa, donde se le trata un cáncer. Mientras tanto, el gobierno central se ve incapacitado para ejercer control sobre los estados federados.

El gobierno de Kivu Meridional emplazó el 8 de septiembre a entre 250.000 y 400.000 banyamulengue a abandonar el país en una semana, de acuerdo con una ley federal aprobada en 1981 que los califica de "inmigrantes ilegales".

Pero los rebeldes atacaron a las tropas estatales y federales, mientras otro grupo de similar origen étnico, los banyarwanda, comenzaron a pelear contra fuerzas zaireñas en el estado de Kivu Septentrional.

Funcionarios de la ONU observaron que la rebelión banyamulenge alentó a grupos opositores, separatistas y a activistas demócratas en todo el territorio de Zaire en los últimos días.

El gobierno de Zaire acusó a Ruanda y Burundi, países vecinos gobernados fundamentalmente por tutsis, de respaldar a los rebeldes en los dos estados. El gobierno de Ruanda rechazó estas afirmaciones.

"Tenemos la sensación de que los banyamulenge no podrán combatir a las tropas de Zaire sin ayuda externa", dijo otro funcionario de la ONU consultado por IPS.

Además, agregó, Ruanda y Burundi "tienen razones para respaldar a los banyamulenge", pues ambos países debieron combatir a rebeldes de la etnia hutu establecidos en Zaire oriental.

Bukavu y Uvira recibieron a unos 500.000 refugiados hutu de Ruanda y Burundi, mientras la ciudad de Goma, en Kivu Septentrional, albergó desde 1994 a más de 700.000 ruandeses que escaparon de su país, entre ellos ex funcionarios acusados de fomentar el genocidio contra los minoritarios tutsis.

El funcionario de ONU admitió que no hay evidencia de que los gobiernos de Ruanda o Burundi brinden asistencia a través de la frontera a los rebeldes en Zaire.

Los funcionarios de agencias de la ONU en Bukavu y Uvira debieron ser evacuados a raíz de los combates, lo que dejó al cuerpo mundial incapaz de confirmar las acusaciones de Kinshasa.

El éxito de los rebeldes permitió, de todos modos, la repatriación de algunos refugiados ruandeses en Zaire, una meta que se habían impuesto tanto el gobierno de Ruanda como la ONU.

Alrededor de 4.500 ruandeses cruzaron la frontera este domingo, informó el Programa Mundial para la Alimentación (PMA), mientras más de 10.000 refugiados se acercaron a territorio de Ruanda con la intención de ingresar en breve.

La directora ejecutiva del PMA, Catherine Bertini, dijo este lunes que la agencia está entregando alimento a las prefecturas ruandesas de Cyangugu y Gisenyi para que puedan dar abasto a la demanda que se producirá en los próximos días.

Bertini sostuvo que los combates están complicando ese trabajo. "Tuvimos 75 camiones inmóviles en la frontera" que debieron trasladarse a las cercanías de Uganda, explicó. (FIN/IPS/tra- en/fah/yjc/mj/ip pr/96

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