Yugoslavia amaneció hoy bajo una lluvia de entusiasmo oficial por el levantamiento de sanciones comerciales decidido este martes por la ONU, pero voces expertas advirtieron que la economía no se recuperará mientras el país tenga vedado el acceso a las instituciones financieras internacionales.
El renacimiento del país no podrá producirse, según los expertos, mientras no sea levantada la "muralla exterior" de sanciones, que el Consejo de Seguridad de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) mantuvo este martes, cuando levantó por unanimidad el embargo comercial, de viajes y de transportes.
La muralla exterior mantiene a Belgrado fuera de la ONU -lo que significa excluir a las repúblicas federadas de Serbia y Montenegro que forman la nueva Yugoslavia-, e igualmente fuera de instituciones financieras clave, como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Esto último significa que seguirá escaseando la inversión extranjera necesaria para reconstruir la economía, arruinada por los efectos de varios años de sanciones internacionales.
La prensa oficial celebró este miércoles la noticia del levantamiento parcial, con grandes editoriales y fotos del presidente de Serbia, Slobodan Milosevic.
"En este día hemos salido por fin, todos juntos, del más difícil período de la historia moderna del país", expresó Milosevic en una declaración.
Los expertos fueron más cautos, sin embargo.
"La muralla exterior subsiste de hecho como el único instrumento con poder suficiente para presionar a Milosevic y mantenerle dentro de los términos del proceso de paz en Bosnia", comentó Zivorad Kovacevic, ex embajador de Yugoslavia en Estados Unidos y ahora miembro del Movimiento Europeo de Serbia.
"Si Milosevic no acepta las condiciones para que se levante la muralla exterior, no vendrá ni un solo centavo extranjero a este país y la economía sufrirá un colapso total", añadió.
El levantamiento total de las sanciones parece crucial, a los ojos de los observadores, para el desempeño del gobernante Partido Socialista, que conduce Milosevic, en las elecciones federales que deben celebrarse el 3 de noviembre.
El partido no dispone actualmente de una mayoría propia en el Parlamento, y puede sufrir las consecuencias de la caída del nivel de vida a causa de las sanciones, que fueron impuestas por la ONU en 1992, como castigo por incentivar la guerra en Bosnia.
Estados Unidos y sus aliados occidentales siguen oponiéndose a que Yugoslavia pueda reincorporarse a la Asamblea General de la ONU y, lo que es más importante, al FMI y el Banco Mundial, hasta que Serbia ofrezca pruebas suficientes de su conducta en la zona.
La comunidad internacional exige, en particular, una política justa hacia territorios como la provincia serbia de Kosovo, donde una gran población de origen albano alega ser perseguida.
También se espera que Milosevic coopere plenamente con el Tribunal Internacional creado por la ONU para juzgar los crímenes de guerra en la ex Yugoslavia y arregle las cuestiones pendientes con sus vecinos, ex miembros de la vieja república federal.
La mayoría de los analistas independientes coinciden en señalar que las condiciones exigidas para el levantamiento de la muralla exterior costarán mucho a Milosevic, pues ellas afectarán las bases mismas de su gobierno autoritario.
"Milosevic no puede arriesgarse a tomar grandes decisiones, como sería negociar un estatuto para la provincia de Kosovo", expresó el diario independiente Nasa Borba.
"Kosovo, cooperar con el Tribunal Internacional -que incluye la extradición de criminales de guerra como los líderes serbobosnios Radovan Karadzic y Ratko Mladic-, y además cumplir con las exigencias privatizadoras del FMI, son grandes pasos que Milosevic no podrá dar sin pagar un alto precio popular".
Milosevic llegó al poder en 1987, traído por el resurgimiento del nacionalismo serbio, que se originó precisamente en Kosovo.
"Cumplirá con todas las condiciones, pero lo hará mediante pequeños pasos en un largo período de tiempo, mientras nosotros esperemos interminablemente", añadió el periódico.
Algunos especialistas creen que ese proceso no conducirá a negociaciones con el FMI hasta el año 1998, y que los primeros créditos internacionales no deberían esperarse hasta el 2000.
"Debemos crear condiciones favorables para la inversión", dijo Stojan Stamenkovic, del Instituto de Ciencias Económicas de Belgrado. "Pero para tener inversiones también se precisa capital, y no hay capitales en este país".
La primera prueba para el Presidente será -según analistas y observadores diplomáticos- la justa electoral de noviembre entre dos coaliciones: la que mantiene al gobierno socialista con apoyo del Partido Izquierda Unida (de la esposa de Milosevic) y la opositora Zajedno (Juntos). (FIN/IPS/tra-en/vpz/rj/arl/ip/96