TRABAJO: Industria textil, de ropa y de calzado se mudaron al Sur

La producción mundial textil, de ropa y de calzado se trasladó del Norte industrializado a los países en desarrollo, en especial a Asia, según un informe difundido hoy por la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Este cambio geográfico fue simultáneo en muchos países a un aumento en la incidencia de las empresas informales frente a las formales, fenómeno que deprimió, en general, los salarios y las condiciones de trabajo, según el informe.

La evidencia también indica que la globalización también produjo un aumento neto en el empleo mundial, especialmente en el sector informal.

De hecho, la ocupación en las empresas formales de estas tres industrias, que emplean un total estimado de 23,6 millones de personas en todo el mundo, cambió muy poco desde 1980, según el informe.

"Nadie sabe a cuántos trabajadores ocupa el sector informal, pero la cifra debe ser entre cinco y diez veces mayor" que la de las empresas formales, según Kari Tapiola, subdirectora general de la OIT.

Las industrias textil, de la vestimenta y del calzado figuran entre los sectores de producción más intensiva, según los expertos.

El informe "Globalización en las industrias del calzado, textil y de la vestimenta" fue preparado con miras a una reunión de la OIT que se desarrollará entre el lunes 28 y el 1 de noviembre para considerar la situación de esos sectores.

Participarán representantes de gobiernos, organizaciones sindicales y de empresarios de 34 países destacados por su producción en esas ramas de actividad.

La reunión tiene la finalidad de definir pautas de promoción del empleo y derechos de los trabajadores en estas industrias, cuya conducta ha concitado en los últimos años creciente atención, especialmente en el público de los países consumidores.

La velocidad y la envergadura del traslado de la producción y los puestos de trabajo en los sectores textil, de ropa y de calzado fue dramática, según el informe de la OIT.

Entre 1970 y 1990, la cantidad de trabajadores empleados por empresas formales de esas industrias aumentó 597 por ciento en Malasia, 416 por ciento en Bangladesh, 385 por ciento en Sri Lanka, 334 por ciento en Indonesia, 271 por ciento en Filipinas y 137 por ciento en Corea del Sur.

China figura al tope de la lista, con 5,3 millones de trabajadores en el sector formal de estas industrias.

En esos 20 años, el empleo de empresas textiles, de ropa y de calzado en el Norte industrializado cayó abruptamente. La cantidad de trabajadores cayó 58 por ciento en el sector en Alemania, 55 por ciento en Gran Bretaña, 49 por ciento en Francia y 31 por ciento en Estados Unidos.

La caída fue aun más grave en los países nórdicos, pues, entre 1980 y 1990, Finlandia perdió 73 por ciento de sus empleos en el sector, mientras Suecia y Noruega perdieron 65 por ciento.

La evidencia presentada en el informe "contradice la hipótesis de que la globalización provoca la caída de los salarios en el sector formal de los países de altos ingresos".

En efecto, la diferencia entre los sueldos que reciben los trabajadores de las tres industrias reseñadas en los países industrializados y los países en desarrollo es cada vez mayor, según los expertos de la OIT.

En 1992, el costo promedio por hora (salarios y cargas sociales) en las industrias textil, de indumentaria y del cuero era de 18,4 dólares en Alemania, 15,7 en Italia, 13,4 en Francia, 10,5 en Canadá, 10,3 en Japón, 10 en Estados Unidos y 9,7 dólares en España.

En cambio, el costo era de 1,7 dólares en México, 3,7 en Hong Kong, 3,8 en Corea del Sur y 4,2 en Taiwan.

Más preocupante que la brecha entre los salarios es la importancia que cobra el sector informal frente al formal.

Dada la mínima o inexistente regulación estatal, los empleadores encuentran en ese sector más facilidades para abusar de los derechos de los trabajadores o incluso emplear a niños.

En respuesta a las rápidos cambios de las pautas de la demanda, las industrias de los tres sectores registraron un "cambio gradual" en la modalidad de producción, "del trabajo de tiempo completo y efectivo al empleo temporario".

En el caso de la confección de ropa y de calzado, también "aumenta el trabajo domiciliario y los pequeños talleres", agregó el informe de la OIT.

Los salarios, en el caso del trabajo domiciliario, se basan universalmente en el pago por pieza confeccionada y tiende a ser sustancialmente más bajo al de las fábricas.

La primera y hasta ahora única convención sobre derechos del empleado en domicilio fue adoptado por la OIT en junio.

"El trabajo infantil es una realidad tajante" en las tres industrias a las que se refiere el informe, y se incrementó en los últimos años como resultado de la importancia que lograron las empresas informales y el trabajo domiciliario.

El informe acota que la creciente presión procedente de organizaciones no gubernamentales, de consumidores, de trabajadores y de empresarios ya comenzó a revertir esa tendencia.

La adopción de "códigos de conducta" por parte de varias grandes compañías internacionales, entre ellas Levi's, The Gap y Reebok, contribuyeron con esta causa, según el informe.

De todos modos, el Departamento de Trabajo de Estados Unidos estimó que estos códigos deben contar con el respaldo de inspecciones para ser efectivos.

En la industria de la vestimenta, los talleres clandestinos, cuya cantidad creció a pasos agigantadísimos en los últimos años, representan más de cinco por ciento del comercio mundial de vestimenta, según la OIT.

Estas empresas ignoran, por lo general, las leyes nacionales sobre condiciones de trabajo salarios, al tiempo que explotan a inmigrantes ilegales. Muchos de esos talleres utilizan marcas famosas sin licencia.

En la actualidad, alrededor de 60 por ciento de las exportaciones mundiales de ropa es producido en países en desarrollo, indicó el informe. Asia es el principal proveedor de estos productos y manufactura casi un tercio de las ventas internacionales, agregó.

Pero incluso dentro de este continente hubo cambios. Corea del Sur, Singapur, Hong Kong y Taiwan comenzaron a reducir sus producciones. Las industrias se trasladan a naciones más pobres en Indochina o Asia meridional. (FIN/IPS/tra-en/jl/mj/if lb/96

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