Líderes del pueblo ngobe-buglé de Panamá decidieron continuar su protesta en la capital hasta que el gobierno se comprometa a atender sus demandas de autonomía territorial.
Los caciques Felipe Bejarano y Gabriella Caballero, junto al presidente del Congreso de la etnia, Marcelino Montezuma, arribaron el lunes a la ciudad de Panamá en compañía de 300 indígenas, tras recorrer a pie 440 kilómetros desde la región occidental donde tienen su habitat.
Montezuma afirmó luego de dos días de reuniones con el presidente Ernesto Pérez Balladares y sus ministros que se sentía "depecionado" de las propuestas hechas por los representantes del gobierno para superar el conflicto.
Los 180.000 ngobe-buglé demandan desde 1962 la autonomía sobre un territorio de 11.000 kilómetros cuadrados en las occidentales provincias de Chiriquí, Bocas del Toro y Veraguas, donde residen desde hace unos 400 años.
El conflicto, que en los últimos 34 años provocó numerosos enfrentamientos violentos entre los indígenas y las autoridades, se agravó este año, cuando el gobierno facultó a una compañía extranjera a explotar un yacimiento de cobre en la zona de los ngobe-buglé.
Se trata del enorme yacimiento cuprífero de Cerro Colorado, un proyecto iniciado a finales de la década de 1970, durante el gobierno del extinto general Omar Torrijos, y suspendido en 1981, debido a la oposición de los ngobe-buglé y grupos ecologistas.
Según un comunicado oficial, el gobierno propuso a los indígenas la constitución de dos comisiones paralelas, que en el término de 30 días presentarían al Consejo de Ministros un proyecto de ley de autonomía, cuyo destino final sería decidido por el parlamento.
Sin embargo, Montezuma señaló que los indígenas no caminaron 440 kilómetros "para que se haga una nueva promesa mientras la compañía canadiense Panacobre (titular de la concesión de Cerro Colorado) continúa violando nuestras tierras".
"La tierra es nuestra madre, el agua de los ríos, que ahora se van a contaminar, nuestra sangre, y la flora y la fauna nuestros hermanos", dijo Montezuma. "No vamos a permitir que se mate nuestro cuerpo para que se enriquezcan los extranjeros mientras los indios seguimos siendo pobres".
"Antes nos corrieron de las mejores tierras (llanuras de Veraguas, Chiriquí y Bocas del Toro) hacia las montañas para hacer sus cultivos agrícolas y criar ganando, y ahora, como descubrieron que en la montaña hay minerales, nos quieren sacar nuevamente", subrayó.
"?Dónde vamos a ir, entonces?, preguntó Montezuma, tras relatar la historia de desplazamientos que ha sufrido el pueblo ngobe-buglé desde que llegaron los españoles a sus tierras en 1502.
Los ngobe-buglé reclaman participación en las decisiones oficiales para explotar los minerales en su territorio y recibir parte de las ganancias de esa industria.
El cacique Bejarano puntualizó que la ley de autonomía que pide su pueblo "es una protección" para luego negociar con el gobierno y las compañías mineras la extracción de los minerales.
"El gobierno nunca tuvo voluntad política" para negociar un acuerdo que sea beneficioso para todos "y no sólo para los terratenientes que ocupan ilegalmente nuestras tierras o las compañías mineras extranjeras que vienen a explotar nuestros recursos", manifestó Bejarano.
La cacique Caballero afirmó, por su parte, que los ngobe-buglé "no nos oponemos al desarrollo, lo que no queremos es que se imponga el desarrollo".
Caballero pidió para los ngobe-buglé un tratamiento similar al que tienen los indígenas kunas y emberá, quienes desde 1932 y 1984, respectivamente, gozan de autonomía sobre sus territorios y se rigen por sus leyes tradicionales.
Así mismo, explicó que los ngobe-buglé presentaron hace 15 años al parlamento una propuesta de ley de autonomía territorial, que nunca fue aprobada debido a discrepancias en torno de los límites del territorio que reivindican los indígenas y por intereses económicos.
Tras desmentir que los ngobe-buglé se propongan defender sus posiciones por la vía de las armas, como señaló un portavoz del gobierno central hace dos semanas, Caballero advirtió que la lucha será pacífica, "pero si no hay respuesta nos vamos a quedar de vigilia en la capital". (FIN/IPS/sh/ff/pr/96