"No olvidar" fue la consigna que recorrió hoy el territorio de México, al conmemorarse con marchas y debates los 28 años de la matanza de estudiantes en la plaza de Tlatelolco, de la capital, cuyo eco aún acompaña la vida política del país.
Estudiantes universitarios reivindicaron en actos públicos las banderas de lucha de los jóvenes de 1968, mientras los protagonistas o testigos de un movimiento abruptamente interrumpido por la masacre reflexionaron sobre las propuestas de su generación.
Bautizado por escritores como el "rojo amanecer", el 2 de octubre de 1968, 10 días antes de la inauguración en ciudad de México de los XIX Juegos Olímpicos, el ejército ametralló una concentración de 4.000 estudiantes en la plaza de Tlatelolco o de las Tres Culturas.
Extraoficialmente se calculó entonces que murieron en los hechos 300 personas, y la prensa internacional difundió ese recuento de víctimas.
Pero un informe del gobierno de aquella época, revelado este miércoles, afirma que los muertos en la plaza de Tlatelolco fueron 26. También hubo 100 heridos y 1.000 detenidos, de acuerdo con la versión oficial.
Aunque el Ejército afirmó haber actuado bajo órdenes oficiales y en respuesta a agresiones de los manifestantes, los autores intelectuales de la represión, entre quienes se señala al entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz, nunca fueron claramente identificados ni, menos aún, sancionados.
Organizaciones barriales junto a estudiantes y antiguos dirigentes políticos de la década de 1960 realizaron este martes marchas por las calles centrales de la capital exigiendo justicia y democracia. Entre los gritos se mezclaron consignas a favor de la guerrilla zapatista del sureño estado de Chiapas.
Es preciso recordar los hechos de 1968 "luchando y trabajando, porque mientras no logremos que México sea un país democrático, quienes venimos participando en esto no tendremos derecho a declinar, a decir ya me cansé", declaró el senador opositor Herbeto Castillo, dirigente estudiantil en los años 60.
"Tenemos un compromiso, una prenda de dignidad con aquellos muchachos que murieron en Tlatelolco", advirtió Castillo, del centroizquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Para el secretario general del PRD, Jesús Ortega, la matanza de hace 28 años significó la división de aguas "de la vida política contemporanea del país".
"El acontecimiento que más ha contribuido a la democratización política es el movimiento de 1968, que fue reprimido brutalmente y que hoy no se olvida", expresó Ortega.
Alentados por la efervescencia política que recorría América Latina, Europa y Estados Unidos, los estudiantes mexicanos de los años 60 reclamaban en grandes concentraciones la autonomía de las universidades y la democratización del país y denunciaban la situación social.
Sergio Sarmiento, columnista del diario Reforma, destacó que la mayoría de quienes hoy ocupan altos cargos de gobierno estuvieron en 1968 junto a los estudiantes, ya sea porque participaron activamente en el movimiento o porque simpatizaban con él.
Ese hecho "matiza la reacción de las actuales autoridades ante manifestaciones y otras expresiones de rebeldía. Ningún funcionario quiere pasar a la historia como represor, el recuerdo del 68 está presente", explicó Sarmiento.
El ahora presidente Ernesto Zedillo señaló que en 1968 era un estudiante de 16 años integrante de "un grupo independiente", pues no compartía el "autoritarismo de la izquierda y de los oficialistas".
Pese al tiempo transcurrido desde la matanza, el ejército y gran parte del aparato estatal, controlado desde 1929 por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), se niegan a reflexionar en público sobre los hechos de la plaza de Tlatelolco.
Reflejo de ello es que la fecha del 2 de octubre de 1968 no está registrada en los libros de texto de los dos primeros ciclos de enseñanza.
Según el senador Fernando Solana, del PRI, el 2 de octubre de 1968 fue una jornada "dramática, en la que de alguna manera se inicia una nueva etapa en la conciencia política de un grupo grande de mexicanos".
Alfredo Joskowics, director del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos, opinó que el movimiento del 68 fue una utopía.
Sin utopías "no avanzan las sociedades", y "se pierden todos los ideales", observó Joskowics.
La masacre de estudiantes fue tema central de varias películas de ficción y documentales de los últimos años, como "El Grito", "El Bulto", "Rojo Amanecer" y "Canoa".
Para el senador Castillo, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional y el Ejército Popular Revolucionario, los dos movimientos guerrilleros que operan actualmene en México, son "hijos naturales del 68".
"En octubre del 68 (yo) escribía que el país era paja seca en riesgo de arder, ahora en octubre del 96, digo que México es paja reseca que ya empezó a arder", declaró Castillo. (FIN/IPS/dc/ff/ip hd/96)