Con una ceremonia religiosa y un banquete, políticos, diplomáticos y la jerarquía del clero católico homenajearon hoy en México a un abad que, tras 33 años en funciones, dejó su puesto al causar una controversia por poner en duda de los milagros de la virgen de Guadalupe, patrona del país.
Los asistentes destacaron la labor de Guillermo Schulenburg como abad de la basílica de Guadalupe, uno de los templos más visitados del mundo. Todos evitaron referirse a las declaraciones en que el sacerdote puso en entredicho la veracidad de la apariciones hace 465 años de la virgen de Guadalupe, hace 465 años.
Schulenburg, quien anunció su retiro en septiembre, recibió el homenaje en la basílica de Guadalupe y más tarde en un hotel céntrico, donde se reunieron más de 300 personas en un banquete cuyo costo fue calculado en más de 25.000 dólares.
El religioso, de 80 años, causó revuelo en mayo, cuando declaró a dos revistas que el indígena Juan Diego, a quien la Iglesia Católica afirma se le apareció la virgen, no existió en la realidad.
La beatificación de Juan Diego, otorgada por el Papa Juan Pablo II, fue un reconocimiento al culto, afirmó Schulenburg. Señaló además que la imagen de la virgen impresa supuestamente de forma milagrosa en una tela, es en realidad una pintura.
A partir de este miércoles, la administración de la basílica, lugar que visitan 20 millones de personas cada año, corresponde al arzobispado de la capital.
En los últimos meses Schulenburg, de 80 años, recibió duras críticas de religiosos y creyentes no sólo por su postura frente a los milagros de la virgen de Guadalupe, símbolo religioso de toda América Latina, sino por llevar una vida de lujo.
El ex abad, descendiente de alemanes, es propietario de tres casas en zonas exclusivas de la capital y en el centro vacacional de Cuernavaca. También es aficionado a los autos deportivos y un activo jugador de golf.
Según sostienen diversos historidores, Schulenburg, quien durante su gestión logró la construcción de la nueva basílica de Guadalupe, cerca de la original, no es el primer religioso en cuestionar las apariciones de la virgen.
En 1556, apenas 25 años después de los supuestos hechos milagrosos, el sacerdote franciscano Francisco de Bustamante escribió un informe en el que aseguraba que la imagen de la virgen impresa en tela había sido pintada por un indígena.
En el siglo pasado, religiosos como fray Servando Teresa de Mier y Joaquín García afirmaron públicamente que las apariciones de la virgen y la existencia de Juan Diego no corresponden a hechos históricos reales.
La Iglesia sostiene que las "apariciones guadalupanas constituyen la vértebra medular del cristianismo mexicano y marcan el perfil nacional, dando identidad a los mexicanos de hoy". (FIN/IPS/dc/if/cr/96