Japón se prepara para otro período de lento crecimiento económico, a iniciarse en el 2011, con planes de mantener activa a la población de la tercera edad, con el fin de reducir los costos de pensiones y beneficios sociales.
Debido a la creciente población envejecida, el crecimiento del producto interno bruto (PIB) de Japón se enlentecerá a un índice anual de entre 0,8 y 1,7 por ciento entre el 2011 y el 2025, predijo el Ministerio de Comercio Internacional e Industria en un informe que será oficialmente divulgado a fin de año.
El informe, partes del cual fueron entregadas a la prensa, hace un llamado a "pasos urgentes y más determinados" para enfrentar la tendencia, directamente ligada a una "sociedad en proceso de envejecimiento" que empieza a recuperarse de un deterioro económico iniciado en esta década.
El ministerio estima que la economía doméstica crecerá a un promedio de 3,1 por ciento entre 1996 y el 2000, y entre 1,9 y 2,4 por ciento entre el 2001 y el 2010. Pero incluso durante esta etapa los crecientes costos de la seguridad social pesarán en el presupuesto estatal.
El enlentecimiento económico no podrá evitarse "si no se hace más eficiente el sistema de seguridad social y más flexible al mercado laboral", subrayó el director general del Instituto de Problemas Demográficos del Ministerio de Salud y Bienestar Social, Yoichi Okazaki.
Lo que más se ha sugerido para enfrentar el problema es la elevación de la edad de jubilación para mantener en la fuerza de trabajo a quienes tengan 65 y más años.
Los ministerios promueven además reformas destinadas a generar más empleo en el sector financiero y a revisar los sistemas de bienestar social y seguros médicos, con el fin de elevar el índice de empleo entre los más viejos, evitando la caída de la población económicamente activa.
El número de japonenes mayores de 65 años se ubica en 19 millones, o 15,1 por ciento de la población, según cifras del mes pasado de la Agencia de Administración y Coordinación. De ellos, 11,16 millones son mujeres y 7,84 millones varones.
A fines de septiembre, había 7.373 japoneses centenarios, 995 más que en el mismo período del año pasado, según el ministerio de salud.
En el 2010, el número total de japoneses de 65 y más años alcanzará casi 28 millones, o 20 por ciento de la población estimada para esa época. En el 2025, más de 25 por ciento de la población tendrá esa edad.
En términos de porcentaje, Japón tendrá entonces la población más vieja del mundo, sobrepasando a países europeos en los cuales el costo de los programas de seguridad social también es muy alto.
Las proyecciones están basadas en tendencias actuales y pasadas. En términos porcentuales puros, el tamaño de la población más vieja de Japón creció más rápido que en cualquier otro país desde la segunda guerra mundial, triplicando el 4,9 por ciento de 1950.
Sólo Suecia, donde 17,3 por ciento de la población pertenece a la tercera edad, Italia (16 por ciento) y Gran Bretaña (15,5 por ciento) tienen mayor proporción de ancianos, y esto no será así por mucho tiempo.
En Japón, el proceso de envejecimiento es mucho más rápido que en Europa occidental. El sector de más edad japonés pasó de siete a 14 por ciento en sólo 26 años, mientras en Francia la misma transición tomó 115 años, señaló Okazaki.
Consciente de que el aumento de la edad de retiro no solucionará el problema, en especial en casos en que los ancianos están muy débiles para trabajar, el gobierno del primer ministro Ryutaro Hashimoto presentó al parlamento un proyecto sobre la creación de un sistema de seguro de atención primaria.
El proyecto de ley recomienda que el Ministerio de Salud y Bienestar Social asuma la responsabilidad por la atención a domicilio de los ancianos a partir del año fiscal 1999.
Recientes encuestas de la Agencia de Administración y Coordinación sugieren que la mayoría de los viejos de Japón aprobarían con gusto la oportunidad de continuar trabajando simplemente para ser capaces de hacerse cargo de ellos mismos y no quedar aislados de la sociedad.
Más de 66 por ciento de los encuestados dijo estar preocupado por tener que depender de otras personas, mientras sólo 6,2 aprobó el hecho de estar al cuidado de otros. Más de 70 por ciento dijo que preferiría mantener el contacto social. (FIN/IPS/tra-en/mk/cpg/lp/pr-ip/96