El gobierno de Italia manifestó hoy su oposición y desautorizó una propuesta del jefe de la policía, Fernando Masone, de usar aviones contratados para expulsar en masa a inmigrantes de países del Sur.
La iniciativa del funcionario provocó un escándalo en las fuerzas políticas de izquierda, un ambiente favorable en las de derecha y el neto repudio de las organizaciones de los inmigrantes.
La viceministra del Interior, Adriana Vigneri, la consideró negativa. "En un momento en que el gobierno está preparando un proyecto de ley sobre la emigración, esta propuesta ha hecho que por enésima vez se afronte el tema desde ángulos equivocados", afirmó.
El resultado ha sido "un efecto político que ciertamente el jefe de la policía no quería provocar", porque probablemente ha pensado sólo en los aspectos técnicos, añadió.
De todos modos, precisó Vigneri, "no tenemos intención de realizar expulsiones en masa, pensamos que se deben controlar mejor las fronteras para evitar los ingresos clandestinos".
Vigneri forma parte del primer gobierno italiano de centro izquierda, constituido hace cuatro meses, formado por el Partido Democrático de Izquierda (PDS), Verdes, grupos de ex demócrata cristianos y nuevos movimientos políticos de centro.
Manifestó que "si la declaración de Masone hubiera sido hecha por un político, habría sido una salida muy infeliz".
Maurizio Gasparri, coordinador de la derechista Alianza Nacional y ex viceministro del Interior del gobierno del líder de la oposición, Silvio Berlusconi (mayo-dicienbre de 1994), aplaudió la propuesta de Masone, calificándola de "justa".
Gasparri planteó la necesidad de una reunión de las fuerzas políticas de gobierno y de oposición "para definir normas mucho más severas para las expulsiones inmediatas de quienes entran ilegalmente en nuestro territorio".
Las organizaciones de los inmigrantes declararon que no son partidarias del aumento indiscriminado de la emigración clandestina, pero plantearon la necesidad de afrontar la situación "con serenidad, sin la cual surgiría un 'síndrome de asedio' que es la base de la intolerancia".
Según el último informe anual de la organización católica Caritas sobre la emigración, dado a conocer el 24 de octubre, la anunciada y temida invasión de emigrantes no se ha producido.
El documento señala que desde el inicio de 1996, los extranjeros que residen legalmente en este país aumentaron 7,4 por ciento, y son 68.713 más que a comienzos del año.
Caritas calcula que hay otros 250.000 que viven en Italia ilegalmente. (FIN/IPS/jp/jc/ip/96
