EE.UU: Washington rechaza represalias de UE a ley Helms-Burton

El gobierno de Estados Unidos se manifestó "no feliz" ante las represalias resueltas por sus aliados de la Unión Europea (UE) a la ley Helms-Burton, norma que desalienta la inversión extranjera en Cuba.

"No creemos que la adopción de esas medidas sea un paso apropiado. Creo que comprendemos a los cubanos mejor que los europeos", dijo este martes el portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, Nicholas Burns.

Este intercambio de reproches se suma a una larga lista de discrepancias entre Washington y la UE, pero no paraliza la estrecha alianza entre ambos.

Representantes de Estados Unidos y el bloque, por ejemplo, se reunirán este miércoles para abrir y regular la circulación aérea entre el país norteamericano y los 15 estados europeos, en un acuerdo que beneficiaría indirectamente a América Latina, según los analistas.

Empero, las declaraciones de Burns fueron el último capítulo del conflicto iniciado en marzo, cuando el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, aprobó la ley Helms-Burton.

Esta norma, cuya aplicación fue suspendida por el propio Clinton hasta febrero, permite a ciudadanos estadounidenses querellar a empresas extranjeras e individuos que "trafiquen" con propiedad expropiada por el gobierno de Fidel Castro.

Esta diferencia entre Estados Unidos (que pretende extender su embargo comercial contra Cuba que ya lleva 34 años) y la UE (algunos de cuyos miembros mantienen relaciones económicas con la isla) es apenas una dentro de una serie de conflictos.

Las discrepancias más importantes se vinculan a la competencia comercial. Pero las disputas diplomáticas, especialmente entre Estados Unidos y Francia, irritan aun más la relación.

Los países europeos se consideran perjudicados por leyes estadounidenses que tienen la finalidad de desalentar el comercio y la inversión en beneficio de países considerados "renegados" por Washington, como Cuba, Libia, Irán e Iraq.

La ley Helms-Burton fue aprobada por el Congreso de Estados Unidos días después de que la fuerza aérea cubana derribó en el mar Caribe dos aeroplanos civiles conducidos por dirigentes anticastristas que partieron desde Miami.

A esta norma se sumó otra, firmada por Clinton en agosto, que impone sanciones a empresas extranjeras que inviertan más de 40 millones de dólares al año en las industrias energéticas de Irán y Libia.

La UE interpuso una queja formal contra la ley Helms-Burton ante la Organización Mundial de Comercio (OMC), y anunció que tomará la misma medida respecto de la ley contra Irán y Libia, países con los que los miembros del bloque mantienen negocios que ascienden a 20.000 millones de dólares al año.

Europa depende mucho más que Estados Unidos de las exportaciones de petróleo y gas de esos dos países.

Washington defendió estas leyes como parte de sus esfuerzos contra el terrorismo internacional.

"Los intereses políticos mundiales de Estados Unidos incluyen el liderazgo antiterrorista, mientras Europa tiene intereses en la región, así como locales, y una inclinación a los negocios", escribió Stephen Rosenfeld, columnista de The Washington Post luego de que Clinton firmó la ley contra Irán y Libia.

Washington tiene diferencias similares con sus aliados europeos en torno a las medidas que adoptó contra Iraq, otro "país renegado".

El gobierno de Estados Unidos, con el respaldo de Gran Bretaña, se ha opuesto a las gestiones emprendidas por Francia para aliviar el embargo contra Iraq, dispuesto hace cinco años por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas tras la guerra del Golfo.

París ha sido tradicionalmente uno de los más importantes socios comerciales de Bagdad.

Las diferencias en torno a Iraq se agravaron a finales de agosto, cuando el presidente Saddam Hussein envió tropas al norte de su país para respaldar a una de las facciones kurdas que pelean por el control de ese territorio.

Estados Unidos bombardeó en represalia la defensa aérea iraquí en el sur de Iraq. El ataque fue severamente cuestionado por Francia.

Las medidas contra los "países renegados" reavivó el lugar común estadounidense que tilda a los europeos de "flojos y en bancarrota moral, ansiosos por bailar con el diablo para lograr beneficios comerciales e ingenuos respecto del diálogo cuando se requiere fuerza", según el analista Sherle Schenninger.

Por el otro lado, el mismo conflicto reforzó el estereotipo europeo sobre Estados Unidos, país al que consideran peligrosamente unilateralista y farisaicos. (FIN/IPS/tra- en/jl/mj/ip if/96

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