DESARROLLO: La mujer, prioridad de la seguridad alimentaria

Los planes de seguridad alimentaria deben privilegiar a la mujer y su salud y derechos reproductivos, según participantes en el Comité Negociador que prepara la Cumbre Mundial de Alimentación, a celebrarse en Roma el mes próximo.

El debate sobre la seguridad alimentaria no puede excluir la cuestión demográfica y los temas de la mujer, sostuvo la Federación Internacional de Planificación Familiar (IPPF).

En una declaración en vísperas de la sesión final del Comité Negociador, que preparará la cumbre de Roma del 28 y al 30 de octubre, Ingar Brueggeman, secretaria general de IPPF, recordó a los delegados los compromisos asumidos en anteriores conferencias de la ONU para mejorar la calidad de vida de las mujeres.

La importancia de la mujer en el proceso de desarrollo ya fue reconocida por los documentos finales de la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo de 1994, en El Cairo, y la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, de 1995 en Beijing.

La conferencia de Roma, a celebrarse del 13 y al 17 de noviembre, no debería "lavar o alterar" el contenido de esos documentos fruto de la negociación internacional, dijo Brueggerman.

Al igual que en anteriores conferencias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), las presiones de grupos contra el aborto intentan regular el contenido de los documentos en temas de población, salud y condición de la mujer del borrador de Plan de Acción de la Cumbre Mundial de Alimentación.

La secretaria general de IPPF desafió a los críticos según quienes no hay lugar para esos temas en la cumbre, y dijo que es imposible discutir sobre seguridad alimentaria fuera del contexto del crecimiento demográfico.

Son necesarios enfoques integrados de políticas sociales en las áreas de pobreza, población, salud reproductiva, igualdad de género y seguridad alimentaria, sostuvo.

Desde 1968, con la Conferencia Internacional sobre Derechos Humanos, y en cada reunión destacada de la comunidad internacional desde entonces, los derechos de la mujer sobre el control de su propia fertilidad, la herencia o los títulos de propiedad y el acceso a atención médica han sido reconocidos como componentes esenciales del desarrollo sostenible.

Las mujeres proveen gran parte de los alimentos cultivados o procesados para el consumo doméstico. Sin embargo, una gran proporción de la gente más hambrienta del mundo son mujeres y niños.

Las mujeres representan 60 por ciento del trabajo mundial, pero poseen menos de uno por ciento de las tierras del planeta.

Según Brueggeman, dar a las mujeres acceso a créditos y mercados, salud y educación, podría aumentar el abastecimiento de alimentos de los más pobres del mundo y ayudar a aliviar la pobreza. (FIN/IPS/tra-en/fa/pfh/lp/pr-dv/96

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