Cuba permanece en alerta ciclónica desde la noche del martes por la aproximación de la tormenta tropical Lili a su costa sur, acompañada de lluvias intensas, vientos fuertes y marejadas con penetraciones del mar.
José Rubiera, jefe del Departamento de Pronósticos del Instituto de Meteorología, informó a la prensa que "todos los medios aplicados coinciden en que el centro del ciclón tiene altas posibilidades de cruzar por algún punto de la zona occidental de la isla".
Lili surgió el martes como depresión en el mar Caribe occidental, ganó rápidamente en organización e intensidad, y en la medianoche alcanzó la categoría de tormenta con vientos máximos sostenidos de 65 kilómetros por hora.
El Estado Mayor Nacional de la Defensa Civil orientó a toda la población a prestar la mayor atención a los avisos especiales del Instituto de Meteorología y a cumplir con las orientaciones para prevenir al máximo las afectaciones que acompañan a los fenómenos naturales de este tipo.
"Lo único que nos faltaba", comentó a IPS un hombre de 41 años que vive junto a su familia en una casa muy cercana al Malecón, avenida que se extiende junto a la costa norte de La Habana, donde se manifiesta un especial temor a las penetraciones del mar.
Según los pronósticos del Instituto de Meteorología, la tormenta tropical pasará por algún punto en el oeste de la isla entre la noche del miércoles y la madrugada del jueves, y para el viernes se esperan penetraciones del mar en la costa norte.
En los últimos años, cada vez con mayor frecuencia, las penetraciones del mar se convierten en la peor amenaza para miles de habitantes de la capital de Cuba, que deben abandonar sus casas y sus bienes.
La alarma cunde también en muchas familias de La Habana, donde según datos oficiales de 1994 se encuentra el 40 por ciento de las viviendas precarias del país, casi medio millón de personas vive en viviendas en mal estado y más de 6.000 edificaciones corren peligro de derrumbe.
Después de una temporada que los especialistas catalogaron el año pasado como "activa", pero sin grandes consecuencias, los habitantes de la isla esperan a Lili con los malos recuerdos de la "tormenta del siglo" que, en marzo de 1993, provocó pérdidas superiores a los mil millones de dólares.
La tormenta de 1993, que coincidió con los peores momentos de la crisis económica que vive Cuba desde 1990, hizo reflexionar a autoridades y expertos sobre la necesidad de brindar pronósticos e informaciones a la población con mayor agilidad.
El diario Granma, órgano oficial del Partido Comunista, informó este miércoles que los Consejos de Defensa fueron activados y se orientó limpiar las bocas del alcantarillado de la ciudad, recoger los escombros, asegurar techos y cristales, y evacuar a las personas que corren peligro.
Como medidas especiales por la alarma ciclónica se pasó revista a las condiciones de emergencia hospitalaria, se garantizó la harina para mantener la producción de pan y se pidió a la población que guarde agua potable y esté preparada para la falta de fluido eléctrico. (FIN/IPS/da/ag/en-pr/96
