Estados Unidos, el país que domina la historia presente, tergiversa la enseñanza sobre el pasado a sus escolares, según una apasionada crítica del libro "Las mentiras que mi maestro me contó" ("Lies My Teacher Told Me").
"La ignorancia es fortaleza", escribió George Orwell en "1984", en su descripción de la lógica distorsionada de un Estado totalitario.
Para James Loewen, autor del libro y profesor de sociología de la Universidad de Vermont, la ignorancia es la condición actual del sistema educativo de Estados Unidos, y los textos escolares presentan a las futuras generaciones un panorama lejano a la realidad.
El nuevo libro de Loewen, editado por Touchstone y vendido a 14 dólares, señala que los textos escolares contienen tantas omisiones y distorsiones de la historia que "en realidad los libros dejan estúpidos a los estudiantes".
Tras un examen de 12 textos utilizados habitualmente en las escuelas estadounidenses, el sociólogo concluyó que ninguno de ellos logró un resultado decente al presentar los hechos históricos, y se decidió a publicar el libro.
"Todo lo equivocado de tu libro de historia de Estados Unidos" es un subtítulo del libro que busca contrarrestar "la pérdida de contacto de los estadounidenses con su historia".
Uno de los procesos que caracterizan la forma en que se ha contado la historia de Estados Unidos, según Loewen, es la "heroificación", proceso mediante el cual estadistas y otras figuras son transformados en seres que no cometen errores.
Como ejemplo, el autor subraya los puntos de vista supremacistas del presidente Woodrow Wilson, quien es generalmente considerado un líder progresista por su trabajo en la fundación de la Liga de las Naciones.
Pero Wilson vetó un cláusula de la Convención de la Liga que garantizaba la igualdad racial, e impulsó una política de segregación en el país y en su propio Partido Demócrata.
México, Haití, República Dominicana, Nicaragua, Cuba y Panamá fueron países en que desembarcaron tropas norteamericanas entre 1913 y 1921, bajo la presidencia de Wilson, un período en que Estados Unidos invadió países latinoamericanos más que en ninguna otra etapa de su historia.
Según revela Loewen, pocos libros de texto mencionan la política segregacionista de Wilson, la primera en la historia de Estados Unidos, de modo que los estudiantes sólo conocen el liderazgo poco dispuesto del presidente durante la primera guerra mundial y su respaldo por el sufragio femenino.
"Desfigurados por una vergonzosa combinación de patriotismo ciego, optimismo infundado, completa desinformación y mentiras totales, estos libros omiten toda la ambigüedad, la pasión y el conflicto de nuestro pasado", escribió Loewen.
Cristóbal Colón no fue la primera persona que "descubrió América", a pesar del consenso de los textos que, en sentido contrario, faltan a la verdad sobre la conquista del continente,
Colón introdujo dos nuevos fenómenos que revolucionarion las relaciones raciales y transformaron el mundo moderno: la toma de tierras, riqueza y fuerza de trabajo de los pueblos indígenas, llevando casi a su exterminación, y el comercio transatlántico de esclavos, recordó el sociólogo.
El libro se ocupa de la historia por fuera de la visión eurocéntrica según la cual todo lo europeo y blanco es justo, presentando un relato mucho más complejo.
Los textos estadounidenses generalmente afirman que Ponce de León fundó Florida en su búsqueda de la mística fuente de la eterna juventud. Pero ignoran que su misión real en el estado fue capturar indígenas como esclavos para trabajar en la Española (ahora República Dominicana).
La primera Acción de Gracias no fue el pacífico evento celebrado cada noviembre y descrito alegremente en los textos. Los alimentos para el banquete fueron robados a indígenas con quienes los europeos entraron en contacto, escribió Loewen.
Además, muchas tribus nativas fueron diezmadas a causa de enfermedades transmitidas por los europeos.
Loewen no es el primer experto en historia que se lanza a la polémica sobre la forma de contar la historia de Estados Unidos. La periodista Frances Fitzgerald, en su libro de 1979 "America Revised", reveló una distorsión similar sobre la presentación de los colonialistas estadounidenses.
En los últimos años, no obstante, conservadores que argumentan sobre una versión aclarada de la historia de Estados Unidos adoptaron una posición ofensiva.
En 1995, el Smithsonian Museum en Washington fue forzado a retirar parte de una exhibición sobre las bombas de Hiroshima y Nagasaki cuando un grupo de veteranos acusó al museo de puntos de vista "políticamente correctos" demasiado duros con la política de Estados Unidos.
El libro de Loewen promete ser igualmente polémico, y otros historiadores radicales ya se pronuncian a su favor.
"Cada maestro, cada estudiante de historia, cada ciudadano debería leer este libro", escribió Howard Zinn, autor de "Una historia del pueblo de Estados Unidos" ("A People's History of the United States").
"Es un fresco antídoto contra lo sucedido en la historia según nuestro sistema educativo, y educación en un volumen en sí mismo", recomendó Zinn.
La sabiduría del libro da testimonio de lo que el escritor James Baldwin una vez dijo de su país: "la historia estadounidense es más larga, más amplia, más variada, más hermosa y más terrible de todo lo que se ha dicho sobre ella". (FIN/IPS/tra-en/mm/fah/lp/cr/96