La región de América Latina y el Caribe registra una caída en sus exportaciones de alimentos mayor al promedio mundial, pero este proceso puede revertirse con la apertura de mercados y las nuevas normas comerciales.
Esta es una de las conclusiones centrales de un estudio sobre el tema preparado por expertos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), la agencia regional de Naciones Unidas con sede en Santiago de Chile.
La producción y venta de productos agrícolas sigue siendo vital para la región, que se apresta a participar en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación, que tendrá lugar en Roma desde el 13 al 17 de noviembre.
En la capital italiana se espera reunir a unos 200 jefes de Estado y de gobierno de todo el mundo, según la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), que convoca a esta cita cumbre.
El coincidencia con FAO, Cepal destaca el positivo impacto que debe tener en las exportaciones agrícolas el acuerdo que dio nacimiento a la Organización Mundial de Comercio (OMC) al término de la llamada Ronda Uruguay del GATT.
Estas nuevas condiciones son esenciales para América Latina, ya que las exportaciones de alimentos, pese a su baja en las dos últimas décadas, siguen representando renglones fundamentales en la economía de varios países de la región.
En la década del 70, las ventas de alimentos de la región tuvieron un período de auge, cuadruplicando su valor gracias a la elevada inflación internacional, mientras comenzaba a decaer su volumen físico en el total de exportaciones.
De hecho, durante la década, la participación de los alimentos en el comercio exportador regional bajó de 39,9 a 27,2 por ciento y continúo decayendo para llegar a 21,7 por ciento en 1994, según destaca el estudio de Cepal.
Este proceso no fue exclusivo de América Latina, pues en todo el mundo la participación de los alimentos en las exportaciones se redujeron de 14,7 a 9,2 por ciento entre 1970 y 1993, mientras las ventas externas latinoamericanas de esos productos bajaron de 15,8 del total mundial a 10,6 por ciento.
"La reducción de la participación de los productos alimenticios en la mayoría de los países latinoamericanos se dio a raíz del desarrollo de sus industrias, con la producción de mercadería de mayor valor agregado, y las exportaciones, en rápido aumento, redujeron la proporción correspondiente de alimentos", indica el estudio de Cepal.
La mayor caída relativa de exportaciones alimenticias se dio a Brasil, pese a lo cual ese país continúa siendo el mayor vendedor regional de esos productos en términos absolutos.
En México, en cambio, el desarrollo de la explotación petrolera y la industrializacion redujeron la participación de los alimentos en los ingresos por ventas externas a menos de 10 por ciento del total.
En Colombia influyó también el floreciente negocio petrolero, combinado con el deterioro de los precios del café, pero el impacto mayor de la explotación del crudo tuvo lugar en Ecuador en las dos décadas anteriores.
La participación de los alimentos en las exportaciones cayó de 94 por ciento del total en 1970 a 28 por ciento en 1995, para recuperarse en esta década y representar alrededor de 50 por ciento.
También disminuyó a menos de 50 por ciento en Perú, donde los sectores minero y metalúrgico tienen el mayor influjo en la economía.
El comercio de alimentos sigue siendo fundamental para Cuba, con 90 por ciento del total de exportaciones, Nicaragua (81,1), Honduras (80,2), Panam