Taiwan aún no abandonó la idea de enviar a Rusia los residuos nucleares de sus tres plantas de energía, pues su "basurero" en la isla de Lanyu está casi lleno y cuenta con escaso territorio para crear una nueva instalación.
A pesar de sus reiterados desmentidos, Moscú negoció con Taipei esa posibilidad el año pasado, confirmaron funcionarios del país asiático. Pero también ofreció los servicios de sus plantas de reprocesamiento de combustible nuclear usado a Alemania y a Suiza.
Taiwan almacenó 97.672 barriles de residuos nucleares desde 1982 en Lanyu, que cuenta con la capacidad para 98.112 barriles. En cualquier caso, la estatal Taiwan Power Company (Taipower) dejará de enviar el desecho a la isla a causa de las fuertes protestas de la comunidad nativa.
Taipower prometió que habrá retirado toda la basura nuclear de Lanyu en el 2002, y ese compromiso la obliga a buscar fuera del territorio del país otros lugares donde arrojar esos desechos.
Se han discutido posibles acuerdos en ese sentido con China, las islas Marshall (archipiélago polinesio administrado por Estados Unidos) y Rusia. Cada uno de esos territorios tiene sus ventajas y sus desventajas.
China cuenta con un amplio territorio. Las Marshall no, pero sus 181 kilómetros cuadrados repartidos en 34 islas ya están contaminadas como resultado de las pruebas con armas nucleares realizadas por Estados Unidos.
Y Rusia, por su parte, necesita el dinero.
Un funcionario de la Corporación Estatal de Energía Eléctrica de Taiwan manifestó que este país planea trasladar 5.000 barriles de residuos radiactivos hacia Rusia en forma experimental si se firma un acuerdo aceptable.
Ambos países pretenden ampliar la cooperación en la materia a través de un acuerdo a largo plazo, a pesar de las dificultades políticas que eso provocaría, según la misma fuente, que reclamó reserva sobre su identidad.
Mientras tanto, esa posibilidad es negada por funcionarios rusos. A inicios de agosto, el vicepresidente de la Academia de Ciencias de Rusia, Nikolai Laverov, quien encabeza una comisión del gobierno para analizar técnicas seguras de manejo de desechos nucleares, sostuvo que esas versiones no tienen asidero.
"Ningún residuo radiactivo se está introduciendo a Rusia. Eso está categóricamente prohibido por la ley, excepto si media el propósito de reprocesar el combustible usado en plantas de energía nuclear", afirmó, en coincidencia con funcionarios del Ministerio de Energía Atómica (MinAtom).
En efecto, la legislación ambiental de Rusia prohíbe la importación de residuos nucleares. Pero los expertos afirman que ese escollo podría eludirse definiendo esos desechos como "materia prima", pues se reprocesarían para transformarlos en combustible radiactivo utilizable.
Esta no es la primera vez que Rusia es señalada desde Taiwan como destino posible para su basura nuclear.
Funcionarios de Taipower dijeron en noviembre pasado que participaron en negociaciones durante varios meses para embarcar los desechos de sus plantas a Rusia, aunque finalmente no se adoptó ninguna decisión.
Cuando Taipower confirmó estas conversaciones, funcionarios del Comité Local del puerto de Murmansk, sobre el mar Artico, confirmaron los planes para recibir allí 2.000 litros de residuos de baja radiactividad desde Taiwan para despacharlos luego a una planta procesadora en los alrededores de Moscú.
Los envíos debían haber comenzado en abril de este año, según esa versión.
Pero el jefe del departamento de Información del MinAtom, Georgi Kaurov, negó la existencia de cualquier plan de recibir basura nuclear. "Rusia nunca aceptó residuos radiactivos de ningún país en el pasado, ni lo hace hoy, ni lo aceptará en el futuro", aseguró.
La resistencia de Moscú a admitir la existencia de negociaciones se atribuyó, por un lado, a la resistencia del MinAtom a aceptar el plan y, por otro, a las elecciones de junio, en las cuales resultó reelecto el presidente Boris Yeltsin.
Rusia no está sola en su decisión de no convertirse en el basurero nuclear de Europa. La impopularidad del almacenamiento de residuos radiactivos es un problema en todo el mundo.
La práctica habitual en todo el mundo consiste en reprocesar el material nuclear usado para que se lo vuelva a utilizar como combustible. El fin de la guerra fría dejó un excedente de combustible de uranio y puso techo a la demanda militar de plutonio.
Alemania eligió almacenar en lugar de reprocesar, pero el espacio para ello se le está acabando. El gobierno de Estados Unidos necesitará años para instalar un lugar donde depositar sus combustible. En Gran Bretaña, un intento de enterrar los desechos chocó contra una ola de oposición pública.
El manejo de basura nuclear es una de las actividades económicas de mayor crecimiento y mejores posibilidades de retorno financiero. En Gran Bretaña, aportó más de 67 millones de dólares desde el exterior en 1995.
Pero el desastre de Chernobyl, en abril de 1986, provocó una reducción de la producción de energía atómica en Occidente. La construcción de plantas, en cambio, se mantuvo en el Lejano Oriente.
La Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) informó que a fines de 1995 había cinco estaciones en construcción en Japón, otras cinco en India y seis en Corea del Sur. Taiwan, que no es miembro de la AIEA, también expande su sector nuclear, por lo que aumentan sus residuos.
Los expertos afirman que la necesidad de financiamiento que sufre la industria nuclear de Rusia la obligará a recaudar tanto dinero como sea posible a través de exportaciones de tecnología y servicios, entre ellos el procesamiento de combustible ya usado por reactores en el extranjero.
El propio Kaurov confirmó que Rusia continuará cooperando con países que operan reactores de fabricación soviética a través del procesamiento del combustible nuclear que utilicen.
Rusia intentó vender sus servicios nucleares en Europa. El año pasado mantuvo conversaciones con Alemania y Suiza en torno al posible procesamiento del combustible usado en esos dos países en la antigua "ciudad secreta" Krasnoyarsk-26, en Siberia, hoy denominada Zheleznogorsk.
Los residuos pudieron haberse procesado en la planta RT-2, aún en construcción, y ese dinero debió haberse destinado a concluir la obra, pero las negociaciones no arrojaron ningún resultado.
El acuerdo con Taiwan enfrenta grandes obstáculos, el mayor de ellos de naturaleza jurídica. Pero el obstáculo que representa la prohibición de importación de residuos nucleares se salvaría si se les considera un insumo para la industria del reprocesamiento.
En segundo lugar, Rusia no cuenta con plantas suficientes ni siquiera para procesar sus propios desechos, que están apilándose en instalaciones sobre las costas del mar Artico y el océano Pacífico, así como en centrales de generación de energía.
Pero la necesidad de obtener divisas fuertes podría ser lo suficientemente apremiante para superar esas dificultades. (FIN/IPS/tra-en/ai/rj/mj/en/96