TURQUIA: El sida llegó a remoto pueblo kurdo por una transfusión

Un litro de sangre al que no se sometió a exámenes, transfundido en una operación quirúrgica de rutina, fue la vía de ingreso del sida a una remota aldea del Kurdistán turco que hasta entonces tenía escaso contacto con el mundo exterior.

El pequeño poblado de Bozlak, comunidad cerrada y olvidada en el suroeste de Turquía, conoció el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) cuando se supo que la joven Muzeyyen Isikgoz lo había contraído a través de una transfusión de sangre.

El VIH ya puede haberse difundido por todo el pueblo, acosado por la pobreza, pues los equipos médicos son tan escasos que las jeringas son reutilizadas con frecuencia, incluso para inocular al ganado.

Muzeyyen y su esposo Sedat, el imán musulmán de Bozlak, fueron expulsados de la localidad por sus furiosos vecinos, que ignoran los medios de transmisión del virus y temen lo que solo atinan a llamar "la enfermedad sucia".

La joven y su segundo hijo fueron diagnosticados como seropositivos después de que ella dio a luz por cesárea en el hospital público de Urfa, ciudad cercana a Bozlak. Fue en esa oportunidad cuando se le transfundió la sangre contaminada.

"Las investigaciones establecen que la responsabilidad corresponde al banco de sangre", que pertenece a la Media Luna Roja, dijo a IPS Muzaffer Kecely, funcionario del Ministerio de Salud de Turquía, quien teme que haya más víctimas por la misma causa.

Los casos registrados de sida en el país ascendían a 574 en julio de 1996, "pero la cantidad total debe ser, por lo menos, 20 veces mayor", dijo Kecely.

Después del nacimiento de su hijo, la vida de Muzeyyen continuó normalmente en Bozlak durante semanas. La partera del poblado utilizó en la joven la misma aguja que luego aplicó en el resto de los pacientes.

La profesional no sabía que Muzeyyen era portadora del VIH y omitió las prácticas de higiene antiviral.

Pero una vez que la enfermedad de Muzeyyen se diagnosticó como sida, sus vecinos reaccionaron con furia. Su enfermedad era considerada inmoral en una localidad caracterizada de pésimamente educada, fervorosamente religiosa y aislada del exterior.

Cuatro meses más tarde, los pobladores expulsaron a los Isikgoz, a pesar de que el Directorio de Asuntos Religiosos en Ankara sentenció que la familia es víctima inocente y que, si mueren a causa del sida, serán "mártires".

El banco de sangre de la Media Luna Roja practica de rutina exámenes a sus existencias, pero libera partidas sin analizar en caso de "emergencia".

"Si no hay partidas disponibles, y dependiendo de los pedidos de los médicos, el banco de sangre permite el uso de sangre sin examinar, pues el análisis insume cinco horas y media", explicó Ertan Gonen, funcionario de la Media Luna Roja local.

Se estima que las posibilidades de que una partida de sangre esté contaminada con HIV es de 1,5 en cien. El médico que practicó la operación a Muzeyyen asumió el riesgo. El banco de sangre cobró 20 dólares por el litro de sangre a la familia.

"La Media Luna Roja arruinó mi vida. ¡Compré la muerte por 20 dólares!", se lamentó Sedat, quien todavía espera el resultado de su análisis.

Sedat inició juicios por una indemnización de un millón de dólares y por el castigo a los médicos y los funcionarios del banco de sangre responsables de su infortunio.

El Ministerio de Salud anunció que pagará totalmente los costos médicos que deba afrontar la familia, mientras las autoridades locales se preparan para acusar a los funcionarios.

Esta tragedia retrata la falta de recursos de los servicios de salud rurales en Turquía. Casi todas las transfusiones en este país son de sangre entera aportada por donantes. Las tecnologías empleadas en Europa occidental permitirá el uso de derivados.

La importación de derivados de sangre sumaría otros 45 millones de dólares anuales al presupuesto del Ministerio de Salud, que, por ello, considera la construcción de sus propios equipos de procesamiento a un costo de 25 millones de dólares, suma que incluirá el entrenamiento de 100 funcionarios.

El publicitado caso de la familia Isikgoz derivará en acciones para mejorar la situación, según las autoridades, pues los médicos se dieron cuenta del peligro que entraña el uso de material médico inseguro.

"Los médicos no permitirán nunca más el uso de sangre sin examinar, y, si se detectan casos similares, alentaremos a las víctimas a reclamar sus derechos", dijo a IPS Hula Keskin, funcionaria del Ministerio de Salud.

Keskin supervisa el tratamiento a la familia Isikgoz, que hoy reside en Ankara. "Quieren volver a su pueblo natal, pero aún debemos completar los análisis al padre", explicó.

El número de las víctimas de la sangre contaminada se desconoce. La posibilidad de demandas desalienta a los médicos a confesar el uso de sangre sin examinar en el pasado.

Ergun Cretin, de 56 años, resultó portador de VIH luego de que recibió una transfusión en un hospital público en la ciudad de Bursa el año pasado. "A otros les puede haber pasado lo mismo", dijo.

"Al principio, me mintieron. Aseguraron que contraje el virus en Alemania cuando estuve allí hace 10 años. Pero ahora me rebelé. Pelearé hasta el final y deberán pagar por sus faltas", aseguró. (FIN/IPS/tra-en/nm/rj/mj/he ip/96

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