La más prolongada insurrección izquierdista en el hemisferio occidental terminó la semana pasada en Guatemala, con la firma de un acuerdo de paz en México.
Los izquierdistas filipinos, que han estado en guerra más tiempo que sus correligionarios guatemaltecos, podrían seguirles los pasos y llegar a una solución negociada del conflicto.
El gobierno filipino tiene previsto reanudar en breve las conversaciones de paz con el Frente Demócrata Nacional (NDF- comunista), un conglomerado de grupos de izquierda que buscan tomar el poder desde los años '60.
El Nuevo Ejército Popular, el ala militar del Partido Comunista de Filipinas (CPP) de inspiración maoísta, inició "la lucha revolucionaria armada" en 1969.
Sin embargo, el movimiento guerrillero data 50 años atrás, cuando luchó contra colonizadores japoneses y estadounidenses y convirtió a Filipinas en un permanente campo de batalla.
La actual ronda de conversaciones entre el gobierno filipino y el NDF basado en Holanda ya dura tres años, pero ha tenido escasos progresos más allá de acuerdos sobre procedimientos.
"El tiempo no está en su favor. El movimiento ha perdido el apoyo que tuvo hace un tiempo", dijo Alex Magno, docente de ciencias políticas en la Universiodad de Filipinas
Magno expresó que los líderes de la izquierda no tienen otra opción que acordar una paz honorable. "El movimiento de masas se ha disipado (en Filipinas)", sentenció.
El presidente Fidel Ramos, cuyo gobierno logró este mes un arreglo con los rebeldes musulmanes y ahora está hablando con otra facción musulmana, envió un alto funcionario a Utrecht la semana pasada para hablar con el titular del CPP, Jose María Sison, que tambien es consultor del panel de negociaciones del NDF.
El secretario ejecutivo de Ramos, Ruben Torres, declaró que había llegado a un acuerdo con Sison, que vive en Holanda tras su excarcelación en 1987, para acelerar las conversaciones de paz que habían estado bloqueadas por el arresto de un dirigente rebelde.
En su país, el NDF ejerce escasa influencia en el movimiento insurgente dividido al menos en tres facciones. Los choques entre el NPA y fuerzas militares, que fue la mayor amenaza filipina en los años '80, no se registran desde hace años.
Algunas de las principales causas públicas de la izquierda perdieron vigencia, entre ellas las bases militares estadounidenses desmanteladas en 1992. Una vieja ley que proscribió como criminales a los miembros del Partido Comunista fue abolida hace varios años.
Las desigualdades en la distribución de tierrras y riqueza, que constituyeron el tradicional caldo de cultivo de la revolución en Filipinas, tambien perdieron significado actual.
Actualmente, la economía está floreciente. Si bien la pobrezxa rural se mantiene, el aumento del producto interno bruto (PIB) en la primera mitad del año alcanzó el 7.1 por ciento, la ocupación crece despacio y las exportaciones tambien suben.
El pedido de asilo político de Sison fue negado por los holandeses en junio, ocho años despues que lo solicitara por primera vez. A menos que otro país lo reciba, significa que Sison deberá retornar a su país.
El dirigente afirmó que su vida corría peligro si era repatriado, pero el gobierno de Manila garantizó su seguridad si volvía para participar en conversaciones de paz.
Sison, de 58 años, declaró que solo volverá si se aceptan sus condiciones, y acusó al gobierno de Ramos de violar derechos humanos. "¿No confía en el gobierno o teme que cuando llegue aquí sus seguidores le vuelvan la espalda?", demandó el subsecretario de prensa Honesto Isleta.
Tras la declinación del comunismo en Europa el movimiento de izquierda ha encontrado pocas simpatías en el continente.
La primera ronda de conversaciones con el NDF en 1992 llevó a un acuerdo para discutir derechos humanos, legislacion internacional humanitaria, reformas socioeconómicas, constitucionales y políticas. Esta vez, Ramos pretende que los contactos aborden temas más "sustanciales".
El diputado Bonifacio Gillego expresó "podemos asegurar que la reanudación de las conversaciones acelerará proceso de paz".
Sin embargo, Magno insistió que esto no cambia el hecho que cuanto más demoren los comunistas en aceptar los hechos, tanto más se debilitará su posición para negociar.
El gobierno confía lograr estabilidad política mediante gestiones de paz con varios grupos opositores al mismo tiempo. En octubre de 1995 amnistió a militares derechistas que trataron de deponer a la ex presidenta Corazón Aquino, y en septiembre logró la paz con los musulmanes. Ahora espera tener éxito con la izquierda.
Muchos observadores concuerdan que la izquierda, una potente fuerza social por muchos años, debería buscar un nuevo papel en el escenario nacional. Magno expresó que la renovada oferta de paz debería ser para los grupos de izquierda "una puerta de escape a la completa decrepitud"o. (FIN/IPS/tra-en/js/kd/ego/ip).
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