ENERGIA: Nigeria se perfila como fuerte exportador de gas natural

Compañías transnacionales realizan una fuerte inversión para la producción de gas natural en Nigeria, que a fines de este decenio será uno de los principales exportadores de esa materia prima energética.

Un consorcio integrado por la Compañía Japonesa de Gas y Saipem, de Italia, obtuvo en agosto un contrato por 318 millones de dólares para construir depósitos de almacenamiento de gas natural en campos petroleros de la corporación anglo-holandesa Shell.

Proyectos de igual índole están previstos en áreas petroleras explotadas por la empresa francesa Elf y la italiana Agip.

El propósito consiste en poner en condiciones a las compañías petroleras radicadas en Nigeria a almacenar el gas liberado de los yacimientos de crudo, para abastecer a la planta exportadora de gas natural que comenzarán a operar hacia 1999 en la localidad de Finima, situada en la isla de Bonny.

Shell, Elf, Agip y la Corporación Nacional de Petróleo de Nigeria (NNPC) son socios en el proyecto de la terminal exportadora de gas, cuyo costo fue calculado en 4.000 millones de dólares.

Pobladores de Finima cuestionan el proyecto, pues temen impacto negativo sobre el ambiente de la zona. El gobierno se comprometió a promulgar una nueva guía de preservación ambiental, para regular la actividad de las empresas industriales.

Dos firmas petroleras estadounidenses, Mobil y Chevron, participan por separado en otras dos empresas de riesgo compartido con la NNPC.

Chevron completará el próximo año su proyecto de Escravos Gas, y se propone instalar luego un gasoducto hasta Benin, Togo y Ghana.

"Hace 10 años, Nigeria era calificada de 'provincia' petrolera, y ahora empezamos a considerarla una 'provincia' productora de gas que también tiene petróleo", señaló Joe Anyigbo, representante de Chevron.

Según Olu Falae, que fue primer ministro y ministro de Finanzas en los años 80, "Nigeria es un país productor de gas, más que petrolero".

"Nuestras reservas conocidas y probadas de gas natural", unos 110 billones de metros cúbicos, "representan un valor incluso superior a la suma del petróleo que hemos producido con el que aún se encuentra en el subsuelo del país", afirmó Falae.

Las nuevas obras reducirán la cantidad de gas natural que se pierde en los pozos petroleros.

Desde que comenzó la explotación de crudo en el país, hace 30 años, las compañías petroleras han quemado más de 70 por ciento del gas natural liberado de los pozos, por considerar excesiva la inversión que habrían requerido su almacenamiento y aprovechamiento comercial.

Esa práctica no sólo significó la pérdida de una valiosa fuente de energía y de ingresos, sino que también sumó lluvia ácida a la contaminación ya causada por la minería del petróleo.

La protesta de las comunidades afectadas desembocó en disturbios y en la ejecución en noviembre de 1995 del escritor Ken Saro-Wiwa y otros ocho defensores de los derechos de la minoría ogoni.

El gobierno nigeriano impuso en la última década una multa de 0,63 centavos de dólar por cada 1.000 metros cúbicos de gas quemados por las petroleras. Las sanciones aplicadas han representado un promedio de un millón de dólares por año.

Finalmente, el hallazgo en el país de nuevas reservas de gas y la creciente demanda internacional de ese producto determinó una fuerte corriente de inversiones hacia el sector.

La recaudación en concepto de multas por la quema de gas natural disminuyó casi 57 por ciento en la primera mitad de este año.

La reducción del volumen quemado se debió no sólo al creciente aprovechamiento del gas natural, sino también a su reinyección en los pozos, un procedimiento que busca mantener la presión en el subsuelo para maximizar el flujo de petróleo.

Todos los proyectos anunciados en el sector gasífero se orientan a la exportación. Cerca de 20 por ciento del volumen de gas emitido como subproducto de la explotación petrolera ya es procesado, aunque se destina al mercado interno.

Más de 40 por ciento de los 3.000 megavatios generados por la Autoridad Nacional de Energía Eléctrica proceden de centrales alimentadas con gas, y el resto, de represas hidreléctricas.

Pero sólo 10 por ciento de las viviendas usan gas en la cocina y, por lo tanto, es todavía alto el mercado doméstico potencial.

La NNPC tiene una participación de 49 por ciento en el proyecto de Finima, la mayor entre las obras en construcción en el sector. Shell lleva 26 por ciento, Elf, 15, y Agip, 10 por ciento.

Así mismo, la NNPC se reserva 49 por ciento de las acciones del emprendimiento que comparte con Mobil y 60 por ciento del proyecto Escravos, en el que también interviene Chevron. Cada uno de esos proyectos tiene un costo de 1.000 millones de dólares.

John Aylward, administrador general de TSKJ, el consorcio encargado de la construcción de la terminal de gas de Finima, anunció a fines de agosto que los accionistas de su empresa ya aportaron la financiación necesaria para la construcción de la obra.

"Nos hemos adelantado en dos meses al calendario acordado" dijo Aylward, cuyo consorcio engloba a Technips, de Francia, Snamprogetti, de Italia, Kellogs, de Estados Unidos, y la Compañía Japonesa de Gas. (FIN/IPS/tra-en/dm/kb/ff/en/96

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