Apenas dos de los miembros de la Unión Europea (UE) ratificaron la renovada Convención de Lomé, lo cual deja al bloque en dificultades para cumplir sus compromisos de ayuda a 70 de los países más pobres del mundo, se advirtió hoy.
El comisario de Desarrollo de la Unión Europea, Joao de Deus Pinheiro, manifestó hoy, ante parlamentarios de los 70 países de Africa, el Caribe y el Pacífico (ACP) beneficiarios reunidos en Luxemburgo, que el tratado está en peligro.
"Apenas dos miembros de la UE y 16 países ACP ratificaron la Convención de Lomé. Estoy convencido, hoy más que nunca, que la credibilidad de nuestra sociedad está en juego", dijo Pinheiro.
La Convención de Lomé es un tratado de comercio y asistencia entre la UE y los 70 países ACP. La reformulación del convenio, firmada en noviembre de 1995 en Mauricio, entrará en vigencia cuando sea ratificado por los 15 miembros del bloque europeo y dos tercios de los países ACP.
Entre los países de la UE, solo Suecia y Dinamarca ratificaron el nuevo acuerdo.
No solo está en juego la imagen de la UE como una de las principales fuentes de asistencia al desarrollo. Además, los fondos de ayuda a los países ACP podrían congelarse el año próximo, lo que ocasionaría problemas económicos al grupo.
"Los fondos de Lomé pueden ser programados mientras se aguarda la ratificación de los firmantes, pero no pueden ser gastados", advirtió un funcionario de la UE en materia de desarrollo.
Los países ACP todavía están recibiendo ayuda europea en base a los compromisos contraídos a principios de la década del 90. Pero el informante alertó que la escasez de fondos podría comenzar a percibirse el año próximo.
"Nos acercamos a un período crítico", pronosticó.
Pinheiro reclamó a los países de la UE que aceleren el proceso de ratificación de la Convención de Lomé, trabado en los comités parlamentarios, según fuentes diplomáticas.
También se teme que el retraso sea otra señal del decreciente interés de Europa hacia la Convención de Lomé y las cuestiones de desarrollo.
"Lomé ocupó hace tiempo un lugar de privilegio en las relaciones exteriores de la UE, pero hubo una considerable marcha atrás", dijo Dieter Frisch, ex director general de la Comisión Europea, órgano ejecutivo del bloque.
El dificultoso y largo debate registrado el año pasado en torno a la reformulación del tratado también dejó en evidencia el desencanto de la UE.
Alemania, Gran Bretaña y Holanda reclamaron una reducción del fondo de asistencia. Finalmente, triunfó la posición de Francia y se comprometieron 17.000 millones de dólares de ayuda a lo largo de cinco años.
La nueva convención tendrá vigencia hasta el 2000 y ya se está discutiendo su futuro.
Pinheiro dijo en Luxemburgo que pretende mantener "la vitalidad de las relaciones entre la UE y el grupo ACP", pero también insistió en que el acuerdo debe ser adaptado para que pueda enfrentar los desafíos del próximo siglo.
Dada la creciente diferencia de nivel de desarrollo entre los 70 países beneficiarios, Pinheiro dijo que no era claro si "debe haber un sucesor de la Convención de Lomé o varios".
"En otras palabras, nos preguntamos si será más efectivo que las relaciones se mantengan dentro de un simple marco como Lomé o de otros acuerdos formulados en base a la ubicación geográfica o el nivel de desarrollo", agregó.
Muchos sugieren que la Convención de Lomé deberá extenderse a los países en desarrollo que no están dentro del grupo ACP, como Bangladesh y Nepal, que también se beneficiarían de un vínculo de comercio y ayuda más estrecho con la UE.
La Comisión Europea también analiza propuestas tendentes a que la próxima Convención de Lomé atienda solo a los integrantes del grupo ACP menos desarrollados.
"Creo firmemente que nuestra ayuda debería atender mejor a aquéllos que nos necesitan más. Esto significa establecer la prioridad en los países más pobres y en los sectores más pobres de las poblaciones" de esas naciones, dijo Pinheiro en la reunión de parlamentarios. (FIN/IPS/tra-en/si/rj/mj/dv/96)
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