Más de una decada de recesión económica está llegando a su fin en Congo, si bien todavía demorará algun tiempo hasta que el ciudadano común experimente los efectos de la proclamada mejoría macroeconómica.
"Los indicadores económicos del Congo estuvieron en rojo pero ahora estan cambiando al negro, si es que ya no lo hicieron", declaró Benoit Koukebene, ministro de Recursos Petroleros.
Tambien hubo expresiones alentadoras por parte de funcionarios occidentales. "Es cierto que un vaso de agua no hace un océano, pero la situación económica en Congo dá motivos de esperanza", comentó Marc Deballon, consejero económico y comercial de la embajada francesa en Brazzaville.
El optimismo ha sido alentado por perspectivas de mayores ingresos petroleros, la reducción parcial de la deuda congoleña por sus acreedores internacionales y un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el primero desde que la institucion suspendió contactos con Brazzaville en los años '80 por mala administración.
En junio, el FMI aprobó la puesta en marcha de un intensivo ajuste estructural (ESAF) para Congo por 100 millones de dólares pagaderos en 10 años con el 0,5 por ciento anual de interés y un período graciable de cinco años.
El primer préstamo anual bajo las condiciones del ajuste asciende a 40 millones de dólares desembolsados en dos cuotas, la primera de las cuales ya se pagó en julio.
Los fondos de ESAF se usarán para respaldar el programa de reforma económica 1996-1999. Durante el primer año, abril 1996- marzo 1997, Congo tratará de aumentar su Producto Interno Bruto (PIB) al seis por ciento y crear las condiciones para un crecimiento del 9,5 en 1997.
El PIB de Congo aumentó apenas el 0,9 por ciento en 1995. El gobierno de esta nación centroafricana tambien planea reducir la inflación del 5,5 por ciento en 1995 al dos por ciento en 1997.
El acuerdo con el FMI tambien allanó el camino para que el Club de París condonara el 67 por ciento de la deuda que el país tenía con la institución. Antes del acuerdo, Congo debía el 56 por ciento del total de su deuda al club, que agrupa a acreedores bilaterales como Alemania, Brasil, Francia, Gran Bretaña, Italia y España.
El ministro de Finanzas, Nguila Moungounga Nkombo, anunció recientemente que el gobierno tenía prevista una discusión con el Club de Londres este mes, para refinanciar la deuda de 600 millones de dólares que Congo tiene con acreedores privados representados por esa institución.
El clima optimista que impera en los círculos gobernantes congoleños tambien está ligado a un aumento de la producción petrolera tras el inicio de actividades en dos yacimientos costa afuera en Nkossa, al sudoeste del país.
La explotacion de los yacimientos petrolíferos de Nkossa, el mayor proyecto llevado a cabo hasta ahora por Elf-Congo, la transnacional francesa que explota el crudo congoleño, previsiblemente aumentará la produccion nacional de 9,5 millones de toneladas en 1995 a 10 millones este año y 13 millones en 1997.
Otro aspecto crucial es el programa congoleño de privatización, bajo el cual un primer grupo de seis empresas públicas será vendido a fin de año.
Además, aumentó el intercambio comercial. Las importaciones desde Francia, que abastecen a Congo con el 42 por ciento de los bienes que adquiere en el exterior, se incrementaron en 23,7 por ciento entre 1994 y 1995, mientras las ventas congoleñas a Francia subieron un 27,7 por ciento respecto a 1994.
Los principales rubros exportables de Congo son petróleo, maderas, eucaliptos, azúcar, cemento, bebidas sin alcohol y cigarrillos.
Sin embargo, las mejorías macroeconómicas se produjeron a un precio muy alto. Para ajustarse a la contabilidad impuesta por el FMI, el gobierno despidió a 3.000 empleados y redujo salarios en el sector público en un 27,5 por ciento el año pasado, de 260 millones de dólares a 200 millones.
Mientras los salarios son pagados ahora mensualmente (el año pasado hubo atrasos hasta de dos meses), algunos empleados públicos todavía esperan pagos retroactivos que oscilan entre un par de meses a todo un año. Tanto los pensionados como los estudiantes aún reciben sus estipendios irregularmente.
Los precios de los alimentos tambien aumentaron. El costo de la mandioca, por ejemplo, subió un 80 por ciento desde el año pasado, mientras los medicamentos resultan prohibitivos para la mayoría de la población. Un kilo de carne cuesta el equivalente de cuatro dólares, un precio muy alto para el nivel local.
Incluso el precio de la gasolina aumentó en los últimos meses un 300 por ciento si bien es producida localmente.
"Hablan de vuelco económico aquí y allá pero yo no veo cambio alguno en este país", se quejó Clementine Nosonga, graduada en ingeniería petroquímica. "Sigo desempleada a pesar que terminé mis estudios hace 12 años. El cambio no es para nosotros, es para los demás…"
La comerciante Josee Milandou tampoco se siente beneficiada. "Es fácil ver que hay más dinero en el país. Me doy cuenta por el el número de automóviles y mansiones de lujo que proliferan en la ciudad", acotó.
"Lo desafortunado es que ese dinero no llega a todos. Pertenece solo a un grupo de gente privilegiada, me refiero a personas en el poder que se benefician con esa situación".
"Pueden hacer lo que quieran con sus cambios económicos. Lo que imploramos es que se compadezcan de nosotros y reduzcan el precio de los alimentos. En ese caso, habrán servido para algo", agregó.
En una rueda de prensa el mes pasado, el presidente Pascal Lissouba sugirió la creación de un fondo para asegurar que alrededor de 2,5 millones de congoleños se beneficien con las ganancias del país.
"La idea es tomar parte de nuestro ingreso y crear un fondo de inversión cuyo papel no será poner dinero en manos de la gente sino financiar programas de desarrollo de cada región tras haber establecido prioridades y proyectos", dijo Lissouba.
Una ley sobre un Fondo Común de Inversiones fue aprobada por la asamblea nacional, la cámara baja del parlamento, a comienzos de septiembre. (FIN/IPS/tra-en/nrn/kb/mk/ego/if).
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