BRASIL: Gobierno reanuda programa nuclear

El presidente Fernando Henrique Cardoso quedará en la historia de Brasil como el primer gobernante civil capaz de llevar adelante un viejo sueño nacionalista: reinstaurar el programa nuclear progresivamente desmantelado en la última década.

El Centro Tecnológico de la Marina, ubicado en el campo universitario de la ciudad de Sao Paulo, es el ejemplo más claro de esta nueva política.

Allí avanza el desarrollo del prototipo y del reactor de un submarino nuclear, un ambicioso proyecto realizado con recursos de la Marina y que, si recibe la inyección presupuestaria prevista, podría sumergirse en los mares brasileños a comienzos de la próxima década.

Aunque la posibilidad de enriquecer uranio a escala industrial sería económicamente factible sólo en 10 años, la Comisión Nacional de Energía Nuclear también avanza en esa meta. En 1995 ese organismo oficial recibió un presupuesto de 43 millones de dólares y este año asegura que será el mayor de su historia.

Entre otros proyectos de "importancia social", como la producción de radioisótopos para usos medicinales, también dará recursos para instalar una planta de polvo y pastillas de uranio en Resende, en el estado de Río de Janeiro.

El programa nuclear avanza también en el campo energético, con la reanudación el mes pasado de la construcción de la Usina Nuclear "Angra 2" y el más reciente anuncio de instalar otra planta de ese tipo, la "Angra 3".

Pero la nueva cara social que intenta imprimir la Secretaria de Asuntos Estratégicos al programa nuclear no convence a los sectores de la oposición.

"Nosotros defendemos la investigacin y la aplicación nuclear en algunas áreas de la medicina y la conservación brasileña, pero estamos en contra de que todo este programa nuclear paralelo esté conectado a las Fuerzas Armadas", sostuvo Carlos Minc, del izquierdista Partido de los Trabajadores.

"?Por qué no poner al frente de la investigación nuclear a organizaciones civiles ligadas a la ciencia y la tecnología? Por qué son los militares los que controlan todo el ciclo de enriquecimiento del uranio?", se interrogó el diputado del PT.

"Esto para nosotros significa que la fuerza militar manda en el programa nuclear brasileño", concluyó Minc.

El ministro de la Marina, Mauro Rodrigues Pereira, justificó la necesidad de un submarino nuclear, dos veces más rápido que uno convencional y que no necesita salir a la superficie para reabastecerse.

"Brasil no tiene ninguna hipótesis de guerra y además creo que esa es la situación de casi todos los países del mundo. Nadie conoce un enemigo que sea definido para decir: tengo una hipótesis de guerra", dijo el ministro en una reciente entrevista.

"Pero si nosotros estudiamos la historia comprobamos que, aunque la humanidad camine hacia el perfeccionamiento, estamos muy lejos de ser perfectos y los intereses no coindicen muchas veces. Por eso necesitamos estar preparados para defenderlo que es nuestro. Para eso necesitamos um brazo militar", añadió.

Dentro de la "historia estudiada", el ejemplo que en los pasillos de la Marina los comandantes prefieren mencionar es de la guerra de las Malvinas entre Argentina y Gran Bretaña en 1982.

"Si Argentina hubiera tenido un solo submarino nuclear, (la ex primera ministra británica) Margaret Thatcher jamás se hubiera embarcado en la aventura de acercarse a las costas de ese país", sostuvo un capitán de escuadra brasileño.

Pero evaluar la verdadera importancia de este proyecto como la bandera verde del programa nuclear en su conjunto exige trasladarse del Centro Tecnológico de la Marina hacia otra instalación, el Centro Experimental de Aramar, ubicado en el municipio de Iper, a 120 kilómetros de Sao Paulo.

Allí la Marina, con participación del Instituto de Pesquisas Energéticas y Nucleares (IPEN), ha logrado un privilegio alcanzado por pocos países del mundo: el dominio completo del combustible nuclear que será utilizado en la nave.

Aunque Brasil es la cuarta reserva de uranio del mundo, el procesamiento necesario para enriquecer ese mineral y abastecer las centrales energéticas nucleares se realiza hasta ahora, en gran parte, en Europa.

En Aramar, la Marina ha logrado desarrollar el ciclo completo, desde la denominada "pasta amarilla", primer paso de procesamiento del uranio, hasta su fase final: las pastillas de uranio que serán incluidas en las varetas que integran un reactor nuclear.

El ministro de Marina dijo en una entrevista con la cadena de televisión estadounidense CNN que con esa tecnología Brasil estaría en condiciones de purificar el uranio hasta el grado necesario para fabricar una bomba atómica.

Pero Brasil, que es signatario del tratado de no proliferación de armas nucleares de Tlatelolco, niega categóricamente esta hipótesis.

"Nosotros no deseamos hacer la bomba atómica porque no la deseamos hacer. No deseamos más que defendernos y para eso no necesitamos ningún artefacto nuclear", aseveró el ministro de Marina. (FIN/IPS/ff/ag/ip-en/96

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