Una dirigente campesina murió hoy en Bolivia al concluir en violentos enfrentamientos con la policía una marcha de protesta que concentró en esta ciudad a unos 15.000 trabajadores agrarios.
Sabina Sirpa Choque, de 50 años, secretaria general de un sindicato agrario del altiplano, murió de un paro cardíaco por intoxicación con gases lacrimógenos lanzados por la policía cuando una manifestación de campesinos intentó llegar hasta la Plaza Murillo, donde están la sede del gobierno y el parlamento.
Miles de indígenas amazónicos, quechuas y aymaras culminaron este jueves en La Paz penosas marchas que duraron entre 20 y 29 días, para reclamar al gobierno la aprobación de una ley de tierras de consenso (Ley INRA), que no afecte a sus intereses.
El gobierno del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, que hasta el miércoles reiteraba que la polémica ley de Modificación del Servicio Nacional de Reforma Agraria (Ley INRA) sería enviada al parlamento el lunes para su aprobación, cambió su posición al mediodía del jueves, al comprobar la magnitud de la protesta.
Los campesinos cuestionan principalmente la creación de una superintentencia agraria, con facultades de revertir al Estado las tierras por causa de desuso o no pago de impuestos durante dos años o daños causados al medio ambiente.
Voceros de la Presidencia anunciaron la disposición del gobierno de dialogar con los representantes de los campesinos, pero exigen el cese de manifestaciones de protesta en La Paz.
"Desde el punto de vista del gobiero, no existe ningún tema de fondo que justifique medidas de presión a través de una marcha que implica el sacrificio de mucha gente", dijo el ministro de la Presidencia, Guillermo Justiniano.
El ministro de Gobierno, Carlos Sánchez, consideró "lamentable que dirigentes de la COB (Central Obrera Boliviana) pretendan sacar rédito político de la marcha campesina y aprovechar este día para convocar a un paro en La Paz".
La llegada de las largas columnas de indígenas, que ingresaron a La Paz por el sur, el este y el oeste, el centro de la ciudad quedó paralizada y afectada por los gases lacrimógenos.
En la primera jornada, los campesinos que llegaron a La Paz se reunieron en una céntrica plaza de la ciudad.
Allí, los dirigentes campesinos fustigaron duramente al gobierno por los cambios introducidos en el proyecto de ley INRA, que contaba con el respaldo del gobierno, los indígenas campesinos y los empresarios, pero también por su política económica neoliberal.
Uno de ellos, Alejo Véliz, dirigente de la Confederación Sindical Unica de Trabajadores Campesinos de Bolivia, llegó incluso a pedir la muerte del presidente Sánchez de Lozada y el ministro de Gobierno, durante su discurso pronunciado en quechua.
Otro dirigente campesino afirmó: "El gobierno está alimentándose con la sangre del campesinado boliviano. Las autoridades están haciendo un terrorismo de Estado".
"Para sacar a los españoles en la Colonia hemos luchado durante muchos años. ?Y por qué no lucharemos ahora, si nosotros somos la mayoría nacional?", dijo Román Loayza, máximo dirigente de los campesinos bolivianos.
Los campesinos que llegaron a La Paz anunciaron que se quedarán en esta ciudad hasta que el parlamento apruebe una ley INRA que incorpore sus demandas.
El gobierno tiene una difícil tarea, ya que también enfrenta la presión de los empresarios agrarios del país, que no aceptan la imposición de un impuesto a la propiedad rural.
Entretanto, se ignora el lugar en el cual se alojarán los campesinos, que llegaron a La Paz con la ropa puesta y sin abrigo. La estatal Universidad de San Andrés agotó su capacidad al dar albergue a unas 2.500 marchistas y el gobierno prohibió a las escuelas públicas abrir sus puertas a los campesinos. (FIN/IPS/jcr/ag/ip/96