En vísperas de la huelga general de 36 horas que comienza este jueves en Argentina, las encuestas prevén una amplia adhesión, pero ni los sindicalistas ni la oposición política pueden capitalizar el malestar contra el gobierno.
Según una encuesta publicada este miércoles, 69 por ciento de la población apoya el paro contra el modelo económico y el alto desempleo. Pero cuando la consultora Ricardo Rouvier pregunta sólo a empleados, el respaldo trepa a 84 por ciento.
La consultora Graciela Romer señala que 54 por ciento adhiere a la huelga, aunque entre ellos sólo 13 por ciento dijo que no irá a trabajar y la empresa Consultores S.A. sostiene que el respaldo será de 64 por ciento entre trabajadores y de 53 en el comercio.
En general, las encuestas indican un respaldo importante en comparación con los sondeos realizados días antes del último paro que se efectuó el 8 de agosto con una muy amplia adhesión. Las proyecciones indicaban entonces un apoyo de 30 por ciento.
"Descartamos que el apoyo será absoluto, va a ser una jornada histórica porque el pueblo argentino no soporta más el ajuste", auguró el secretario general de la Confederación General del Trabajo, Rodolfo Daer, líder de la convocatoria al paro que comienza este jueves con un acto de calle.
Sin embargo, las mismas encuestas que prefiguran la adhesión masiva a la medida de fuerza, advierten sobre los muy bajos niveles de adhesión que tiene no sólo el gobierno del presidente Carlos Menem, sino también los sindicalistas y los dirigentes de la oposición.
La encuesta de Rouvier señala que el gobierno tiene una imagen positiva de 14 por ciento, la más baja de una gestión que ya lleva mas de siete años. El diario Página 12 reveló que el gobierno guarda encuestas según las cuales el respaldo a Menem es de 10 por ciento, y el del ministro de Economía de tres.
Al mismo tiempo, cuando Rouvier pregunta a los trabajadores si se sienten representados por la Confederación General del Trabajo y sus líderes, 72 por ciento responde en forma negativa.
La consultora de Hugo Haime, un hombre cercano al Partido Justicialista (peronista), aporta datos que muestran la devaluada imagen de los caciques sindicales. Según su estudio, 57 por ciento de la población tiene una imagen negativa de los dirigentes sindicales, por su presunta cercanía con el gobierno.
La central sindical argentina fue históricamente uno de los pilares del peronismo, que se nutrió siempre de la clase trabajadora como su principal base de apoyo. Con Menem, ese sustento se amplió hacia el empresariado y ahora la alianza gobierno-sindicatos está en crisis.
Tampoco la Unión Cívica Radical o el Frente País Solidario, las dos principales fuerza de oposición, vieron aumentar su influencia a raíz del malestar imperante por la recesión y el alto desempleo, de 17,1 por ciento.
Los dirigentes opositores tienen una mejor imagen que quienes están en el gobierno, pero se mantienen sin mayores variantes en los últimos meses, pese a que aumentó el clima de protesta. El 8 de agosto hubo un paro general y el 12 de septiembre un apagón eléctrico, ambos con gran adhesión popular.
"El descrédito de los dirigentes gremiales sigue siendo altísimo y las opiniones favorables o la intención de voto a la oposición no ha crecido", dijo Haime, quien dijo que la protesta tiene mas peso que todo y "casi ni interesa la identidad de quien convoca a la huelga".
Argentina había alcanzado un crecimiento promedio anual de siete por ciento entre 1991 y 1994, pero en 1995 tras la crisis mexicana, el retroceso fue de 4,4 por ciento y en los primeros ocho meses la recuperación fue de sólo 1,2 por ciento.
El consumo interno cayó en agosto 15 por ciento, y la amenaza oficial de flexibilizar las normas de contratación laboral, en lugar de alentar a la población, que manifiesta que el desempleo es su primera preocupación, la vuelven mas escéptica. Según las encuestas, 70 por ciento rechaza la iniciativa. (FIN/IPS/mv/ag/ip/96