El presidente de Argentina, Carlos Menem, calificó hoy de "turístico" el paro general de 36 horas que comienza el jueves y aseguró que el país perderá 1.700 millones de dólares con la huelga.
A dos días de que se inicie el paro más largo convocado por la Confederación General del Trabajo contra el gobierno, Menem desafió a los dirigentes sindicales a demostrar que "manda, gobierna, quien fue elegido por el pueblo".
La huelga, la segunda contra el gobierno tras la de 24 horas realizada el 8 de agosto con gran adhesión, cuenta con respaldo de 54 por ciento de la población, según una encuesta que efectuó la consultora Catterberg y Asociados.
En tanto, la imágen de los sindicalistas según la encuesta de Hugo Haime es "mala" para 67 por ciento y "regular" para 19 por ciento de los consultados.
"No hay ninguna posibilidad de aceptar imposiciones que son totalmente contrarias a lo que quiere la gente", interpretó Menem y añadió con el paro "quedará demostrado que el gobierno está decidido con fuerza a mantener el modelo económico".
La huelga fue convocada por la central sindical en protesta por la política económica y social que mantiene un nivel de desempleo de 17,1 por ciento y un ritmo de actividad económica parcialmente detenido tras la crisis mexicana de 1994.
Tras un período de crecimiento de siete por ciento anual entre 1991 y 1994, en 1995 el retroceso fue de 4,4 por ciento. Este año, sólo en el tercer trimestre hay síntomas de reactivación en algunos sectores de la industria, aunque el comercio aún no lo advierte y el consumo cayó en agosto 15 por ciento.
El paro cobró más fuerza esta semana debido a la amenaza oficial de imponer por decreto o por ley un proyecto de flexibilización de las normas de contratación laboral que pone fin a derechos adquiriridos por los trabajadores.
La iniciativa prevé que la jornada de ocho horas se alargue a 12 y que las vacaciones sean otorgadas en la forma y el tiempo en que el empresario lo disponga, y no necesariamente en el verano, en coincidencia con las vacaciones escolares como ahora.
Inclusive, se busca legalizar el trabajo de un mes seguido, incluyendo fines de semana, y luego un mes sin trabajar.
También se estudia eliminar la indemnización por despido, que hoy representa un mes de salario por cada año trabajado, y reemplazarla por un fondo de capitalización al que contribuiría el empleador, y virtualmente el empleado. El trabajador despedido percibiría el dinero acumulado cuando deja de trabajar.
Otra de las medidas resistidas es la que propone que se pague en 12 cuotas el aguinaldo. Actualmente, el aguinaldo -un sueldo extra al año- se paga en dos cuotas semestrales.
La central sindical rechaza el proyecto que, a juicio del gobierno, sería la única solución al problema del alto desempleo.
En un informe del Banco Mundial conocido hace una semana se destaca que en Argentina, con el proyecto oficial, la desocupación podría bajar a un dígito.
Los abogados laboralistas de la central sindical aseguran que las nuevas normas no son garantía para la creación de nuevas fuentes de trabajo y algunos empresarios coinciden en que no basta con reducir el costo laboral si persiste la recesión y la caída en el consumo.
El ministro de Trabajo, Armando Caro Figueroa, manifestó que los sindicalistas tienen derecho a defender a los trabajadores con un paro, pero pidió que se respete que el gobierno intente con la reforma laboral "defender a los desocupados". (FIN/IPS/mv/ag/ip/96