AMERICA LATINA: Un nuevo índice para cumplirle a la mujer

Desde este mes, a un año de la Conferencia de Beijing sobre la mujer, incumplir los compromisos allí adquiridos se volverá más difícil para los gobiernos de América Latina, pues un nuevo índice los va a medir escrupulosamente.

Es el último hallazgo del movimiento organizado de la mujer latinoamericana para forzar el cumplimiento en la región de la llamada Plataforma de Acción, y comenzó su andadura el día 8, en el aniversario de la clausura del foro de organizaciones no gubernamentales (ONG) que acompañó la conferencia mundial.

La coordinadora latinoamericana del foro, la peruana Virginia Vargas, explicó a IPS que el nuevo Indice de Compromisos Cumplidos registrará paso a paso los avances en cada uno de los países, y pondrá en evidencia a los rezagados.

En Chile, Ana María Gómez, coordinadora de la ONG Isis Internacional, precisó que el Indice evidenciará con datos simples, confiables y de fácil comprensión por la población, el grado en que cada gobierno avanza año a año en favor de la igualdad de la mujer.

Porque al hacer balance de lo sucedido y medir lo hecho por los gobiernos con el tema de la mujer desde que el 14 de septiembre de 1995 se cerró la Conferencia de Beijing, dirigentes femeninas de América Latina consultadas por IPS en diferentes países, tienen más para criticar que para alabar.

Y peor aún, cuando cumplen con acuerdos adoptados en Beijing, como el establecimiento de la educación sexual en Chile, lo hacen calladamente, para evitar la polémica con sectores reaccionarios de creciente influencia, según detalla la dirigente de ese país Teresa Valdés.

Mejor puntaje por su actuación en el año post Beijing obtiene el movimiento de la mujer, donde bajo el lema "unión en la diversidad" conviven y actúan desde grupos feministas ortodoxos a indígenas, mujeres negras, lesbianas, prostitutas, mujeres pobres, de clase media o académicas.

Vargas, fundadora del emblematico grupo Flora Tristán y ahora coordinadora de programas de género en el Banco Interamericano de Desarrollo, consideró que ha sido en el Caribe -con mayor madurez institucional y democrática-, o en el Cono Sur donde más pasos se dieron a favor de la mujer.

El gobierno peruano de Alberto Fujimori, el único mandatario de la región presente en Beijing, "ni siquiera expuso cuales serán los mecanismos y los recursos para cumplir con la plataforma", dijo Vargas.

En Beijing, los gobiernos se comprometieron a tomar acciones para mejorar la situacion de la mujer en 12 áreas prioritarias: pobreza, educación y capacitación, salud -incluida la salud reproductiva-, violencia, conflictos armados, la economía y el ejercicio del poder.

Además, prometieron ocuparse de la creación de mecanismos institucionales para el avance de la mujer, sus derechos humanos, su papel en los medios de difusión, del tema de la mujer el ambiente y la niña.

La ecuatoriana Nina Pacari, líder indígena continental, precisó que Beijing fue "trascendente" para las indígenas de la región porque pudieron presentar su particular agenda, centrada en "la lucha por el reconocimiento de nuestros pueblos y por espacios de participación propios".

"Pero en la cumbre oficial no hubo posibilidad de participación real" ni de las indígenas ni de las mujeres latinoamericanas en general, "donde pudiéramos expresar nuestras necesidades como un continente de negros, indígenas, mulatos y mestizos", acotó Pacari.

Un año después, para Pacari lo peor es que los acuerdos sólo son aún papel y que "los gobiernos no tienen intención de cumplir" y, por el contrario, profundizaron su abandono de las políticas sociales y la inversión en ellas, cuando ese es el único espacio oficial en que participa la mujer.

Para las indígenas, todo sigue igual, "sin reconocimiento de sus derechos ni espacios", añadió la dirigente. En general los avances se limitaron a temas como derechos sexuales o violencia intrafamiliar, movidos por algunos grupos, pero que no responden a una política hacia o de la mujer, precisó.

La uruguaya Lilián Celiberti, que dirigió la Carpa regional del foro, consideró que lo fundamental es que Beijing generó en el movimiento de mujeres "una agenda política que permite replantear el punto medular de la ciudadanía de las mujeres".

"En la ecuación sociedad civil-Estado, las mujeres dimos el salto de pasar a controlar, intervenir y participar en las decisiones vinculadas a los compromisos", explicó Celiberti.

Pero ese esfuerzo se dificulta porque los gobiernos "mantienen en secreto su actividad y hay que hacer una búsqueda detectivesca por lo centralizado y poco transparente de la gestión pública", acotó la dirigente uruguaya.

Esa falta de transparencia llega al absurdo de que se hace más de lo que se dice en los gobiernos dentro de la Plataforma, "por el temor a la creciente arremetida de los sectores conservadores y de la Iglesia Católica", dijo la chilena Valdés, que fue enlace entre el foro y la Conferencia.

Así, pasan situaciones como "una regresión salvaje" en Argentina, un país pionero en las luchas de la mujer, donde el gobierno eliminó hasta el nuevo término de género, que conceptualiza las diferencias modificables que existen por atavismos o discriminación entre hombres y mujeres.

En cambio, en el Ministerio de Salud de Bolivia, por ejemplo, se plantea el aborto como un mecanismo para controlar la alta mortalidad materna, detalló Valdés.

La boliviana Mercedes Urriolagoitia, que coordinó a las ONG andinas en el proceso a Beijing, dijo que lo mejor de ese hito es el que las mujeres latinoamericanas lo han visto como "un punto de partida y no de llegada".

Pero admitió que los gobiernos "estan lentos y lerdos" con los compromisos y también en el universo de ONG hay las que han caído en la indiferencia, aunque no sea la mayoría.

En América Central, la situación es parecida, detalló la costarricense Ana Badilla, de la Fundación Arias para la Paz, ya que el único país que produjo un plan de seguimiento a la Plataforma fue el suyo y donde la conjunción de pobreza y violencia no ha hecho sino crecer los últimos 12 meses.

Las mujeres brasileñas, con un vital movimiento de 800 grupos, son también de las que más satisfechas se sienten con la participación de su gobierno, como detalló María Aparecida Schumaker, secretaria ejecutiva de la coordinación del foro.

La ley de cuotas que obliga a que 30 por ciento de los postulados en las elecciones municipales del 3 de octubre sean mujeres, facilitó dar un gran salto en el llamado "empoderamiento" o acceso al poder de la mujer.

Además de "intención política favorable", el gobierno firmó cuatro convenios precisos en áreas sociales para cumplir con la Plataforma, mientras el movimiento de mujeres logró que se desactivara la amenaza de prohibir el aborto, incluso en las excepciones contempladas en una vieja ley de 1940.

Para la mexicana Laura Frade, que articuló los temas económicos regionales en el foro de ONG, lo más decepcionante es que "los gobiernos sigan aplicando sin mayores cambios las políticas neoliberales".

Las mujeres latinoamericanas fueron las que más dieron la batalla en Beijing porque se conectara los problemas de la pobreza y la discriminación con las estrategias económicas, aunque ese cuestionamiento como tal no fue acogido.

Pero México, que era uno de los pocos países de la región que no tenía entidad alguna para el tema, cuenta al menos ahora con una institución oficial dedicada a los problemas de la mujer.

En unos meses más, los debe y haber de cada gobierno y cada organismo internacional a favor de la mujer latinoamericana y caribeña, incluidos los recursos asignados, formarán un informe, donde cada cual se verá reflejado ante la sociedad de la región y comparado a favor o en contra con los demás.

Una visibilidad que el movimiento de la mujer espera que influya en un mejor balance post-Beijing en 1997. (FIN/IPS/eg/jc/pr/96

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