Por primera vez en el Cono Sur de América, la intervención de organizaciones ambientalistas e indígenas incidirá en un proyecto de cinco gobiernos que pretenden construir una red fluvial para abaratar el transporte comercial.
La constatación surgió durante un foro organizado en Montevideo por la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi) con participación de funcionarios y representanetes de organizaciones sociales de Argentina, Brasil, Paraguay, Brasil y Bolivia.
La Hidrovía Paraguay-Paraná, aún en etapa de estudios y proyectación, es una vía fluvial de más de cuatro mil kilómetros que permitiría la salida de los productos de gran parte de las regiones del cono sur americano a través de los ríos Paraguay y Paraná.
Su habilitación para el transporte marítimo requeriría una serie de trabajos de dragado para permitir la navegabilidad de esos ríos en todos los tramos.
Grupos ambientalistas y sectores influyentes de las sociedades de los cinco países involucrados vienen alertando sin embargo, desde que el proyecto comenzó a tomar forma, sobre las consecuencias ambientales de la obra.
Han afirmado que podría provocar daños irreparables en el Pantanal brasileño, una zona fundamental para la regulación de las aguas en la zona sur del continente americano, y que cambiaría para siempre la vida y la realidad de los pueblos indígenas que habitan en las riberas.
"Ya no habrá construcciones inconsultas ni el efecto negativo de obras como las represas de Yaciretá e Itaipú porque ahora la sociedad civil es escuchada con atención", dijo a IPS Enrique Bucher, un consultor internacional del programa de la Hidrovía.
Bucher, un ingeniero argentino, profesor de la Universidad de Córdoba de su país, fue uno de los 140 asistentes al seminario que se desarrolló esta semana en la Aladi.
El experto, que adelantó algunos estudios sobre el impacto ambiental de la obra, subrayó que "todos hemos aprendido durante este proceso democrático, y de todos existieron aportes de importancia. Eso es lo más positivo".
Como consecuencia de los estudios, el gobierno brasileño decidió recientemente, aunque aún no oficializó, que en el Pantanal no se produzcan modificaciones en el curso de los ríos que alteren el ambiente, dijo el experto.
El Pantanal tiene un área de 128.000 kilómetros cuadrados y es el mayor sistema de humedales del mundo, habitado por una enorme variedad de animales, unas 650 especies de aves, 240 variedades de peces y 90.000 tipos de plantas.
El proyecto de la Hidrovía busca mejorar y aumentar la navegabilidad de los ríos para asegurar el flujo continuo de embarcaciones a lo largo de 4.443 kilómetros entre el puerto uruguayo de Nueva Palmira (Uruguay), en la confluencia de los ríos Paraná y Uruguay con el Río de la Plata, y Puerto Cáceres (Brasil).
Pero pese a la decisión brasileña el Pantanal sigue en el centro del debate.
Su delimitación no termina en Corumbá, el kilómetro 2762 de la Hidrovía,"sino 600 kilómetros río abajo, y también existen humedales a lo largo del río Paraguay", dijo Silvia Ribeiro, de la Red de Ecología Social-Amigos de la Tierra.
De esta forma, un proyecto que se inició hace más de una década, derivó en un foro en el que las objeciones tiene la misma importancia que las iniciativas gubernamentales.
Esta situación se mantendrá por lo menos hasta que se conozca el informe definitivo de una consultora internacional sobre el impacto ambiental de la Hidrovía en la región.
Pero el debate parece que no terminará en ese momento, porque como dijo Claudia Natenzon, de la Universidad de Buenos Aires, se requiere también analizar los impactos acumulativos, porque el proyecto no se presenta solo y estimula, simultáneamente, otro proyecto de infraestructura de la región.
María Vargas, de la Asociación Ecológica de Oriente Boliviano (Aseo), propuso que el debate se desarrolle globalmente y no se mire a la Hidrovía como proyecto aislado, sino dentro del marco de la gestión sustentable de la Cuenta del Plata y de modelos de desarrollo propios para las necesidades de sus poblaciones.
Entre éstas se encuentran las poblaciones indígenes. Por primera vez en este encuentro estuvieron presentes delegados de grupos de Brasil, Bolivia y Paraguay.
"La importancia de los ríos fue descubierta por los indígenas antes que por los colonizadores y sus aguas representan nuestra supervivencia", señaló el indígena brasileño Marcos Terena.
Recordó que en los procesos de desarrollo siempre se consideró a los indígenas "como un obstáculo" y destacó que gracias a la intervención de organziaciones no gubernamentales (ONG) "es que estamos interviniendo por primera vez en este debate".
Terena agradeció poder intervenir, advirtió que los indígenas "siempre fueron la mano de obra barata" y señaló que la gran disputa del futuro estará centrada en el dominio de las aguas y "éstas están aquí y no en Europa o Asia".
En la otra punta de la puja se ubicó la Comisión Permanente de Transporte de la Cuenta del Plata, una organzación privada de empresarios que respaldó la organziación del encuentro.
Su presidente, el paraguayo Ricardo Dos Santos, reclamó decisiones rápidas porque de lo contrario los productores de granos de la región seguirán perdiendo dinero ante las dificultades para competir por los costos de transporte.
La Hidrovía no es ninguna novedad, existe desde la época de la colonización y su implementación redundará en un aumento de las fuentes de trabajo, argumentó.
Reclamó a las ONG "llamar a las cosas por su nombre", porque hay otros impactos negativos graves sobre los que no se habla, como el depósito de basura en las márgenes de los ríos.
El dragado de ríos y la eliminación de grupos rocosos en sus riberas permitirá aumentar las siete millones de toneladas que actualmente se transportan en la región por esa vía.
De lo contrario, dijo Dos Santos, los productores de la región no podrán competir, porque el costo del flete terrestre es 20 veces superior.
También es muy superior, advirtió, el grado de contaminación que producen los vehículos a través de la combustión de combustible y partículas de neumáticos. (FIN/IPS/rr/jc/if/06