El gobierno de Vietnam introduce comités políticos en las empresas operadas por firmas extranjeras para controlar la creciente agitación laboral y proteger los ideales comunistas de la penetración cultural foránea.
La implantación de comités del gobernante Partido Comunista en empresas de participación extranjera comenzó hace ya 10 años, al iniciarse el proceso de liberalización de la economía vietnamita, y tuvo entonces el propósito de asegurar el cumplimiento de la legislación laboral.
La decisión fue aceptada por algunas compañías, aunque también hubo resistencia, especialmente en el caso de firmas de capital sudcoreano, que consideran la medida una indebida injerencia del gobierno en su actividad.
Pero las autoridades advirtieron que ninguna empresa controlada por capitales extranjeros podrá eludir la mirada vigilante de los comités del partido.
Según Nguyen Xuan Thinh, jefe del comité del Partido Comunista en la planta de armado de automóviles de Hoa Binh, situada 10 kilómetros al oeste de Hanoi, la presencia de esas unidades de control político es importante para asegurar los derechos de los trabajadores y obligar a los empresarios extranjeros a acatar la legislación nacional.
El gobierno decidió la creación de nuevos comités del partido para enfrentar el aumento de conflictos en factorías de administración extranjera, que se observa principalmente en el área de la sureña Ciudad Ho Chi Minh (ex Saigón).
Los conflictos laborales se incrementaron de seis en 1992 a 46 en 1995, y según fuentes extraoficiales, esa información no toma en cuenta numerosas huelgas lanzadas al margen de los canales formales de acción sindical.
La principal causa del malestar laboral radica en los bajos salarios, y también influyen los estrictos reglamentos de trabajo, las horas extraordinarias sin pago, la negativa de algunos gerentes a conceder beneficios sociales estipulados por ley y casos de castigo físico a empleados.
Representantes de los sindicatos oficiales señalaron que muchos empresarios sudcoreanos y taiwaneses mantienen malas relaciones con los trabajadores vietnamitas.
Once de las 24 huelgas registradas en 1994 y seis de los ocho incidentes verificados este año en la industria tuvieron lugar en firmas de capital sudcoreano, según la prensa oficial.
A principios de este año, 970 trabajadores de una fábrica de calzado sudcoreana de Ciudad Ho Chi Minh fueron a la huelga al saberse que un técnico coreano había golpeado a 15 empleados, dos de los cuales fueron hospitalizados.
La prensa vietnamita destacó como factores de conflictividad la actitud despótica de algunas empresas, y las diferencias culturales e idiomáticas entre el personal de dirección y los trabajadores.
El jefe del Partido Comunista en Hanoi, Le Xuan Tung, cree que la presencia de comités políticos en compañías controladas por capitales foráneos puede evitar que los problemas laborales provoquen huelgas.
Tung aseguró que la mayoría de los empresarios extranjeros consideran «socios fiables» a los delegados del partido.
Los comités actúan ya en 10 por ciento del total de empresas operadas por empresarios extranjeros y el propósito consiste en llegar a 100 por ciento.
Más que la preocupación ante el tratamiento recibido por los trabajadores, la decisión expresa, según diplomáticos occidentales, la ambivalencia del Partido Comunista frente a la presencia extranjera en el país.
Las autoridades, que siempre se han reservado el derecho a aprobar la contratación de personal vietnamita para las firmas extranjeras, las embajadas y organizaciones internacionales, están preocupadas ante la invasión cultural del exterior.
El gobierno vincula el comprobado aumento de la delincuencia, de la prostitución y del consumo de drogas a la apertura del país a la inversión extranjera.
La presencia de los comités políticos en las compañías administradas por extranjeros a puede servir al propósito de impedir que la exposición a culturas occidentales deteriore los «ideales revolucionarios» de la sociedad.
«El personal de las empresas de riesgo compartido no presta generalmente atención a las actividades del partido. Al parecer, los trabajadores sólo se interesan en asuntos salariales», destacó Phe Huu Tam, de ABB, una firma de Hanoi con participación escandinava.
Los comités organizan reuniones para reeducar a los trabajadores en los ideales comunistas. Duong Lac, vicedirector de ABB, una unidad de producción de transformadores eléctricos, fue enviado a la Academia Ho Chi Minh para un curso político de cinco meses, y su empleador extranjero aceptó mantenerle el salario.
«No hay que asustarse por la presencia de comités del partido en compañías de capital extranjero», manifestó a la prensa el secretario general del Partido Comunista, Do Muoi.
Muoi confirmó, en ocasión del octavo congreso del partido, celebrado en junio, que el gobierno continuará la reforma económica. «Creemos ser buenos amigos de los inversionistas extranjeros y agradecemos» su presencia, agregó.
El dirigente explicó que, en primer lugar, los comités políticos tienen el cometido de ayudar a los sindicatos a superar obstáculos que pudieran surgir en los lugares de trabajo.
Diplomáticos acreditados en Hanoi creen que, si bien los empresarios extranjeros ya establecidos en Vietnam se acomodarán probablemente a las decisiones del partido, las medidas tomadas ahuyentarán a potenciales inversionistas.
Según informes oficiales, las proyectos de radicación directa de capitales del exterior en Vietnam suman 22.000 millones de dólares desde 1987, cuando fue aprobada la legislación reguladora de la inversión extranjera. Pero sólo la tercera parte de esa cantidad fue invertida realmente. (FIN/IPS/tra-en/sb/cpg/ff/lb if/96