Los periodistas de la revista Homeless Talk no tienen un techo que los proteja de las inclemencias del clima y de los peatones desaprensivos, pero sí tienen noticias y, además, las difunden por todo Johannesburgo.
Ellos aseguran que Homeless Talk ("los sin techo hablan") es la única publicación de Africa y una de las pocas en el mundo cuyas notas, en su mayoría, son escritas por personas que no tienen vivienda.
Desde su redacción, una oficina desordenada en el cuarto piso de un edificio en el centro de Johannesburgo, el periódico provee un ingreso y un medio de comunicación a los sin techo de la ciudad sudafricana y contribuye a que se integren a la sociedad.
"La idea viene de Estados Unidos. Allí hay muchas revistas callejeras. Pero Homeless Talk es la única en la cual 80 por ciento de las notas son escritas por personas sin vivienda, y, quizás, la única que se autofinancia", dijo Lance Mostert, administrador y coordinador de publicidad de la publicación.
Homeless Talk no cuenta con periodistas ni editores profesionales en sus filas. Las notas son seleccionados por una junta de 13 integrantes, diez de los cuales no tienen techo. El propio Mostert, que ahora tiene vivienda, residió mucho tiempo en las calles.
El periódico sale una vez por mes desde abril de 1994 y cuenta con una circulación de 25.000 ejemplares. El total estimado de lectores es de 60.000.
Cada mes, 200 vendedores, también sin techo, vocean la revista por Johannesburgo, a dos rands (unos 44 centavos de dólar) cada ejemplar, de los cuales conserva 60 por ciento en concepto de comisión.
"Creo que Homeless Talk es progresista y positivo. Nos ayuda a hacer pública nuestra situación y a escribir sobre nuestra propia comunidad", dijo Vigilante Ndama, de 30 años, uno de los redactores.
Aunque Ndama tiene numerosos diplomas, entre ellos una especialización en relaciones públicas, nunca pudo obtener empleo en Johannesburgo cuando se trasladó a la ciudad desde su hogar en la empobrecida provincia de Cabo Oriental.
Ndama pudo ganar algún dinero gracias a la revista, pero no es eso lo que le importa. "Quiero aprender, entrenarme. Hay montones de oportunidades en Johannesburgo. Soy optimista", afirmó.
No existen cifras confiables sobre la cantidad de gente que viven en las calles de Johannesburgo, pero las estimaciones que se citan con más frecuencia se refieren a entre 5.000 y 6.000 personas.
La mayoría son hombres, pero la proporción de mujeres llega a 40 por ciento del total en algunas zonas, dijo Tudor Maxwell, de la Sociedad de Johannesburgo Central, una organización sin fines de lucro que trabaja para revitalizar el centro de la ciudad.
Los "sin techo" se incluyen dentro del 30 por ciento de los sudafricanos que, según cifras del gobierno, viven en situación de pobreza absoluta.
El periódico se encarga, precisamente, de informar sobre lo que ellos y otros pobres desean del estado en cuanto a empleo, vivienda, agua potable y asistencia alimenticia, entre otros asuntos.
Pero Homeless Talk también publica notas más artísticas, de modo que sus redactores frecuentemente acuden a la poesía y a ensayos encendidos sobre lo que significa ser un "sin techo".
"La cantidad de gente que descubrió su riqueza interior y la confianza en sí mismos es incalculable", dijo el reverendo Vernon Openshaw, quien dirige un centro de albergue de desposeídos en la Iglesia Saint George, en el centro de Johannesburgo.
Mientras algunos encontraron un techo y se mudaron, otros pudieron, por primera vez, ganar algo de dinero y enviar ayuda a sus familias en áreas rurales, explicó Openshaw. Quienes trabajan para Homeless Talk aprenden a fotografiar, a manejar computadoras e incluso a leer y escribir.
"La revista fue un magnífico medio para que estas personas se expresaran. Muchos escribieron notas muy positivas y volvieron a soñar. No todo en ellos es desaliento", explicó el sacerdote.
Muchos "sin techo" caen en la calle como resultado de la ausencia de una red de seguridad social. Una vez que perdieron sus trabajos en esta ciudad de dos millones de personas, no les queda otro lugar a dónde ir.
Sumidos en la "tremenda culpa del fracaso", muchos deciden no regresar a sus lugares de procedencia en el interior del país y toman un camino de bajada, dijo Openshaw.
Algunos acaban en las calles después de soportar abusos en sus hogares. Otros han pasado buena parte de sus vidas o tienen problemas de drogas o alcohol.
Linda Bokwana es el asistente de producción del periódico. Comenzó a vivir en la calle en 1994, después de que se divorció y su esposa la echó de su casa.
Gracias al entrenamiento que recibió a través del Fondo de Medios Independientes, pudo arrendar un cuarto. Ahora integra la junta de Homeless Talk.
Bokwana confía en que algún día deje su lugar en el periódico y encuentre un puesto de trabajo en un gran medio. "Así, dejaré un espacio para otro 'sin techo"', dijo.
Pero al periodista callejero le entristece que muchos "sin techo" opten por no participar en el proyecto. "Quieren hacerse ricos de golpe. No entienden que eso lleva tiempo", se lamentó. (FIN/IPS/tra-en/gm/kb/mj/pr/96