Los grupos feministas sudafricanos son responsables de una iniciativa presupuestaria dirigida a consagrar la dimensión de la mujer en los presupuestos del Estado y los programas de desarrollo, conscientes de que las mujeres son la mayoría entre los sin techo, los pobres y los desempleados.
La iniciativa, que fue presentada inicialmente al Ministerio de Finanzas en 1994, es la primera de esta naturaleza en Africa.
Mediante la "desagregación" de los datos e indicadores sociales -es decir, estadísticas separadas para hombres y mujeres- la idea pretende verificar las consecuencias del gasto público en la mujer, para así pesar en la cantidad y la calidad de las asignaciones presupuestarias que se relacionan más específicamente con ella.
Cuando finalmente sea implantada, esta iniciativa podría hacer de Sudáfrica una de las naciones más progresistas del mundo en términos del reconocimiento de los derechos de la mujer, pero esto habrá de tomar su tiempo, ya que también supone un cambio de mentalidad en un gobierno dominado por hombres.
"No se trata de tener un presupuesto separado para las mujeres", aclaró Debbie Budlender, miembro del grupo de trabajo que ha terminado la preparación de un proyecto piloto destinado a identificar procedimientos que permitan reasignar los recursos existentes de forma de mejorar la condición de la mujer.
Budlender y otras seis investigadoras se centraron en cuatro sectores: trabajo, educación, bienestar y vivienda. También realizaron dos estudios de casos trans-sectoriales, referidos a tributación y empleo en el sector público.
La investigadora entiende que el presupuesto, tal como está hecho actualmente, no obliga a los diversos departamentos del gobierno a evaluar su actuación en función de la relación que existe la pobreza y la condición de mujer.
En consecuencia prevalecen las políticas que aparentemente benefician a todos, pero en realidad perjudican a la mujer.
Normalmente se ignora la contribución de las mujeres a la economía a través de su actividad informal, no remunerada. Continúan creciendo otros gastos del Estado a expensas de los servicios sociales, lo cual tiene un efecto negativo en la mujer, que aún debe caminar para conseguir agua y leña.
La iniciativa sudafricana sigue el modelo creado en Australia, donde se estableció en 1984 el Programa de Presupuesto de la Mujer, bajo la dirección de Oficina de la Condición de la Mujer. Se espera que Sudáfrica tenga en funcionamiento una oficina de este tipo al finalizar este año.
El economista George Kershoff, de la Oficina de Investigación Económica, advirtió que el proceso de desagregación de datos será difícil y exigirá cambiar la mentalidad de la sociedad civil. (FIN/IPS/tra-en/gm/kb/arl/pr/96