Una combinación de autoridades sin recursos, constructores irresponsables y un sector privado no regulado ni protegido, ha dado a Rumania un patrimonio de miles de edificios inseguros que podrían convertirse en trampas mortales si ocurriera un gran terremoto.
Concejales municipales y arquitectos de la capital, Bucarest, reclaman la realización de urgentes trabajos para reforzar los edificios de la ciudad y de otras partes del país, antes de que se repita un sismo devastador como el ocurrido en 1977.
"Debemos estar preparados para esa eventualidad", dijo el arquitecto Gheorghe Polizu, director general del Ministerio de Obras Públicas y Ordenamiento Territorial (MLPAT).
"Teniendo en cuenta que Bucarest está situada en un área sísmica, muy próxima a las montañas Vrancea -epicentro del terremoto de 1977- se deben tomar medidas de emergencia para consolidar los edificios".
De acuerdo con datos del MLPAT, existen unos ocho millones de viviendas en peligro, la mitad de ellas en áreas urbanas y 90 por ciento de ellas de propiedad privada.
El sismo de marzo de 1977, que registró la marca de 7,2 en la escala de Richter, destruyó 30 edificios de apartamentos anteriores a la Segunda Guerra Mundial sólo en la capital, y mató a unas 1.500 personas.
Polizu dijo que ha identificado 34 bloques de apartamentos en Bucarest, que podrían venirse abajo por un movimiento sísmico que midiera apenas siete puntos en la escala de Richter.
Un reciente estudio del MLPAT sobre 60.000 apartamentos en diferentes ciudades rumanas concluyó que "todas las casas construidas antes de 1940 -cuando aún no existía ninguna protección antisísmica- necesitan una seria reparación, una protección antisísmica y una consolidación".
Las obras tendrán que ser pagadas por los propietarios, ya que el Ministerio no tiene fondos. Tampoco los tienen los dueños, pero el Banco Rumano de Desarrollo está tratando de ayudar con la oferta de préstamos a una tasa anual de cinco por ciento y un plazo de 20 años.
Según el especialista sismólogo Horea Sandi, los edificios que corren mayores riesgos son los que cuentan entre siete y 10 pisos y fueron construidos entre las dos guerras mundiales.
El gobierno anunció este año que está preparando la construcción de un millón de nuevas viviendas en un período de 10 a 15 años, pero Sandi entiende que incluso este ambicioso plan resulta inadecuado. "No tiene en cuenta la tasa normal de reemplazo de viviendas". (FIN/IPS/tra-en/gv/rj/arl/en/96