MEXICO: Indígenas caminan dos semanas para ser escuchados

Con vestimentas sucias, mal alimentados y rostros que revelan el cansancio de dos semanas de caminata, unos 500 indígenas del sudoriental estado de Oaxaca se acercan a la capital de México con la esperanza de que sus demandas sean por fin escuchadas.

Ignorados por gran parte de la prensa y criticados por empresarios que los consideran utilizados, los indígenas aspiran reunirse con el presidente Ernesto Zedillo para manifestarle su rechazo a la militarización de comunidades y a la creación de un corredor que unirá los oceános Altántico y Pacífico.

Tras dormir durante varias jornadas a la orilla de caminos o en escuelas, los indígenas, simpatizantes del centroizquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD), tercera fuerza política mexicana, caminaron ya más de 400 kilómetros desde que comenzaron su marcha el 30 de julio.

"Ya no podemos con nuestra pobreza, nos estamos muriendo de hambre en nuestros pueblos", dijo a la prensa Jacinto Rodríguez, uno de los marchistas que, como muchos otros, viene acompañado de su esposa e hijos.

La policía indicó que prepara un operativo para que cuando los marchistas ingresen este sábado a la capital con dirección a la plaza central, donde intentarán instalar tiendas de campaña, no obstaculicen el tránsito, normalmente caótico debido a las cinco o seis marchas que diariamente se registran en la ciudad.

Los caminantes, que pertecenen a grupos mixtecos, náhuatl y zapotecos de Oaxaca, uno de los estados más pobres del país, 507 kilómetros de la capital, vienen realizando recorridos diarios de ocho a 10 horas.

"El cansancio y el hambre nos tumba por momentos, pero el orgullo nos levanta", expresó uno de los indígenas que participa en el recorrido, similar a otros que el PRD organizó en 1995 para protestar contra la política del gobierno.

Los nativos, que llegarán a México acompañados por el diputado del PRD, Flavio Sosa, exigen justicia agraria, que los militares abandonen sus comunidades y que se aclare la desaparición de varios campesinos. Además denuncian la violación de derechos humanos por parte del elementos del ejército y la policía.

La militarización de Oaxaca y de otros estados con importante población indígena se observa desde principios de año, pero con mayor intensidad desde la aparición pública del Ejército Popular Revolucionario (EPR) en el sureño estado de Guerrero, grupo que afirma tener presencia nacional.

"Miembros de inteligencia militar han secuestrado a varios compañeros nuestros en Oaxaca y actualmente están desaparecidos, queremos que los dejen libres, ojalá todavía estén con vida", dijo Sosa, quien indicó que los marchistas permanecerán en México hasta que Zedillo escuche y atienda sus demandas.

El diputado del PRD, fuerza de oposición del país que en los últimos siete años perdió a 407 de sus militantes en asesinatos y otros hechos delictivos no aclarados.

Uno de los pedidos principales de los indígenas consiste en que el gobierno cancele el proyecto de un corredor interoceánico entre el Golfo de México y las costas del Pacífico, pues aseguran que afectará a sus comunidades al atravaserlas con autopistas y vías ferreas.

El gobierno anunció que el proyecto de una vía terrestre que compita con el Canal de Panamá será reactivado invitando a empresas extranjeras para que realicen inversiones a cambio de la entrega de concesiones de operación.

El corredor, que atravesaría en más de 200 kilómetros el llamado Istmo de Tehuantepec, desarrollará las zonas rurales de los estados de Oaxaca y Veracurz, pues promoverá la instalación de agroindustrias, maquiladoras y la explotación forestal, pesquera y minera, según sectores empresariales.

Los campesinos son usados por políticos para oponerse sin motivos a un corredor interoceánico que lejos de provocar problemas traerá empleo y desarrollo a comunidades pobres y divididas, dijo el dirigente empresarial Jaime Bolón.

Las autoridades informaron que más de 40 compañías extranjeras han expresado ya interés en participar en las concesiones ofertadas por el gobierno mexicano.

Pero el presidente del PRD, Manuel López, quien este jueves se reunió con los 500 marchistas para expresarle su apoyo, aseguró que el proyecto partirá en dos a México, dividirá a comunidades indígenas y restará soberanía al país.

En 1859, México y Estados Unidos firmaron un tratado, luego rechazado por los Congresos, según el cual el primero de los países cedía al segundo "en perpetuidad el derecho de vía por el Istmo de Tehuantepec de un océano a otro por cualquier clase de camino que exista hoy o existirá en adelante".

Desde hace décadas Estados Unidos desea adueñarse del Istmo y ahora pretende hacerlo a través de las concesiones que ofrece el gobierno mexicano, dijo el presidente del PRD. (FIN/IPS/dc/ag/ip- pr/96

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