El ex jefe del gobierno italiano, Bettino Craxi, refugiado desde hace dos años en Túnez para huir de varios procesos judiciales que lo involucran en delitos de corrupción, fue dado de alta en una clínica del país africano en la que estaba internado a raíz del agravamiento de una vieja enfermedad.
Los médicos que lo atienden precisaron sin embargo que su curación definitiva demandará seis meses más.
El ex líder socialista había sido internado de urgencia el domingo al agravarse una infección en una pierna, producto de la diabetes que sufre desde hace tiempo.
Craxi, condenado en tres oportunidades en primera instancia por un total de 25 años y nueve meses de cárcel, corrió por esta misma causa el peligro, a fines de febrero, de perder la pierna izquierda, y debió sufrir tres intervenciones quirúrgicas para detener una gangrena.
En una entrevista publicada este jueves por la prensa italiana, Craxi denunció que habían tratado de matarlo, aunque se abstuvo de entregar mayores detalles, y se limitó a preguntar: "por qué creen que estoy tan protegido aquí en Túnez?".
El político, ex primer ministro entre 1983 y 1987 y 16 años secretario del Partido Socialista Italiano (PSI) hasta su virtual desaparición en 1993, producto justamente de las denuncias de corrupción que lo afectaron, es protegido por tres cuerpos militares tunecinos.
Contra Craxi pesan cuatro órdenes de arresto, y según versiones de prensa habría sido emitida una quinta.
Señaló que está dispuesto a volver a Italia, "pero como un hombre libre". Dijo que está incluso dispuesto a declarar sobre el cobro de comisiones ilegales siempre y cuando el Parlamento designe una comisión investigadora.
Desechó sin embargo volver a Italia por "razones humanitarias", posibilidad que se ha barajado a nivel político para que pueda continuar su tratamiento en una clínica de Milán, donde se atendía antes de dejar el país.
Cesare Salvi, jefe de los senadores del ex comunista Partido Democrático de Izquierda (PDS), principal fuerza del gobierno, se declaró favorable a permitir el regreso de Craxi a Italia por razones humanitarias.
Todos los dirigentes han precisado, sin embargo, que Craxi debe responder a la justicia por las acusaciones formuladas en su contra.
La condena principal, confirmada por la Corte de Apelaciones, tiene relación con el pago de comisiones ilegales por 10 millones de dólares de parte del Ente Nacional de Hidrocarburos (Eni) y de la Sociedad de Seguros (SAI) a personajes y partidos políticos, entre los cuales Craxi.
Las denuncias de corrupción afectaron a toda la anterior clase política dirigente italiana, en particular a socialistas y democristianos. (FIN/IPS/jp/jc/ip/96