El Buró Federal de Investigaciones de Estados Unidos (FBI) planea duplicar su presencia en el exterior en los próximos cuatro años, aduciendo la necesidad de combatir el terrorismo internacional, el narcótráfico y el crimen organizado.
Mediante una propuesta elevada recientemente al Congreso, el principal organismo de seguridad del país abrirá oficinas en 23 ciudades extranjeras en el año 2000. Además de duplicar el número de sus funcionarios en el exterior, el FBI planea sumar otros 59 agentes especiales para llevar su total a 129.
Analistas locales reconocieron el aumento de la criminalidad internacional, pero advirtieron que una ampliación de las operaciones del FBI en el exterior causará inevitablemente conflictos con la Agencia Central de Inteligencia (CIA), la Agencia Antidroga (DEA) y otros organismos de inteligencia.
Otros desestimaron los planes del FBI, parte de los cuales ya han sido aprobados por los legisladores, y los calificaron meros esfuerzos proselitistas en este año de elecciones, para hacer aparecer al presidente Bill Clinton adoptando severas decisiones sobre dos temas críticos: terrorismo y drogas.
"El FBI considera esencial estacionar más agentes especiales en otros países para prevenir que el terrorismo foráneo y el crimen organizado penetren en Estados Unidos para matar y lesionar a los ciudadanos en sus lugares de trabajo, calles, hogares y templos", expresó el director de la agencia Louis Freeh.
Freeh elevó a las comisiones jurídicas del Senado y la Cámara de Representantes un documento de 52 páginas con las propuestas de ampliación de las operaciones del FBI.
"Estados Unidos ha sido afectado durante demasiado tiempo por criminales extranjeros que usan sus ventajas extraterritoriales para llevar a cabo actos de terrorismo, narcotráfico y otros crímenes", dijo.
"Debe quedar absolutamente en claro que los agentes del FBI en el exterior no serán funcionarios de inteligencia. Tampoco constituirán una agencia de inteligencia en la sombra y no estarán comprometidos en tareas de espionaje", dijo Freeh, cuya propuesta fue avalada por el Buró Internacional de Narcóticos del Departamento de Estado.
Lo que harán los agentes en el exterior, conocidos oficialmente como "agregados legales", es cooperar con sus homólogos locales para descubrir terroristas internacionales, barones de la droga y hampones, con el propósito de hacerlos condenar en Estados Unidos.
Las primeras de las nuevas oficinas, que ya fueron aprobadas por legisladores estadounidenses, están listas para ser abiertas en Beijing, Tel Aviv, Islamabad y El Cairo. Las ultimas tres ciudades son "centros críticos donde los intereses estadounidenses, sobre todo en el área del antiterrorismo, corren gran riesgo".
El plan de expansión, que requerirá al FBI duplicar su actual presupuesto de 22 millones para operaciones en el exterior en 1998, pidió la apertura de oficinas en Argentina, Estonia, India, Polonia, Arabia Saudita, Sudáfrica y Ucrania.
Entre los países donde el FBI planea iniciar operaciones al finalizar los dos años del plan, figuran Brasil, Chile, España, Austria, Dinamarca, Nigeria, Kazajstan, Georgia y Uzbekistan.
Incluso si el Congreso, que ahora está en receso hasta septiembre, aprueba todo el plan, las operaciones extranjeras del FBI seguirán siendo empequeñecidas por sus actividades domésticas, que emplean alrededor de 10.000 agentes especiales y un personal de apoyo de 14.000 personas.
"Tendremos agentes del FBI saltando por encima de agentes de la CIA, de la DIA (Agencia de Inteligencia de Defensa) y de funcionarios de inteligencia del Departamento de Estado", previno el almirante retirado Jack Danahan, director del Centro para Información de Defensa, un grupo de estudios de Washington.
"Mejores comunicaciones entre el FBI y la CIA serían mas beneficiosas que plantar agentes (del FBI) alrededor del mundo", arguyó Shanahan. Añadió que si los agentes de inteligencia actualmente apostados en el extranjero no cooperan suficientemente con el FBI "deberíamos despedirlos".
Steven Aftergood, director del Proyecto sobre Secretos del Gobierno, declaró que "históricamente siempre hubo sospechas mutuas y falta de cooperación entre el FBI y la comunidad de inteligencia".
Según Aftergood, mucho de eso ha sido el resultado de los esfuerzos de la comunidad de inteligencia para proteger sus fuentes y métodos operativos.
Apuntó que "no es una broma sugerir que en sus esfuerzos para descubrir terroristas, traficantes de drogas u otros criminales en el exterior, el FBI podría dejar en descubierto 'áreas' de acción de la CIA".
Al revés de Shanahan, que califico de "exceso de reacción" del actual clima político estadounidense hacia los planes para ampliar el FBI, Aftergood dijo que a la luz de la creciente criminalidad internacional podría "servir a un propósito constructivo".
De todas maneras, Aftergood dijo que si el plan de ampliación es aprobado por el Congreso, seguirá necesitando alguien que vigile lo que hace el FBI para asegurar que "todo está bien".
No obstante, Shanahan expresó dudas que la expansión se cumpla totalmente a pesar del apoyo de la Casa Blanca y el Congreso. La razón es que el plan está basado "más en preocupaciones políticas que legales", señalo.
"El presidente Clinton está bajo una gran presión para hacer algo respecto al terrorismo", dijo Shanahan, citando las reacciones públicas tras la explosión del Vuelo 800 de la TWA, que mató a 230 personas, y la bomba en las Olimpíadas de Atlanta.
En su opinión, el plan de expansión seguirá siendo una prioridad para la Casa Blanca y el Congreso por lo menos hasta las elecciones presidenciales de noviembre. Agregó que luego se disipará "hasta el próximo acto terrorista o la proxima elección, lo que venga primero…". (FIN/IPS/tra-en/pz/fn/ego/ip).
= 08241337 DAP003