La detención y procesamiento de dos periodistas vascos, acusados de pertenecer a una organización ilegal y de cometer atentados, ha planteado otra vez en España el tema de los límites de la libertad de expresión.
La opinión generalizada es que su prisión no afecta a los derechos fundamentales, aunque los criterios se dividen a la hora de enjuiciar la actitud hacia el periódico en el que trabajan.
Fernando Alonso y Andoni Murga, periodistas del diario vasco Egin, fueron detenidos el sábado acusados de pertenecer a la organización separatista ilegal Eta y de haber perpetrado un atentado con bomba contra un empresario local.
La policía efectuó registros en su domicilio y en la mesa de trabajo de uno de ellos en Egin, en presencia de un funcionario de los tribunales y previa orden del juez Javier Gómez de Liaño.
El magistrado se ha hecho famoso en los últimos meses por su empeño en aclarar los crímenes de la "guerra sucia" contra ETA realizada en el País Vasco durante los primeros cuatro años (1983/87) del gobierno presidido por el socialista Felipe González.
El secretario de Estado de Comunicación (portavoz del gobierno) Miguel Angel Rodríguez, dijo este lunes que "no se debe cerrar Egin (sino que) se debe actuar con la ley en la mano contra quien haga algo ilegal".
"A mí -continuó Rodríguez- no me gusta lo que publica Egin, pero las palabras no matan, matan las pistolas".
Egin, con redacción y talleres propios en Hernani, una localidad próxima a la ciudad vasca de San Sebastián, fue creado en 1977.
Los fondos para su financiación fueron conseguidos en colecta popular y desde su creación se identificó con la línea política del Movimiento Vasco de Liberación Nacional (MVLN, del que forma parte y orienta Eta).
El local de Egin ha sido registrado tres veces por la policía, siempre con orden judicial.
Otros tres periodistas del diario fueron detenidos, dos de ellos dejados en libertad y el tercero y jefe de investigación del periódico, Pepe Rey, se encuentra procesado. El fiscal solicitó para Rey ocho años de cárcel por el delito de colaboración con banda armada.
Este lunes dos periódicos de orientación liberal y que investigaron la "guerra sucia", El País y El Mundo, criticaronn con dureza a Egin.
Los hechos de que se acusa a los dos periodistas y las pruebas encontradas en sus domicilios, ponen "en difícil situación a Egin", sostiene El Mundo.
El Mundo afirma que seguirá defendiendo la libertad de expresión y con ella que Egin pueda informar y opinar sin restricciones, pero insiste en que ese periódico "sigue teniendo pendiente una explicación pública".
El País va más allá, pues destaca que Egin no es un periódico como los demás. "Se trata del órgano de expresión del autodenominado Movimiento de Liberación Nacional Vasco, un eufemismo que designa al conglomerado que se agrupa en torno al tótem de Eta".
"Lo que en cualquier otro medio podría ser sólo una bravata o una salida de tono en las páginas de Egin se convierte en amenaza verosímil", sostiene.
Egin respondió este lunes señalando que "nunca será un guardián de sus trabajadores" y que las opciones personales de éstos son eso, opciones personales. (FIN/IPS/td/dg/ip-hd/96