El pillaje internacional, que en los últimos tiempos ha diezmado el patrimonio cultural de Nigeria, obligó al gobierno a tomar este año la iniciativa e impulsar un esfuerzo para recuperar en el exterior los tesoros robados de sus museos.
Estimulados por un mercado internacional que no pregunta mucho sobre el origen de las piezas culturales y obras de arte que se ofrecen, los ladrones de tesoros hicieron su agosto en los pasados tres años, sustrayendo importantes piezas de los 14 museos que dirige la Comisión de Museos y Monumentos (NCMM).
Por lo menos seis de esos museos sufrieron el robo de objetos de gran valor en el transcurso de únicamente los últimos doce meses.
Cuando el ministro de Información y Cultura, Walter Ofonagoro, anunció el 25 de julio la creación de una comisión especial encargada de recobrar en el extranjero los bienes robados, no pudo ocultar el sentimiento de urgencia con que el gobierno encara la tarea.
Igualmente preocupado se mostró el director de la NCMM, Yaro Gella. "Nuestro país se ha convertido en una de las más grandes fuentes del tráfico ilegal de antigüedades", afirmó.
Entre los más recientes episodios de robo a gran escala se destaca el pillaje sufrido a principios de este año por el museo estatal nigeriano de la ciudad de Minna, en la región centro- norte, por un valor total de 31.250 dólares.
Entre los objetos robados se encontraban reliquias en terracota del siglo XIX y una pipa de fumar del grupo étnico Kafinkor, con un valor estimado en 15.000 dólares.
También el museo nacional de Esie, en el estado central de Kwara, pudo tomar el gusto a la audacia de los asaltantes. Fingiendo ser excursionistas, éstos ofrecieron refrescos a los guardias, pero las bebidas contenían somníferos.
Mientras sus inconscientes víctimas dormían, los cacos se hicieron con las famosas esculturas de piedra de Esie, consideradas por los expertos entre las mayores colecciones de piedra esculpida antigua de Africa.
Además de los museos, los asaltos han hecho presa en muchos lugares sagrados del sudeste de Nigeria, que en los últimos años han sufrido el robo sistemático de imágenes esculpidas de los dioses tradicionales.
La colección de reliquias atesorada por Nigeria en el pasado se había nutrido de los hallazgos de las compañías mineras, pero los mineros ilegales de hoy en día no tienen tantos escrúpulos. De hecho, muchos de ellos han cambiado la búsqueda de piedras preciosas por la excavación de sitios arqueológicos.
Según se afirma, esos mineros envían sus hallazgos al mercado exterior en lugar de reintegrarlos a las autoridades.
En diciembre del año pasado se descubrieron excavaciones ilegales en Kubacha y Kwoi, en el estado norteño de Kaduna, y en Karu, cerca de Abuja, la capital federal, donde los buscadores aparentemente esperaban encontrar piezas de terracota para enviarlas a los mercados internacionales.
Ibrahim Coomassie, jefe de policía de Nigeria, informó en julio durante una reunión con sus colegas de Africa occidental realizada en Abidjan (Costa de Marfil), que "hasta el momento han sido robados de nuestros museos 103 objetos preciosos, de los cuales 88 están en venta en Holanda y España".
"Los objetos robados son sacados de Nigeria por carretera, en su mayor parte a través de los países de la subregión", dijo Coomassie a los responsables policiales de Africa occidental.
Las piezas nigerianas se encuentran entre las más preciadas de las antigüedades africanas en todo el mundo.
Ellas incluyen bronces de los históricos reinos de Ife y Benín, en Nigeria occidental, los bronces Igbo-Ukwu del este, y las piezas de terracota Nok, de la planicie central, que con sus 2.000 años de edad se cuentan entre los hallazgos más antiguos de esa naturaleza en todo el mundo.
La sangría de reliquias nigerianas no es nada nuevo, pues se ha prolongado a lo largo de varios siglos. Según Helen Kerri, directora de museos y monumentos de la NCMM, los primeros traficantes fueron colonos europeos, religiosos y exploradores.
"Incluso se llevaron esas piezas los misioneros, pese a que las condenaban por considerarlas objeto de adoración pagana", dijo Kerri.
Por ello no hubo motivo para el asombro cuando, en la exposición llamada "Africa, el arte de un continente" (Londres, octubre 1995 – enero 1996), "había más objetos nigerianos presentados por el Museo Británico, que los presentados por Nigeria", según comentó un experto nigeriano.
Kerri opinó que son las mismas potencias, antes coloniales, las que ahora sostienen el tráfico internacional de antigüedades, rehusándose a firmar y ratificar la Convención de las Naciones Unidas sobre Restitución de la Propiedad Cultural (1970), patrocinada por la UNESCO.
"Algunas de las piezas robadas del Museo de Ife, en tres oportunidades en los últimos cuatro años, han terminado en Francia", dijo Kerri a IPS. (FIN/IPS/tra-en/dm/kb/arl/cr/96)