ARGENTINA: Malestar social presagia gran adhesión a paro general

El alto desempleo y el malestar por la inflexibilidad del ajuste económico devolvieron en Argentina credibilidad a la huelga general, una herramienta desacreditada en los últimos tiempos, que este jueves recuperará un alto índice de acatamiento, según prevé incluso el gobierno.

Según una encuesta realizada por el Centro de Estudios Nueva Mayoría, el respaldo a un paro general, que era de 29 por ciento en febrero, subió a 42 por ciento en la primera semana de agosto y la oposición a la medida de fuerza en cambio retrocedió en el mismo período de 52 a 44 por ciento.

En un sondeo realizado por el canal Cable Visión Noticias entre 15.021 personas este martes en todo el país, 66 por ciento se manifestaron de acuerdo con el paro, con independencia de su decisión personal de acatar o no el llamado sindical.

El desempleo, que llegó a 17,1 por ciento en mayo, y los recortes de beneficios a los trabajadores dispuestos por el ex ministro de Economía, Domingo Cavallo, para reducir el déficit fiscal, precipitaron la medida de fuerza.

La huelga fue convocada por la Confederación General de Trabajadores (CGT), la central que nuclea a más de 90 por ciento de los trabajadores y que está identificada con el gubernamental Partido Justicialista, aunque esta vez las disidencias superaron a las coincidencias.

"Paramos porque le están sacando la comida a nuestros hijos, paramos porque la paciencia se acabó", es uno de los slogans publicitarios de la central obrera en previsión de la huelga, durante la cual se realizará una manifestación en la provincia de Córdoba y otra en Quilmes, en la provincia de Buenos Aires.

Durante la gestión del presidente Carlos Menem el número de huelgas generales se redujo considerablemente respecto del gobierno de su predecesor, Raúl Alfonsín, que soportó mas de una docena de huelgas generales en cuatro años.

Al paro adhieren maestros, médicos, empleados de comercio, textiles, metalúrgicos, mecánicos y todo el transporte público, y cuenta también con la participación del Congreso Argentino de los Trabajadores, una central sindical que nuclea principalmente a empleados públicos y maestros, opositora al gobierno y a la CGT.

Será la primera vez que las dos centrales de trabajadores coincidirán en la convocatoria a un paro que apunta contra el desempleo y, en menor medida, contra el modelo económico.

El secretario adjunto del Sindicato de Trabajadores Mecánicos, Manuel Pardo, tradicionalmente alineado con el gobierno, dijo a IPS que "si el modelo no genera empleo sino desempleo, entonces no sirve y hay que cambiarlo". En su gremio, el número de empleados bajó de 120.000 a 70.000 en los últimos 15 años.

Lo mismo manifestó Alicia Castro, de la Asociación Argentina de Aeronavegantes, quien aseguró que en el sector los trabajadores se redujeron de 10.000 a 5.000 entre 1990 y 1995, tras la privatización de Aerolíneas Argentinas.

"Para peor, los que preservaron su empleo perdieron beneficios como el asiento libre en los vuelos a Miami", acusó la dirigente.

Ante este panorama, el viceministro de trabajo, Carlos Etala, admitió este miércoles que la huelga contará con un "alto acatamiento" al menos en materia de entidades convocantes.

La apreciación coincidió con la que había vertido antes Menem, quien advirtió que la medida será mas importante que algunas anteriores, pero que no obstante no habrá cambios en el rumbo económico.

Algunos analistas señalaron que al gobierno "le conviene" esta medida de fuerza, pues contribuirá a descomprimir el malestar social reinante por el desempleo y le permitirá al nuevo ministro de Economía, Roque Fernández, avanzar en un paquete de medidas de ajuste, que anunciaría el mismo jueves.

Entretanto, la inquietud de la población tuvo este miércoles su manifestación en la Iglesia de San Cayetano, el santo del trabajo, en la capital argentina.

Allí, casi un millón de peregrinos se congregó en el día de la celebración del santo para pedir en la iglesia lo que no consiguen en el mercado: un empleo.

Jóvenes y no tanto, sectores obreros y de la clase media, mujeres y hombres se turnan desde hace un mes para ser los primeros en ingresar al templo, un fenómeno que se repite todos los años pero que en esta oportunidad cobró gran intensidad.

"Si no viene más gente es porque no tiene para el colectivo (autobus)", decía una de las primeras en llegar al santuario.

La Iglesia Católica hizo varias advertencias al gobierno respecto del desempleo y la pobreza.

Menem sin embargo minimiza las críticas por considerar que los índices de pobreza bajaron de 50 a 14 por ciento durante su gobierno y que la tasa de desempleo es alta porque hay muchos trabajadores en la economía ilegal.

El sacerdote Luis Farinello, párroco de una Iglesia de Quilmes que cuenta con un comedor para familias empobrecidas que está cada vez más nutrido, dijo que en esa ciudad el índice de desempleo es de 30 por ciento, según un informe realizado en la vicaría social local.

Farinello será uno de los oradores del acto de este jueves en Quilmes y justificó su decisión en cuestiones de tipo pastoral y no políticas.

"Los documentos del papa Juan Pablo II están contra el capitalismo salvaje y aquí estamos ante un modelo neoliberal y conservador que extermina a la gente", advirtió el cura. (FIN/IPS/mv/jc/ip-lb/96

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