AMERICA: Indígenas contra el oscurantismo de la espiritualidad

Representantes de 12 pueblos indígenas de América concluyeron hoy en San José una reunión de cinco días con un dramático pedido a la comunidad internacional para rescatar la espiritualidad y ver a la naturaleza no como una mercancía sino como un ser vivo que tiene derecho a existir.

"El día que creamos que los árboles, los animales y todas las cosas tienen un espíritu, empezaremos a rescatar la naturaleza. Si no llegamos a esta conclusión, si seguimos pensando que los árboles sólo tienen un valor económico, vamos a acabar con la Madre Tierra", declaró Faustino Alba, del pueblo kuna de Panamá.

Esta es la segunda reunión de los líderes espirituales y representantes indígenas que se realiza en San José bajo el auspicio del Consejo de la Tierra y del Instituto Fetzer, una fundación privada que enfoca su trabajo hacia la salud del cuerpo y la mente, la educación, la paz y el ambiente.

En la primera cita, realizada en mayo, se formó el Consejo Espiritual Consultivo con el fin de fortalecer la espiritualidad de los pueblos indígenas y restaurar el daño causado a la naturaleza.

La espiritualidad de los pueblos indígenas se fortalecerá a través de programas de intercambio internacional entre líderes espirituales y ancianos, y proyectos educativos en esas comunidades.

Estos encuentros buscarán también rescatar el conocimiento de ese sector de la población del continente para incorporarlos como elemento esencial del desarrollo sostenible.

Lisandro Morales, de la comunidad bri bri de Costa Rica, María Eugenia Aguilar, de la población nahuat de El Salvador, y Octavio Pereira, kuna de Panamá, criticaron la nula participación que le dan los gobiernos a los indígenas en la toma de decisiones ambientales.

"Hemos convivido con la naturaleza sin destruirla durante siglos, ahora los gobiernos llevan a cabo acciones para tratar de revertir el daño hecho pero no nos toman en cuenta a los indígenas, ni siquiera nos consultan", se quejó Morales.

Señaló el caso del corredor biológico mesoamericano, que se pretende establecer desde Panamá hasta el sur de México, en el cual trabajan los gobiernos del área junto con organismos internacionales sin tomar en cuenta a las poblaciones indígenas afectadas.

Por esto, en la declaración final de este encuentro se hizo un llamado a la comunidad mundial para que reconozca legalmente los derechos colectivos de los indígenas sobre sus territorios y tierras natales.

A la vez, demandaron respeto y protección de los sitios sagrados, hacia las formas de adoración de esos pueblos, el reconocimiento a sus valores espirituales y su cosmogonía y el derecho de sus niños a tener un "futuro sano y sostenible, libre de degradación ambiental".

"Respetamos y reconocemos que las fuerzas naturales del universo están restableciendo el equilibrio global, efectuando su deber sagrado de perpetuar la vida", dice la declaración.

"Debemos entender, desde nuestros corazones, que la humanidad debe luchar para lograr el balance interior, aprendiendo a caminar en armonía con la Madre Tierra", agrega.

El Consejo Espiritual Consultivo participa también en el proceso internacional para redactar una Carta de la Tierra, un documento que compile los principios éticos fundamentales, y las guías prácticas, para preservar el ambiente.

Ese documento no tuvo el respaldo necesario para ser redactado y aprobado en la Cumbre de la Tierra, celebrada en 1992 en Río de Janeiro.

El borrador de la Carta de la Tierra, cuya redacción está en un proceso internacional de consulta dirigido por el Consejo de la Tierra, quedará listo en un gran encuentro de la sociedad civil que se realizará en marzo en la ciudad brasileña, denominado "Río más 5", cinco años después de la Cumbre.

El borrador será presentado luego a las Naciones Unidas para su discusión y negociación, y se espera que sea aprobado en el 2000 y reconocido como el equivalente, en el campo del desarrollo sostenible, a la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

"Río más 5" será la actividad con la cual concluirá la fase inicial de una campaña del Consejo de la Tierra para lograr que se cumplan los compromisos adquiridos en la cumbre de Río y que pocos gobiernos han puesto en práctica. (FIN/IPS/mso/ag/en/96

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