Cientos de presos políticos van camino a la muerte en varias cárceles de Turquía, cuando ya han cumplido más de 50 días de huelga de hambre y rechazaron las concesiones ofrecidas por el nuevo ministro de Justicia, Sevket Kazan.
Unos 2.500 prisioneros mantienen huelga de hambre con distinta intensidad. Del total, 158 llevaban este viernes nueve días de abstención total de alimentos tras siete semanas de medidas parciales, y unos 500 se encuentran en la etapa de "huelga indefinida"
El Ministerio de Justicia informó que los prisioneros iniciaron un "boicot de alimentos", luego una "huelga de hambre limitada", a la que siguió una "rotativa" y una "indefinida" hasta que resolvieron, finalmente, la "muerte rápida". En esta etapa, la muerte se produce a los 40 días.
Kazan, quien asumió el martes al constituirse la nueva coalición de gobierno encabezada por el islámico Partido del Bienestar, levantó algunas de las severas regulaciones carcelarias de su antecesor, Mehmet Agar, que provocaron la huelga de hambre.
El nuevo ministro ordenó el traslado de algunos prisioneros de la cárcel de alta seguridad de Eskisehir a otras más cercanas a Estambul, autorizó visitas abiertas una vez por mes a los presos políticos. Además, dispuso "trato justo" a los encarcelados y sus visitantes.
Las concesiones de Kazan fueron rechazadas de inmediato por activistas de partidos de izquierda turcos. Sin embargo, unos 6.000 presos políticos, la mayoría de los pertenecientes al Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK) en la prisión de Diyarbakir, en el sur del país, aceptaron sus ofertas el lunes.
De todos modos, unos 2.500 presos, en su mayoría dirigentes izquierdistas, continúan con la huelga de hambre pues rechazaron las concesiones, atribuidas a la intención del gobierno de "engañar" al público.
Estos prisioneros reclaman la clausura permanente de la cárcel de Eskisehir, especialmente diseñada para el confinamiento de presos políticos, el fin del traslado de reos a establecimientos lejanos de las ciudades donde se desarrollan los juicios y permisos para visitas de familiares.
El presidente de la Asociación de Derechos Humanos, Ercan Kanar, dijo a IPS que, a pesar de que las ofertas de Kazan suponen algunas mejoras, los principales problemas continúan sin solución.
"El decreto aún permite violaciones a los derechos de los presos a un juicio justo y a la defensa. Kazan todavía ordena traslados fuera de las áreas donde residen las familias de los presos para impedir que asistan a los juicios. Esta es la verdadera causa de la protesta", dijo Kanar.
"De acuerdo con el decreto de Kazan, un prisionero político arrestado por una corte de Estambul puede ser encarcelado en otras ciudades, pero no en Estambul, lo cual viola los derechos de los presos y de sus familiares", agregó.
Kanar sostuvo que, además, la norma no impide la práctica ilegal de obligar a los arrestados convictos a convertirse en informantes.
El ex ministro Agar impuso el estricto confinamiento y aislamiento total de los presos políticos, a quienes impidió todo contacto con sus simpatizantes fuera de la cárcel. Además, prohibió las visitas abiertas a los presos del PKK y los mantuvo en confinamiento solitario.
Las severas medidas impuestas entonces permitía el traslado permanente de integrantes de grupos considerados "terroristas" por el gobierno a la prisión de alta seguridad de Eskisehir, especialmente construida con ese propósito.
"Aun cuando Kazan levantó los decretos de Agar, lo que dispuso va más allá en el aislamiento de los prisioneros políticos, pues prohíbe incluso los contactos entre ellos. Continuaremos hasta el fin", dijo un vocero de los huelguistas en Estambul.
La Cámara de Médicos de Turquía se quejó este viernes de que el Ministerio de Justicia aún no le autorizó a efectuar exámenes de salud independientes a los huelguistas.
Familiares de prisioneros se concentraron este jueves en Estambul para protestar contra las condiciones de las cárceles. La manifestación fue disuelta por la policía, que arrestó a ocho ancianas que la engrosaban.
De unos 50.000 presos que residen en las 643 cárceles de Turquía, 8.445 son dirigentes izquierdistas o del PKK y 344 derechistas o fundamentalistas islámicos, de acuerdo con datos difundidos por el Ministerio de Justicia. Del total, 136 son presos de conciencia, entre ellos escritores y periodistas.
Los presos políticos se encuentran en 47 penitenciarías, pero en su mayoría se encuentran en la prisión de Diyarbakir, donde se confinó a 1.062, y en Bayrampasa, en Estambul, con 745 prisioneros. (FIN/IPS/tra-en/nm/rj/mj/ip hd/96